Es lo que siento con los cejistas almodovariano que, una vez más, quieren acabar con la Transición levantando cadáveres de la Guerra Civil. Cuando Carrillo, "Marqués de Paracuellos", se pasea libre por la calle porque los españoles acataron la amnistía que todos aceptaron como un paso adelante para dotarnos de un régimen democrático. Nosotros también tuvimos que mordernos la lengua entonces, y no digamos los familiares de las víctimas que todavía viven.
Pero esto tiene el mérito de dejar al descubierto su escasa capacidad mental, y su nula independencia del poder, algo de lo que se vanaglorian por que son de izquierdas, y ellos poseen al verdad. Almodovar resulta además un pésimo actor, risible en su papel de republicano ejecutado, y espero que se le atragante el dinero que ha sacado de esto (antes y después, en especies o en subvenciones). Idem para los demás descerebrados que viven al margen del la civilización.
En estos momentos graves de España, son los subsidiados de oro los que cuirosamente más se muestran como niños malcriados. Están acostumbrados a la vida del bufón, que recoge lo que la mano del rey tira desdeñosamente y los perros no quieren; ahora lo llaman "ayudas al cine". Acaban creyendo que son la sal de la tierra, cuando maldita la gracia que tiene que vivan de nuestro dinero. Hasta que no les recorten a ellos las dádivas bufonescas, no dejarán de levantar sus pitañosas y casposas cejas impertinentemente.
¡Qué pesadilla inacabable!
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