"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 3 de abril de 2017

¿Debe el capitalismo crecer constantemente?

Estas reflexiones me vienen a través del blog Monetary Freedom, de Bill Wolsey. A mí, quizás erróneamente, me parece más sencillo que lo expresa este autor. 
El capitalismo - o cualquier economía, por cierto, si es que existe alternativa -, debe crecer constantemente, aunque no necesariamente en cantidad. No se trata de hacer exactamente los mismos productos y servicios en mayor cantidad, sino de innovar y de hacer nuevos p & s y con menos coste. 
La razón es sencilla: las necesidades perentorias de una gran parte de la sociedad crecen constantemente, y no sólo en cantidad, sino en calidad. Aunque fuéramos muy socialistas, todos querríamos mejor sanidad y educación para todos, más tiempo libre, más ocio, etc. Eso no se consigue distribuyendo lo que hay, sino acumulando capital y tecnología, mejorando calidades, frenado nuevos p & s. 
Por eso la mejora constante en la eficiencia en la producción - o la productividad - es deseable. Para eso es necesario que las empresas crezcan, ganen en economías de escala, innoven, desaparezcan cuando otra más innovadora inventa un nuevo producto, otras  sigan a ésta, se cree un nuevo núcleo de producción en la que unas pocas destacan, mientras en el semillero de las PYMES se prepara una nueva sorpresa, un nuevo diseño, que no podemos ni imaginar en el presente. 
Creo que Hayek tenía razón cuando formuló su famoso modelo en contra de la intervención estatal - aunque creo que lo llevó demasiado lejos -: el estado nunca podrá saber "por donde saltará la liebre", es decir, cuál será esa novedad que definirá el futuro. El estado actuaría con mucho retraso y torpemente a como lo hace, digamos, Microsoft, tanto en su gestión diaria y su innovación. Imposible. La función del estado es la política, y eso es incompatible con la empresa tal como la hemos perfilado aquí. El estado debería actuar de manera a interceptar lo menos posible con este diseño del capitalismo, aunque lo menos posible no quiere decir que no deba tener objetivos sociales, como la educación y la sanidad.  
Es un gran misterio hasta dónde debe extenderse las funciones del estado en la economía, pero un contra ejemplo de cómo no debe ser, es el modelo español: demasiados impuestos, demasiados gastos superfluos y duplicados, demasiada descentralización (contra las economías de escala) y, por supuesto, demasiada corrupción, y debilidad ante las presiones de los intereses espurios. 
En eso ha derivado la famosa Transición, que de modelo ejemplar a degenerado en una ineficiencia y un derroche insostenibles, aparte de la constante amenaza de ruptura. La Transición ha sido un sonoro fracaso. Al menos económico. Y el fracaso económico es como si todo fracasara. 
Este estado de cosas es desmoralizante y desvía los esfuerzos hacia los "cazadores de rentas", que tienen más posibilidades de cazar una sinecura que si se esforzara con la confianza de que le retribuyan por sus méritos.  
En este sentido, la izquierda española por convicción, y la derecha por debilidad, no ha sabido difundir y educar a los españoles en los mínimos básicos de una economía funcional. La izquierda socialista no ha sabido desengancharse del mono marxista, aunque no lo saben. Sus consignas son de lo mostrencas. 
Por eso las grandes empresas españolas y los mejores trabajadores  tienen una gran parte de sus inversiones en el extranjero. Por algo tenía que ser. 

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