En FT, un muy buen artículo de John Authers sobre lo inusual de las prácticas empresariales con sus accionistas en EEUU.
En el presente, las compañías no financieras tienen un colchón de liquidez del 6% del total de activos, algo nunca visto en seis décadas. Las empresas, con grandes beneficios (los beneficios han subido al nivel más alto desde los años cincuenta), obtenidos gracias a los bajos costes financieros, no gastan, pero tampoco distribuyen dividendos. Motivo: la incertidumbre. Es el indicio más sólido de incertidumbre, a la vez que la razón más importante de la falta de inversión y empleo.
Pero la incertidumbre también la tienen lo accionistas, que se han vuelto cortoplacistas (o sanchopanzistas), y no quieren más acciones, quieren dividendos: quieren cheques, nada de que lo que no se distribuye aumenta de valor. Consecuencia: un tira-y-afloja entre el deseo de cobrar dividendos (pillar chaco), y la racanería empresarial, que no quieren soltar cacho.
(Estas trifulcas no se plantean en España, porque aquí no hay tantos accionistas que vivan de su capital. Aquí casi nadie vive del capital de riesgo.)
Total, que Apple, la Cía más rica del mundo, que nunca ha repartido beneficios, no ha subido tanto en bolsa, ha sido castigada porque los inversores se han vuelto cortoplacistas: quieren liquidez, no menos que las firmas.
En otras palabras, sigue manifestándose el síndrome de la falta de liquidez, o de la demanda muy por encima de lo normal.
En ello influye la baja rentabilidad de los bonos, fuente habitual de un rendimiento regular. Los bonos eran siempre lo regular, las acciones la capitalización. Ahora a las acciones se les exige lo que antes eran los bonos. Más, si la población envejece, y quiere pillar cacho ya, no esperar a morir con grandes capitales. Y el gobierno se encuentra entre dos fuegos, pues si sube el impuesto a los beneficios, menos gastarán las empresas en inversión, pero si no lo hace, mayor será el déficit. Creo que si el banco central emite más dinero, hasta que la demanda de liquidez sea más que saciada y sea restablecida la normalidad, sería positivo; pero ignoro si sería suficiente; necesario sí, pero no sé si suficiente. La normalidad significa mayor confianza en el futuro valor de los activos, un alargamiento de los horizontes temporales, y una asunción general de que la economía va a crecer establemente en el futuro. Para ello unas sólidas expectativas de inflación mayor -más que el 2% buscado por la FED- sería de gran ayuda. Eso ampliaría el margen de las empresas y reduciría el atesoramiento de liquidez. A su vez aumentaría el ritmo del consumo, tanto por el mayor empleo como por las expectativas de rentas más altas. Pero la relación directa y única entre la falta de confianza y la liquidez no creo que lo explique todo.
He de añadir: esto no tiene nada que ver con NUESTRO problema, mucho más dantesco, perentorio y amenanzante -y mucho más dependiente de la liquidez, como se ha demostrado en el corto respiro dado por el BCE. Pero no hay comparación posible. Allí están luchando simplemente por acelerar el crecimiento; aquí estamos luchando por eludir el APOCALIPSIS. Apocalipsis que puede contagiar al mundo, claro.
En el presente, las compañías no financieras tienen un colchón de liquidez del 6% del total de activos, algo nunca visto en seis décadas. Las empresas, con grandes beneficios (los beneficios han subido al nivel más alto desde los años cincuenta), obtenidos gracias a los bajos costes financieros, no gastan, pero tampoco distribuyen dividendos. Motivo: la incertidumbre. Es el indicio más sólido de incertidumbre, a la vez que la razón más importante de la falta de inversión y empleo.
Pero la incertidumbre también la tienen lo accionistas, que se han vuelto cortoplacistas (o sanchopanzistas), y no quieren más acciones, quieren dividendos: quieren cheques, nada de que lo que no se distribuye aumenta de valor. Consecuencia: un tira-y-afloja entre el deseo de cobrar dividendos (pillar chaco), y la racanería empresarial, que no quieren soltar cacho.
(Estas trifulcas no se plantean en España, porque aquí no hay tantos accionistas que vivan de su capital. Aquí casi nadie vive del capital de riesgo.)
Total, que Apple, la Cía más rica del mundo, que nunca ha repartido beneficios, no ha subido tanto en bolsa, ha sido castigada porque los inversores se han vuelto cortoplacistas: quieren liquidez, no menos que las firmas.
En otras palabras, sigue manifestándose el síndrome de la falta de liquidez, o de la demanda muy por encima de lo normal.
En ello influye la baja rentabilidad de los bonos, fuente habitual de un rendimiento regular. Los bonos eran siempre lo regular, las acciones la capitalización. Ahora a las acciones se les exige lo que antes eran los bonos. Más, si la población envejece, y quiere pillar cacho ya, no esperar a morir con grandes capitales. Y el gobierno se encuentra entre dos fuegos, pues si sube el impuesto a los beneficios, menos gastarán las empresas en inversión, pero si no lo hace, mayor será el déficit. Creo que si el banco central emite más dinero, hasta que la demanda de liquidez sea más que saciada y sea restablecida la normalidad, sería positivo; pero ignoro si sería suficiente; necesario sí, pero no sé si suficiente. La normalidad significa mayor confianza en el futuro valor de los activos, un alargamiento de los horizontes temporales, y una asunción general de que la economía va a crecer establemente en el futuro. Para ello unas sólidas expectativas de inflación mayor -más que el 2% buscado por la FED- sería de gran ayuda. Eso ampliaría el margen de las empresas y reduciría el atesoramiento de liquidez. A su vez aumentaría el ritmo del consumo, tanto por el mayor empleo como por las expectativas de rentas más altas. Pero la relación directa y única entre la falta de confianza y la liquidez no creo que lo explique todo.
He de añadir: esto no tiene nada que ver con NUESTRO problema, mucho más dantesco, perentorio y amenanzante -y mucho más dependiente de la liquidez, como se ha demostrado en el corto respiro dado por el BCE. Pero no hay comparación posible. Allí están luchando simplemente por acelerar el crecimiento; aquí estamos luchando por eludir el APOCALIPSIS. Apocalipsis que puede contagiar al mundo, claro.
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