Espeluznante. Detrás de la mitología

El relato que hace Santiago González en su blog sobre él abuelo de Pablo Iglesias -que no era el abuelo de Heidi, precisamente.

Luego está lo de su abuelo. Si Zapatero, que es el inventor de todos estos modernismos, hizo de su abuelo fusilado el tótem de su Gobierno, Coleta Morada quiere hacer del suyo el patrono de su asalto a los cielos, pero llamando al timbre. De ahí que al igual que ZP fue en mitin de peregrinación al pueblo extremeño del capitán Rodríguez Lozano, Pablo Iglesias fue a dar un mitin al pueblo extremeño del suyo, Villafranca de los Barros, al día siguiente de su comparecencia en el foro de El Mundo.

Iglesias habló de su abuelo hace una semana en 'Aló, Pablo', ese programa de la Sexta que le administra Iñaki López. Y se manifestó 'emocionado' al recordar a su abuelo muerto hace 29 años. Como si estuviera viendo un video de Chávez. Es curioso que esa emoción sea compatible con no haber ido nunca al pueblo de su abuelo en sus 37 años de vida. Zapatero tardó más, 48, en hacer su primera visita a Alange, pueblo natal de Juan Rodríguez Lozano.
Es curioso lo que tardan las izquierdas en hacer el duelo. Zapatero está marcado de por vida por un abuelo al que fusilaron 24 años antes de su nacimiento, hasta el punto de haber heredado sus gustos gastronómicos. Fue impagable el diálogo con Pedro J. Ramírez, cuando el entonces director de El Mundo le ve espolvorear sal en el melón y el entonces presidente le explica que era una costumbre de su abuelo: los ricos le ponen jamón, pero los pobres lo sustituyen por sal. ¡Y está buenísimo! Lo que tiene la ignorancia. La combinación de lo dulce y lo salado es un clásico en el arte de comer desde hace siglos. La cosa fue al revés: un día, alguien decidió poner el contrapunto salado con una loncha de jamón, eso fue todo. Eso sin contar con unos gustos heredados de un difunto tan antiguo.
También le pasó a Iglesias. Su padre, que intervino en video, volvió loca a la concurrencia al decir que las aceitunas de Villafranca son las mejores del mundo. Pablo Iglesias fue preguntado, si volverá al pueblo de su abuelo a hacer campaña a Extremadura. No lo cree, pero si lo hace, dijo, probará esas aceitunas de las que habla su padre. Es asombroso que no las probara allí mismo, ya que estaba, o que comprara unos botes para llevarse a Madrid.
Entre los asistentes al mitin de Podemos no hubo ningún miembro de la familia Dorado. Cuenta Hermann Tertsch en 'Días de ira' que el 7 de noviembre de 1936, el abuelo de Pablo, el miliciano Manuel Iglesias Ramírez (de ahí Pablo Manuel) se presentó en compañía de otros colegas (Manuel Carreiro, El Chaparro, Jesús Yuste, El Cojo de los Molletes, Antonio Delgado, el Hornachego y otros dos de los que sólo constan los motes,El Vinagre y El Ojo de perdiz, en la casa de Joaquín Dorado Rodríguez de Campomanes, marqués de San Fernando con la misión de identificarlo, por ser del mismo pueblo. En el mismo viaje detuvieron también a su cuñado, Pedro Ceballos Zúñiga y Solís. Los entregaron en la checa de Serrano 43. Unas horas después fueron fusilados en la Pradera de San Isidro.

La historia no concuerda con la que cuenta el nieto. Tampoco en los tiempos. No es cierto que Manuel Iglesias "sufriera durante largos años la atenta mirada de la dictadura". Fue condenado a muerte en 1939, su pena fue conmutada por la de 30 años, pero fue puesto en libertad a los cinco años, en 1944. Y al año siguiente era colocado en el Ministerio de Trabajo, donde tuvo un pasar que le permitió dar carrera universitaria a los seis hijos que tuvo. ¿Saben quién era el ministro de Trabajo? José Antonio Girón de Velasco, el león de Fuengirola.
No es un caso aislado. Girón tenía debilidad por la reinserción del rojerío. Más por los anarquistas que compartían con la Falange el gusto cromático de la bandera roja y negra. Él fue el ministro que nombró delegado provincial en Zaragoza a Wenceslao Fernández de la Vega Lombán, el padre de María Teresa de lo Mismo, cuya represión era glosada por la ex vicepresidenta de Zapatero por tierra, mar y aire.