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DECADENCIA DE OCCIDENTE

sábado, 31 de octubre de 2015

¿En qué momento se jodió el Perú, Zabalita? La historia privada de las naciones

Es la pregunta que se hace Santiago Zabala, protagonista de la inmensa novela de Mario Vargas Llosa, "Convesaciones en la catedral". Una pregunta que se hace varias veces a lo largo de la narración, pero nunca encuentra respuesta.
Zabalita se hace una pregunta de gran calado, de talla histórica: lo que le inquieta es cómo la caída de su País ha afectado a su vida, la de lo suyos, los peruanos en general. Perú se ha desviado de una trayectoria, y nada de lo que hacen los responsables parece servir más que para acentuar la caída. Estos malvados, como el ministro Cayo Bermúdez, son malos y corruptos, claro, pero no son los culpables de la deriva: hay como un designio fatal de otros poderes inhumanos que es el que ha puesto a Cayo Bermúdez en el poder. Éste no es más que un títere manejado por el destino.
¿Tienen los paises su destino, una vida propia inasequible a los planes de los hombres?
 
Enric González tiene una brillante columna sobre la deriva de España de su esplendoroso futuro que le esperaba cuando instituyó la democracia y se enroló en la Comunidad Europea. Enric sugiere que España lleva una historia de desencuentros con la modernidad y con la historia de los países de enrededor.
 
"Han oído hablar, seguramente, de esa gente que jamás pierde la oportunidad de perder una oportunidad. La frase suele aplicarse a los palestinos, pero sirve también para muchas otras sociedades. La española, por ejemplo. España ha vivido más de dos siglos perdiendo, una y otra vez, el tren de la Historia. Estaba ocupada en cosas de curas, carlistas y tronos mientras otros, durante el siglo XIX, se afanaban en construir sus naciones. Estaba reventándose con su propia guerra mientras las otras naciones europeas preparaban la guerra mundial, segunda parte. Se envileció, luego, con una dictadura autárquica mientras la Europa occidental se beneficiaba del Plan Marshall y daba los primeros pasos hacia la unión.La cosa de las oportunidades perdidas y los trenes que pasaban de largo pareció acabarse con las elecciones de 1977, la Constitución de 1978 y, sobre todo, el ingreso, en 1985, en la Comunidad Europea. Sin embargo, la estabilidad política y el dinero que llovía desde Bruselas no se aprovecharon bien. España se hizo más rica, no más inteligente. Decayeron la educación, la cohesión, la industria, las instituciones, la moral pública y hasta el sentido común. Un día nos despertamos y descubrimos que estaba todo podrido, que debíamos hasta la camisa y que necesitábamos reformar el país de arriba abajo. En esas seguimos."
Haré un inciso: diría que no sólo los Carlistas jodieron a España. La invasión napoleonica fue arrasadora (también para Napoleón). Lo que vino después es una consecuencia de ese hecho. Es cierto, España no supo mantener el desafío de la modernidad. Se perdió en guerras internas - en las que incluyo (olvido imperdonable de Sopena EG) las guerras cantonales de la primera Republica-. Sólo en 1875 se enderezó el rumbo hacia lo que era común en Europa, pero luego otra generación quiso volver a empezar desde cero, cambiando los cimientos... Y los marxistas y nacionalistas en la República no actuaron especialmente responsables: la revolución de 1934 contra su propia Republica, la declaración de independencia del loco Companys... Todo eso deja mojones, señales inequívocas, de una tendencia a la anomalía...
 
No son más que algunas acotaciones a Sopena EG, que no rompen su estructura argumental, al contrario: La idea es esta: una desafección por una trayectoria que otros ya han seguido. Eventualmente, un intento de ponerse al día, como en 1985. Luego, de nuevo el fracaso de los intensos mejor intencionados. Sin embargo, no es lícito señalar culpables. El pueblo se ha equivocado, ha participado de los errores, los ha apoyado. Desde 1978, los ha votado. Ha votado masivamente a corruptos convictos. Luego aquí entramos en terreno pantanoso, cultural, que influye como el que más en la historia, pero no sabemos exactamente cómo.
 
¿No es el pueblo en gran parte responsable del caos catalán? ¿O es la ley electoral, que no permite reunir mayorías efectivas? Pero, ¿no ha influido también la estulticia patente de nuestros políticos? ¿O eso no es más que un reflejo de la falta de preparación del pueblo para defender la democracia?
 
Balzac decía: "Il faut avoir fouillé toute la vie sociale pour être un vrai romancier, vu que le roman est l’histoire privée des nations (BALZAC, Petites misères de la vie conjugale. No es casual que encabece la novela de Vargas Llosa, como si quisiera declarar sus intenciones). Unamuno, por su parte, decía que los verdaderamente importante es la intra-historia, la historia privada de los pueblos. A juzgar por la historia de lao países, no se puede eludir que hay un fondo de verdad en eso, aunque no pase de ser conjetural, no contrastable.
 
La tragedia de los exiliados sirios debería hacernos reflexionar sobre las consecuencias de un estado fallido, porque España podría llegar a serlo. Debería incitarnos a temer ciertas propuestas utópicas, alocadas. Pero, de ahí la inquietud por la historia de España: cuando se desvía, se ha empecinado en ir hasta el fondo, cada vez más esquinada de Europa.
 

2 comentarios:

  1. Creo que España empezará a mejorar cuando los españoles empiecen a tener mejor opinión de su país, de su historia y por tanto de sí mismos. En el resto de países europeos también han pasado cosas muy malas, y no por ello sus habitantes se auto-desprecian.

    Por ejemplo en los cincuenta y sesenta España se desarrolló a gran velocidad, y el mérito fue de los propios españoles.

    Un saludo

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  2. Sayo he sido partidario de esa visión. Es la visión que llamaría de Julián Marías en su libro "España en su historia". En ciertas cosas tiene razón. Pero España ha teñido peculiaridade sobre. Otros países. Yo no digo que no sea normal; es más, es uno de los mejores países del mundo para vivir.
    Pero el mismo escepticismo o incluso odio de los españoles contra sí mismos, no es un signo de particularidad? Es lo que más deploró, y lo achacó a la iquierdq de que nos hemos dotado, muy anti española.
    Hay cosas que no son normales: los carlistas. La Iglesia española. Los curas etarras. El vacuo pero peligroso nacionalismo catalán. El no menos vacuo vasco. Yo soy medio francés. Conozco mucho la viga íntima de los franceses. No tiene nada que ver. Por ejemplo, el vatioicismo francés con el español. El español es un catolicismo superficial y de festival. El francés es serio, devoto, el que va a misa va a misa, no va a cumplir con la mujer para ir luego a las cañas. Nocturno, vaya a una misa el domingo en París, la ciudad más atea del mundo, y vera que no, que la más atea es Madrid.

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