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DECADENCIA DE OCCIDENTE

viernes, 11 de diciembre de 2015

Juan Laborda y el impuesto sobre la renta de la tierra

En Juan Laborda encuentro una afirmación chocante, por lo que me apresuro a ver si la puedo confirmar o refutar. Dice Juan Laborda, en su siempre interesante blog,
 "En Estados Unidos, excluyendo la tierra y la vivienda, el capital se ha mantenido constante los últimos 40 años. Lo que ha disparado durante las últimas décadas la tasa de retorno del capital ha sido el valor de la vivienda y la tierra. Y como ya saben ustedes, un incremento del valor de la tierra o de la vivienda no aumenta necesariamente la capacidad para producir bienes y servicios. Blanco y en botella. Y no les quepa ninguna duda que los buscadores de renta patrios intentarán otra huida hacia adelante."
Todo esto viene a cuenta de una defensa de un impuesto sobre la renta de la tierra, aunque la defensa que hace Laborda es confusa, y como vemos a continuación, con datos falsos. En la imagen, vemos que eso de que en los ultimos cuarenta años el capital, restando tierra y vivienda, se ha mantenido constante, es rotundamente falso. La línea verde representa el capital acumulado no financiero empresarial, restando el valor de la tierra. Se mire como se mire, el capital productivo no se ha mantenido constante, todo lo contrario.
No sé si partiendo el capital total y sumando restando la inversión en vivienda saldría otra cosa, pero no creo. En todo caso, Laborda quiere referirse al capital productivo, que se habría estancado (sic) de cuarenta años hasta hoy. Refutado. Además, EEUU no habría experimentado el notable crecimiento en productividad de esos años.

Ahora un comentario a su entusiasmo sobre un impuesto sobre la renta de la tierra. Supongo que supone que este impuesto gravaría un factor estéril, improductivo, o especulativo, y eso permitiría desgravar al capital productivo, es decir, la inversión en bienes de equipo y el trabajo.

No veo claro que fuera neutral y sustitutivo de otros, aunque lo avalan nada menos (dixit Laborda) que Krugman, Stiglitz, Douglass North y etc. En todo caso, afirma que este impuesto se implementa en nuestra ya famosa Dinamarca, país en el que, como veíamos ayer, nos vamos a reconvertir en breve. Sobre eso no tengo más que decir lo que decía García Domínguez, citando a Josep Pla: no creo que sin ser daneses, podamos ser Dinamarca, país que soporta una presión fiscal del 56%, lo que no he visto aquí que se pueda aplicar sin crujir a la clase media aún más y convertirnos no en Dinamarca, sino en Marruecos.

La eficacia de un impuesto depende de cómo se trasmita su efecto a lo largo de la cadena social y productiva. Hay impuestos que se creen muy distributivos y luego el efecto neto es todo lo contrario, como los españoles sabemos tristemente con la contribución del capital a la seguridad social. Casi un 40% del salario bruto se dedica a eso, lo que trastoca bastante la formación del salario en el mercado laboral, forzándolo a la baja. Ese impuesto aumenta el paro a cada salario cotizado(1).

Ese impuesto sobre la tierra subiría lógicamente el precio de los alquileres, que habría de repercutirse a precios, lo que haríaquebrar las pequeñas empresas que están en el margen, y aumentar los subsidios a los efectivos públicos. Por ende, no veo que sea neutral, menos que la experiencia diga lo contrario.

Generalizando, no creo en una teoría fiscal única para todas la latitudes. Los sistemas impositivos son muy diversos, y en esto me inclino más por el escepticismo de Montesquieu en "Cartas Persanas" ( o de Pla), que en lo que digan un matemático economista que conoce el mapa pero no el territorio. El ejemplo de EEUU parece señalar que lo que es bueno para el capital es la baja presión fiscal. Y si se quiere apuntar uno a que la redistribución es más importante que el crecimiento, lo que es legítimo, debe decir claramente que eso afecta a otros objetivos. Es muy fácil declararse amante de la Tierra y enemigo del CO2, pero han tenerse en cuenta los costes.

(1) (Además, es una ficción aducir que eso sostiene la caja de la SS, lo que es una mentira como un piano. Esa Caja no existe, es una ficción contable que solo sirve para que los politicos se la arrojen a la cara sin que nadie se percate que la SS está en quiebra sistémica y aumentativa sin solución. La SS se alimenta de los impuestos, y punto. La Caja famosa está llena de telarañas ante el gigantesco pasivo actuarializado que soporta.)

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