Después vinieron cincuenta años de miseria creciente, de gobierno autócrata inmisericorde, de falta de lo más básico -acentuado con la caída del comunismo, el Gran maná del cielo rojo de Moscú -, que ha sido relatado por muchos disidentes que huyeron, como Reynaldo Arenas, o se quedaron en el exilio interior, muchos muriendo en carceles espantosas. Durante décadas el único ingreso era el turismo sexual, al que eran muy adictos señoritos de la izquierda española. Porque hay señoritos en la izquierda.
Sin embargo, Castro ha sido un icono de la Revolución, pero gracias a ser un protegido de la propaganda occidental. ¿Por qué Castro contaba con más complacencia y la URSS,que es lo mismo, no? ¿Por qué Ché Guevara sí, Kruschef no en las camisetas? Misterios de la estética y la justicia.
Igual que ahora hay jóvenes que no saben que llevan la imagen de un sanguinario cruel en la camiseta del Ché, nunca han identificado a Cuba con una tiranía comunista. El comunismo ha sido privilegiado por una propaganda omnicomprensiva, a favor siempre en ultima ratio. Mitos como la gran medicina cubana (aunque no había compresas para las mujeres), o que todos tienen igual renta - no dicen de miseria - han sido la mejor defensa de la Cuba comunista, pese a su fracaso rotundo. Si alguien ha ganado la guerra propagandística, ha sido Fidel, el genio de la mentira. El uniforme a todas horas, el verde oliva, la barba, la gorra militar, el gesto, los maratonianos discursos de varias horas... un genio.
No deja de ser irónico que haya muerto en el Black Friday, el gran día del consumismo occidental, en el que se habrán vendido millones de camisetas con su efigie o la de su odiado Ché. RIP. Algo cambiara necesariamente, pues el icono era el baluarte contra el cambio. Maduro, ese payaso, no tiene cachet para sustituirle.
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