Pero si finalmente prevalece el chantaje puigdemoníaco, imaginen esta secuencia infernal: El presidente del Parlament propone a Puigdemont como candidato ausente. El Gobierno recurre y el Tribunal Constitucional suspende la propuesta. A partir de ahí, se abren dos escenarios: en el razonable, se acata la sentencia y se busca otro candidato. En el irracional, se entra de nuevo en la 'vía Forcadell': se ignora al TC, se celebra el pleno y se vota ilegalmente a Puigdemont.
Naturalmente, el Rey no firma el nombramiento ni este se publica en el boletín oficial, ni hay toma de posesión efectiva. Lo que hay es prolongación del 155. Bloqueo institucional. Más querellas, más procesamientos, más encono social y más deterioro económico. En el forcejeo se agota el plazo y se convocan elecciones otra vez. Nueva mayoría independentista, que vuelve a proponer a Puigdedmont. Y así, ¿hasta cuándo?
Pero hay otra posible secuencia que empieza a aletear en el ambiente: aquella en la que Puigdemont consigue burlar a todos y el día 31 aparece en el Parlament, dispuesto a pronunciar su discurso de investidura. El Gobierno se vería en la tesitura de meter a la fuerza pública en el hemiciclo para interrumpir la sesión y llevárselo detenido,o esperar a que lo voten y arrestar a la salida al recién elegido 'molt honorable president' de la Generalitat. Ambas imágenes espeluznantes recorrerían el mundo.
Las consecuencias políticas serían aún peores. Rajoy se dejó gran parte de su crédito el 1 de octubre. Comprometió su autoridad asegurando que no habría votación ni urnas; pero el caso es que se votó, que se metieron impunemente 6.000 urnas por la frontera y que se obligó a la policía y a la guardia civil a hacer el ridículo tratando de impedir lo que ya no podía impedirse. Los efectos para el PP se notaron el 21-D y se ven en las encuestas recientes.
“Nosotros hemos sido los Gatopardos, los Leones; quienes ocupen nuestro lugar serán los pequeños chacales, las hienas; y todos, gatopardos, chacales y ovejas, seguiremos creyéndonos la sal de la tierra.”
1 comentario:
Bueno, los catalanes estan en su momento "febrero del 36"; la izquierda ha ganado ajustadamente en votos pero ha ganado mas olgadamente en escaños, media España no la apoya, asi que hay dos altenativas, conciliciacion y evitar el desgarro de la nacion con un pacto entre el centro derecha y el centro izquierda o... lo que vino a continuacion: pucherazo electoral, via libre a los revolucionarios y violencia por un tubo, con el consabido final. Hoy como ayer, han ido demasiado lejos (los dirigentes que acaban de ser ratificados en las urnas) para echarse atras. Como dice Boadella, necesitaran una catarsis colectiva para caerse del burro. Me pregunto cuantos algarrobos quedan en Cataluña...
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