Las elecciones han sido una derrota del PP bien merecida, pero también un paso más hacia la inestabilidad de España. Podemos gana peso en la caída hacía el caos. La fragmentación de hoy no es más que un paso hacia una España rota totalmente. C'i no ha sabido ser la fuerza equilibradora. No creo que llegue mas lejos.
Cuando lleguen las elecciones de noviembre, la cosas habrán ido mucho peor. Un gobierno putrefacto tendrá que lidiar con el desafío catalán en septiembre. ¿A quién se le ha ocurrido este calendario infernal? El PP está amortizado para noviembre. La única esperanza es que el PSOE se capaz de hacer un programa de verdad de gobierno, pero hay un tremendo escollo en la Diada de septiembre: una región que va a declararse independiente.
Amargo despertar para muchos, alegre despertar para otros, que no se enteran de nada. Porque la verdad es que un país tiene su destino bien escrito en la historia, pero nadie lo quiere ver. Nosotros somos un país mediocre sin sitio en Europa. Todos los factores clave van en contra nuestra. La población. La educación. La falta de espíritu capitalista. El pedigueñismo. La envidia corrosiva. La fractura generacional tan lacerante como evidente en el abismo entre los viejos y los nuevos partidos. La fractura geográfica: ya no hay un partido nacional. El próximo será Podemos, y entonces será mejor estar lejos de aquí.
Solo nos moviliza el odio. No somos un país democrático, somos una país de pulsión suicida recurrente. Treinta y siete años desde la ultima Constitución, y está ya en peligro. Esa es nuestra historia de verdad. Estas elecciones tienen un fuerte sabor a las municipales del 1931, que ganó la derecha dinástica en el campo, pero perdió en las grandes capitales. No se puede gobernar desde una mayoría birriosa desde el agro. Se ha abierto una dinámica de confrontación, no de reforma. Ese espíritu de confrontación antes era minoritario, pero están ahí, socabando. Po primera vez, esta al alcance de poder romper la Transición.
Para ser un país democrático hay que respetase a si mismo.
El camino a seguir ya esta escrito en otros países europeos. Grecia, por ejemplo, muestra a dónde puede llevar la irresponsabilidad y el frentismo. Cada país tiene su estilo, pero tenemos en común la fatua del euro.
Ahora Rajoy no va a tener ni la supuesta recuperación económica donde agarrarse. Ni es cierta ni nadie le va a creer ya. El efecto económico del terremoto se encargará de lo demás. Veremos a partir de mañana como defiende las cifras de ficción de la economía española, que veíamos antes en este gráfico:
Amargo despertar para muchos, alegre despertar para otros, que no se enteran de nada. Porque la verdad es que un país tiene su destino bien escrito en la historia, pero nadie lo quiere ver. Nosotros somos un país mediocre sin sitio en Europa. Todos los factores clave van en contra nuestra. La población. La educación. La falta de espíritu capitalista. El pedigueñismo. La envidia corrosiva. La fractura generacional tan lacerante como evidente en el abismo entre los viejos y los nuevos partidos. La fractura geográfica: ya no hay un partido nacional. El próximo será Podemos, y entonces será mejor estar lejos de aquí.
Solo nos moviliza el odio. No somos un país democrático, somos una país de pulsión suicida recurrente. Treinta y siete años desde la ultima Constitución, y está ya en peligro. Esa es nuestra historia de verdad. Estas elecciones tienen un fuerte sabor a las municipales del 1931, que ganó la derecha dinástica en el campo, pero perdió en las grandes capitales. No se puede gobernar desde una mayoría birriosa desde el agro. Se ha abierto una dinámica de confrontación, no de reforma. Ese espíritu de confrontación antes era minoritario, pero están ahí, socabando. Po primera vez, esta al alcance de poder romper la Transición.
Para ser un país democrático hay que respetase a si mismo.
El camino a seguir ya esta escrito en otros países europeos. Grecia, por ejemplo, muestra a dónde puede llevar la irresponsabilidad y el frentismo. Cada país tiene su estilo, pero tenemos en común la fatua del euro.
2 comentarios:
Hasta el momento este es el mejor comentario que he leído de las elecciones de ayer.
Estremece pensar que TO-DOS los partidos que realmente medran en el sistema se basan bien en el odio (especialidad de los nacionalistas: odio a los españoles) bien en la envidia (especialidad de IU/Podemos: crujir a los ricos, pero incluso los que ganan 60.000 euros al año son ricos y hay que meterles un IRPF del 50%...) bien en el clientelismo (especialidad del PSOE). El PP lo ha hecho muy mal, pero ¿que me dices del PSOE andaluz?, ¿han sufrido el mismo castigo? Partidos como el PP o Ciudadanos, partidos naturales de la clase media, son odiados por todos los demás como jamás se odió al PSOE ni siquiera después del paso de Zapatero, de él decían: "si es tonto, no sabe más"; y ojo al odio que ya se vislumbra por los de C`s sin que hayan hecho nada aún, ¡imagínate cuando lo hagan! A nadie le cabe duda de que tendrán que pactar, todos los demás los odian con toda su alma. ¡Otra vez las dos Españas!
"¡El horror! ¡El horror!"
Gracias, aunque me gustarïa equivocarme. Pero me temo que no. En todos los análisis que leo falta la parte más profunda, que es la emocional. Desgraciadamente es así. La base de los resultados debería ser la clase media, no ese "Centro" abstracto tan traído y llevado. Elisa de la Nuez basa su artículo ya citado en eso: la clase media. Solo que ella confiaba en que existe, y yo no. Es decir, dí existe, paro menguante, y desgraciadamente el PSOE no se dirige a ella. Solo con que el PSOE deseara los votos de la clase media, las cosas serian diferentes. Pero no, solo Felipe y Alfonso Guerra contuvieron las hordas de rojos. Así les va.
No olvidemos las grandes errores del PP, que también se olvidó de la clase media. Se dedicó a gobernar para los "mercados": la banca, el Ibex, el BCE, el euro...
Con el euro sobrevolando la zona arrasada, la clase media va de culo u contra el viento.
Publicar un comentario