No hace falta decir que la UE se está pudriendo por minutos. El desconcierto y la indecisión son evidentes. A ello ayuda las diferentes culturas económicas: Los alemanes ven esto como un problema que no entienden bien por qué va con ellos. Los periféricos (o PIGS) somos más bien de la orden mendicante de la "solidaridad" de los demás. El caso es que se está extendiendo la sospecha de Grecia a los demás, y en ello podemos que dar todos enterrados. El bono girego está ya al 10,44% a 10 años, a 7,44% del bono alemán. Mejor cortar por lo sano.
Nouriel Roubini pone las cosas en su sitio; el plan A (el que se están pensando y repensando) de salvación de Grecia nos hundirá a todos, pues sería insuficiente. mejor lo que él llama el plan B:
Se trata de empezar por el inevitable final: una reestructuración de la deuda de Grecia con una quita que, en todo caso, será mayor cuanto más se tarde en asumir su inevitabilidad.
La restructuración tendrá un efecto den los mercados de retraimiento de las deudas de los demás pigs. Aumentará su rendimiento; pero, también aumentaría si no se hiciera la dichosa resctructuración. Por una parte, seviría de alarma para los zapateros de turno a los que se conminaría a ponerse a la tarea;
Pero no todo ha de ser palo; hacen falta zanahorias: un mayor esfuerzo del FMI y el programa de la Unión Europea para ayudar a Grecia y prevenir el contagio de otros y, muy especialmente,
una mayor expansión monetaria por el Banco Central Europeo, y estímulo fiscal de la demanda doméstica en Alemania.
Yo estoy de acuerdo con Roubini en adelantarnos a los acontecimientos y a que éstos se agraven. Y estoy de acuerdo en comezar YA por un acuerdo de reestructuración de la deuda griega. La expansión monetaria del BCE, que aquí ya se ha propuesto, es invitable si no se quiere que el dinero escaso se refugie en Alemania y deje en deflación gran parte de la zona. De hecho, es lo que está empezando a pasar: la deuda alemana ya está muy buscada como refugio. Esto, en un contexto de riesgo deflacionario, debido a la contracción económica de los países afectados -y por ende, en la zona- tendría el efecto añadido de devaluar el euro, que buena falta hace a los países en caída.
(Lo que no compro es la expansión fiscal alemana, que no veo qué pinta aquí si no es por reflejo keynesiano.)
Pero en esencia: Saber que la reestructuración griega es inevitable, que los demás países han de ajustarse para que a ellos no les llegue, y un aumento de la masa monetaria (que de todos modos se produciría por la necesidad de Trichet de aceptar como colateral la deuda de los países en sospecha, si no quiere una implosión brutal del euro) es la única alternativa. Es de suponer que el default griego sería una sacudida suficiente para los mandatarios españoles. Esto es un poco optimista, pero bueno, supongamos.
Si no: deflación, explosión de la deuda, defaults en cadena, depresión económica, inestabilidad social constante, y como colofón, el euro quemado y astillado diez años después de su lanzamiento. Eso sería un panorama que se comería varias generaciones en la frustración más negra.
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