Sobre esto, sobre lo que se les viene encima, también recomiendo el artículo de Roberto Centeno sobre las consecuencias económicas para los catalanes, si es que consiguen separarse de España. Desmonta todas las milongas que se cuentan los propios scesionistas a sí mismos. Cataluña no tiene ni tendrá la más mínima estructura para ser independiente. Eso está claro. Su nivel de vida sufriría un bajonazo espectacular. Su deuda aumentaría no sólo por eso, sino porque la expulsión del euro - es decir, la expulsión de los préstamos del BCE a la banca, porque el euro podrá circular, pero tendrá que crear un banco central que mita su moneda - provocaría una devaluación de dicha moneda de un 30%, lo que aumentaría la deuda denominada en ella, hasta un 170%-200% del PIB, aunque ahora lo que menos importa son las cifras.
Oídos sordos a estas verdades son lo que que explica el éxito de la movida en las calles, al menos entre los jóvenes alienados y algún que otro descerebrado.
Y éste es el mayor problema con el que se choca el Gobierno, que la calle es irracional, y una vez que se mueve es difícil de parar, sobre todo si cuenta con la bendición de tantos medios, como La Sexta y otros imperios televisivos, cedidos graciosamente por este gobierno a un tal Roures, comunista decidido a sacar el referéndum adelante y luego la independencia, sea cual sea el resultado del supuesto referéndum. Esto es lo que le debemos a la funesta estrategia de Soraya Sáenz de Santamaría & cía, conceder estas cadenas a amigos de los secesionistas, para que C's quedara asfixiado por la trompetería de Podemos y no le quitara votos al PP, estrategia del tipo que siempre se vuelve en contra del que la hace... y del pueblo español.
Ahora, la funesta SSS y su acólito Rajoy (es lo que parece a veces) tendrán que enfrentarse a su propio error, justo cuando la calle empieza a bullir y cualquier incidente se puede volver contra el Gobierno. Este gobierno está cada vez más sólo, porque el PSOE no aclara su posición. Además, los vascos no están por la labor de parar la independencia, por lo que ya amenazan con dejar de apoyar al gobierno. ¿Bastarán más concesiones económicas para que se mantengan quietos?
En todo caso, me temo que esto va para largo. No deja de tener razón Puigdemont cuando dice que sólo cuando España reconozca la independencia, dejará de tener obligaciones con Cataluña, lo que plantea un dilema curioso: España, lógicamente, no puede conceder la independencia, lo cual nos obligará a mantener nuestras obligaciones con los ciudadanos catalanes. Así, la única salida lógica es sacar el artículo 155 de la Constitución y aplicarlo de plano, cerrando las instituciones autonómicas golpistas y sustituyéndolas por una Delegación Excepcional que administre todo el dinero que viene de España. ¿Qué paradoja, no?
Por eso digo que esto va para largo, muy largo tiempo; no será fácil aplicar esa medida sin continuas rebeliones manipuladas por la CUP & Cia, y reproducidas por las cadenas afines. Por cierto, también habría que pensar en cerrar éstas, incluida TV3. Se acumula el trabajo.
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