"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 15 de febrero de 2013

Pasión nacional

No, no, no... Así no, así no, que no... Leer el periódico todas las mañanas se ha convertido para mí en un inmenso placer. Tantos casos de corrupción, que quieren que les diga, son muy excitantantes para mi. Creo que nunca me he divertido tanto. Me gustan las crisis. Me gustan las descalificaciones, los insultos, sentirme escandalizado.

Para que no me llamen desalmado, les voy a explicar algo. Por las noches me duermo leyendo una novela de serie negra, llena de crímenes salvajes, asesinatos, muertes pagadas con muertes, políticos y narcos compinchados, que si las FARCs que si la Contra, que si los Federales matan a policías locales, en fin una salvajada. Me gusta, lo reconozco. Pero luego duermo como un bendito, sabiendo que por la mañana me voy a encontrar con un periódico lleno de de corrupción, sí, pero lo que pasa es que aquí el meollo está en el ladrillo, no la coca. Y, además, no se matan entre sí. Comprenderán que es un consuelo ver que la realidad es mucho más noble, suave y caballeresca que la ficción.

Marx decía que el sistema capitalista era una organización que iba del dinero a la inversión, y de la inversión al dinero, D-C-D, como último fin real el capitalismo. Se equivocaba. En España el orden correcto es L-D-L., Ladrillo-Dinero-Ladrillo.
Si se fijan, todo lo que mueve la acción de los malos en las novelas es la coca o el trafico de armas. En España, es el ladrillo. Es la obsesión nacional. Lo digo en serio, ha habido suicidios por desahucio. Eso indica que es una pasión, pasión nacional. La pasión nacional más incontinente en España no es el sexo, las drogas, o el dinero. Es el ladrillo. Y sin embargo, a pesar de todo, no hay asesinatos; hay " recolocaciones", traslados, de un escaño a una conserjería en una empresa amiga (aquí todos y todas son amigos), aunque esto, con el "paquete" de la reforma bancaria, se está poniendo difícil, porque ya no hay Cajas de Ahorro donde pasar una temporada "a la sombra", eso sí, cobrando un dineral de dietas. Esa cómoda salida se ha jodido.

En todo caso, son unos caballeros entre ellos, no se mandan sicarios a visitar, no, se intercambian recolocaciones, sinecuras, hoy aquí mañana allí. Eso si las dietas cada vez más altas.

El ladrillo lo mueve todo, porque mueve pasiones, y lo que mueve pasiones mueve intereses. Es la coca de España. Toda la financiación política viene del ladrillo, directa o indirectamente. Los grandes políticos cobran un dineral que creen que es retribución de sus méritos, pero no. Es el excedente del ladrillo. Para disimular, el Gobierno asigna unas subvenciones a los partidos, y eso es la caja A. El 90% de los ingresos de esa caja son subvenciones. De ahí salen los sueldos A de los de arriba del partido, que, inmediatamente ¡lo invierten en ladrillo! Eh, ¿no se lo decía yo? Ladrillo, pasión nacional. Aparte de eso, hay la caja B, que es, por definición oculta, pero de lo poco que se sabe, a veces da lugar a pagos en especie, por ejemplo, un apartamento de lujo en Guadalmina... ¡Ladrillo otra vez! Pasión, pasión. Es decir, sea por A o por B, la gente se siente atraída como por una droga por el ladrillo. Compra mas ladrillo que el que consume (el que puede), de tal forma que dejará ladrillos a los descendientes de su cuarta generación, que se matarán entre ellos para quedarse con la mayor parte...

En USA no. En USA el que no puede pagar la hipoteca deja la casa y se va a una caravana. Mientras, podrá seguir consumiendo lo que le es habitual, incluso coca. Pero no siente ese apego al ladrillo, por el que damos nuestra vida. Eso aquí sería considerado indigno, intolerable, mejor encadenarse al water y llamar a los vecinos, o cambiar la ley hasta que sea imposible el desahucio. Cabrones, Hijos de puta, no nos moverán.

Algunos horteras, generalmente los que venden pisos, están obsesionados con el Yate. Pero eso es muy minoritario, pues la mayoría preferimos un pisito a algo que se puede hundir en el mar. Sí, nos gustaría una chabola al borde de la playa, con su chiringuito, pero no más allá. Los yates, para los horteras.

Ahora están dándole vueltas a una reforma, de la cual saldría un país nuevo, sin corrupción. Perdonen mi escepticismo. Creo que no saldría nada nuevo. No son los políticos los únicos que tiene defectos. Somos todos. Todos engañamos al fisco, todos intentamos pagar en B, todos eludimos los impuestos si podemos, y todos queremos ladrillo, mucho ladrillo. Y eso crea dinero, y ese dinero ha de quedárselo alguien.

Dicen que la cosa está mal, y sí, es verdad. Pero está mal porque el ladrillo lo está mal. No hay crédito para comprar ladrillo. Si quieren arreglar la economía, deben levantar el ladrillo.

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