"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 4 de mayo de 2016

Spengler y el Hombre Faustico

La lectura de Sapiens, que tanto recomiendo a Uds, me ha traído resonancias de La Decadencia de Occidente de Oswald Splenger. Un libro muy impreciso, pero desbordante, escrito con una pasión incontenible. Tan incontentible como el hombre Faustico, el hombre europeo que inventa y extiende una civilización, que se apaga cuando el hombre Faustico decae y muere. 
 El Hombre Faustico es muy parecido al hombre Europeo de Noah Harira, autor de Sapiens, que es el primero en unir el Imperio y la Ciencia en un interés común que le llevará a conquistar el mundo. Es el hombre que se infunde de confianza porque Dios está con él. La iglesia le apoya porque sus conquistas aportan millones de nuevas almas a la Iglesia, que se hace realmente universal.  El hombre Faustico abarca tanto la conquista como el afán de nuevos conocimientos, que le permiten a su vez ser más fuerte y confiando en cada nueva conquista. 
El descubrimiento del Nuevo Mundo es para Noah Harari el comienzo de ese nuevo hombre, mientras que para Spengler es el cambio de milenio, el año 1000, y el espíritu cirtesciense el comienzo.
Pese a esa diferencia, hay algo el lo que ambos coinciden: el hombre europeo-faustico es el primero de espíritu ilimitado. Lo que le diferencia de las civilizaciones anteriores es la infinitud, la falta de límites, en todos los sentidos y aspectos de la vida: arte, ciencia, milicia, poder, todo se alimenta mutuamente. Splenger, 

El alma occidental ha expresado su sentimiento cósmico con  extraordinaria abundancia de recursos, en palabras, en sonidos, en colores, en perspectivas pictóricas, en sistemas filosóficos, en leyendas y no menos en los espacios de las catedrales góticas y en las fórmulas de la teoría de las funciones. 

Harari,

El descubrimiento de América fue el acontecimiento fundacional de la revolución científica. No solo enseñó a los europeos a preferir las observaciones actuales a las tradiciones del pasado, sino que el deseo de conquistar América obligó asimismo a los europeos a buscar nuevos conocimientos a una velocidad vertiginosa. Si realmente querían controlar los vastos territorios nuevos, tenían que reunir una cantidad enorme de nuevos datos sobre la geografía, el clima, la flora, la fauna, los idiomas, las culturas y la historia del nuevo continente. Las Escrituras cristianas, los viejos libros de geografía y las antiguas tradiciones orales eran de poca ayuda. A partir de entonces, no solo los geógrafos europeos, sino los eruditos en casi todos los campos del conocimiento, empezaron a trazar mapas con espacios vacíos que había que llenar. Comenzaron a admitir que sus teorías no eran perfectas y que había cosas importantes que no sabían (véase la figura 24). F IGURA 24. El mapamundi de Salviati, 1525. Mientras que el mapamundi de 1459 está lleno de continentes, islas y explicaciones detalladas, el mapa de Salviati está casi vacío. El ojo resigue la costa americana hacia el sur, hasta que esta termina en el vacío. Quienquiera que observe el mapa y posea una pizca al menos de curiosidad se sentirá tentado a preguntar: «¿Qué hay más allá de este punto?». El mapa no da respuestas. Invita al observador a hacerse a la mar y descubrirlo. Los europeos fueron atraídos a los puntos vacíos del mapa. 

Spengler denomina Faustico al alma europea en honor de Goethe y su Fausto

Un anhelo de dulzura inconcebible.

me empujaba por las selvas y los prados,

y derramando lágrimas ardientes

sentí que un mundo se entregaba a mí.

Es una síntesis preciosa de la idea Faustica, como anhelo e impulso había el interior y el exterior. 

Pero las civilizaciones perecen. Spengler,

Llegará un día en que habrán cesado de existir el último retrato de Rembrandt y el último compás de Mozart, aun cuando siga habiendo todavía lienzos pintados y partituras grabadas; será justamente el día en que hayan desaparecido los últimos ojos y los últimos oídos capaces de entender el lenguaje de esas formas. Transitorio es todo pensamiento, todo dogma, toda ciencia, que dejan de existir tan pronto como se extinguen las almas y los espíritus en cuyos mundos sus «eternas verdades» parecieron necesariamente verdaderas. Transitorios han sido los mundos estelares, que contemplaban los astrónomos del Nilo y del Eufrates; en efecto, eran mundos para aquellos ojos, y los ojos nuestros—también transitorios—son harto diferentes. Sabemos eso. Un animal no lo sabe, y lo que no sabe no existe en la intuición de su mundo circundante. Pero cuando desaparece la imagen del pasado, desaparece asimismo el anhelo de dar a lo transitorio un sentido más profundo. Y así puede expresarse la idea del macrocosmos humano con las palabras a que toda nuestra exposición ulterior ha de estar dedicada: Todo lo transitorio es un símbolo. [LDO, I, 257-258]  


No hay comentarios: