"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 22 de diciembre de 2012

Viva el euro

En FEFEA, Tano Santos explica muy bien por qué debemos no engañarnos con esperanzas vanas.

Las claves son;

A) Un endeudamiento exterior que, como los prestamistas privados ya no quieren financiar, su refinanciación (vital, pies nos permite seguir manteniendo un mínimo nivel de vida) se ha puesto en manos de acreedores públicos, básicamente el BCE y el MEDE.

A la Izquierda, la posición neta internacional demEspaña, en % de PIB.

De ese total, la mayor parte es privada, sobre todo bancaria, que se está financiando por el BCE y por la ayuda oficial obtenida del MEDE (pero que corre a uñeta el Gobierno, es decir, es deuda española).

Por esta vía, se está asistiendo a un proceso de transferencia de la deuda exterior de acreedores exteriores a residentes interiores, a través de canales de ayuda oficiales, de modo que al final será deuda asumida por los contribuyentes españoles.

Como dice el autor:

El interés de nuestros acreedores extranjeros ha sido siempre que “España” pague y si eso requiere la socialización de las pérdidas, esto es la asunción de las pérdidas latentes en el sector privado, sobre todo las bancarias, por parte del contribuyente español pues que así sea. En el origen de los problemas de la Eurozona estuvo la negativa a reestructurar la deuda, esto es, a declarar insolvencias e imponer quitas en un principio y luego dar marcha atrás y reestructurar la deuda griega. El error fue lo primero, no lo segundo pero la incertidumbre ha inducido notables problemas de refinanciación en los países periféricos.
Como se ha venido comentando en varios medios, lo que viene ocurriendo en nuestra economía desde hace ya tiempo es la sustitución de un pasivo por otro.
Pero el párrafo más significativo viene después. La estrategia de la Eurozona, que es básicamente que paguemos hasta el último euro, sin inflación y sin Hair-Cuts, delinea un futuro sin muchos puntos de fuga:
Dados estos razonamientos, ¿Cuál es nuestro futuro? No ha de esperarse mucho. Refinanciados y atados en corto, España va a pagarlo todo, hasta el último centavo. Europa no quiere más experimentos, por ahora, con restructuración de deudas y ahora que nuestro país está refinanciado “oficialmente” se va a intentar que lo pague todo, como se hizo inicialmente con Grecia también, dicho sea de paso. Nada es probable que ocurra hasta que nuestro endeudamiento exterior disminuya, y se produzca la repatriación del riesgo español que evite que España contamine al resto de la Eurozona, y esto requiere que nuestro país produzca sostenidos superávits en su cuenta corriente. Como España jamás ha sido, a pesar de la existencia de un saludable sector exportador, un “tigre mediterráneo” y las perspectivas de crecimiento internacional tampoco son muy halagüeñas no es probable que esto se traduzca en una disminución notable del desempleo. El futuro económico de nuestro país es por tanto el de la cigarra que habiéndose corrido una fiesta espectacular tiene que desarrollar los hábitos pacientes de la hormiga para devolver lo prestado. ¿Funcionará? La senda por la que vamos a caminar es estrechísima y cualquier contratiempo, ya sea político o económico, puede resultar en descarrilamientos: Los riesgos son altos.
De todo esto se sigue también que las esperanzas de que la Eurozona, que nuestros acreedores, avancen en la creación de instituciones que permitan la socialización de pérdidas, incluso de forma contingente, al nivel del contribuyente europeo son absolutamente vanas. Y es por ello que la muy mencionada unión bancaria, si incluye un fondo de garantía de depósitos europeo, es por ahora y a corto y medio plazo una quimera. Probablemente el primer paso sea una estructura supervisora pero que no contemple garantía europea alguna. Nos toca satisfacer nuestras deudas y nuestros socios piensan, con algo de razón, que bastante hacen ya refinanciándola a tan bajos intereses. Toca pagar y nada más.
En suma, no somos Grecia, pero nos quieren hacer un griego. Viva el euro.