En "Los avales no salen gratis" (El Mundo de hoy) Torres Díaz, inspector de hacienda, explica algunos problemillas de la banca española.
Hoy el gobierno aprobará una disposición que permite a la banca contabilizar como capital los créditos fiscales diferidos. Esta es una figura curiosa, por no decir sospechosa. Se trata de contabilizar en el balance de voy, como activo homóloga le a capital, los bonificaciones fiscales que percibirán en el futuro en razón de rebajas fiscales esperadas o deducciones aplicables a pérdidas.
Como dice Torres Díaz, esto puede ser un fraude diferido, por que si el banco quiebra, los acreedores encontrarán que esos créditos del activo no son más que humo.
Hoy el gobierno aprobará una disposición que permite a la banca contabilizar como capital los créditos fiscales diferidos. Esta es una figura curiosa, por no decir sospechosa. Se trata de contabilizar en el balance de voy, como activo homóloga le a capital, los bonificaciones fiscales que percibirán en el futuro en razón de rebajas fiscales esperadas o deducciones aplicables a pérdidas.
Como dice Torres Díaz, esto puede ser un fraude diferido, por que si el banco quiebra, los acreedores encontrarán que esos créditos del activo no son más que humo.
El gobierno, al autorizar contabilizar estos activos futuros como presentes, esta comprometiéndose a poner el dinero en caso de crisis de la entidad. Es decir, que la cuenta a favor de los contribuyentes de la ayuda al rescate bancarío, dista de haberse cerrado.Si una empresa entra en liquidación, los acreedores intentarán cobrar sus deudas con los activos de la empresa. Sin embargo, si sólo hubiese créditos por impuestos diferidos, los acreedores no cobrarían nada, ya que el derecho de la empresa a pagar menos impuestos sobre beneficios en el futuro no le sirve a un acreedor para nada. Por esa razón, las normas de Basilea III excluyen estos créditos fiscales del capital mínimo de solvencia. La banca española tiene nada menos que 51.000 millones de euros en estos créditos por activos fiscales diferidos, según el informe del FMI de julio. Hay incluso dos entidades en las que más del 60% de su capital serían créditos fiscales diferidos.
En consecuencia, los 51.000 millones de créditos fiscales se corresponden con el 30% de las pérdidas extraordinarias que la crisis ha ocasionado en los bancos. Esto supone que la banca ha perdido unos 170.000 millones de euros en esta crisis, un 17% del PIB, una cifra monstruosa y que indica la enorme profundidad de la crisis en el ámbito financiero. Estas pérdidas las han soportado accionistas, preferentistas y finalmente, todos los españoles a través del FROB.
Del rescate europeo de 100.000 millones se han dejado sin usar 59.000 millones. Sin embargo, la banca no puede computar los 51.000 millones de crédito fiscal como capital. Para solucionarlo se está estudiando que el Estado avale estos créditos fiscales; es decir, que si la entidad entra en liquidación, o por cualquier razón el crédito fiscal se deteriora, el Estado pague al Banco. Es una solución, pero no es gratis.
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