Argentina fue un caso especial porque decidió, con el gobierno Mendel, y su flamante ministro de economía Cavallo, cifrar la estabilidad “definitiva” en un “currency board”, una idea maquiavélica que era como reinventar el patrón oro pero en chiquitito. Se creó una nueva moneda (de nuevo) cuyo destino fue ligado al dólar, a una paridad Peso/Dólar igual a uno. Es decir, a partir de ese momento, la oferta monetaria interna estaba ligada uno a uno con la oferta de dólares de la FED. Si ésta decidía reducirla por razones propias, argentina vería reducir su oferta monetaria le conviniese o no. O el ciclo argentino se ajustaba al de EEUU, o los movimientos monetarios serían aleatorios y contraproducentes.
El currency board se utilizó propagandisticamente para atraer capitales inversores, bajo el mantra de que ya no habría nunca más devaluaciones y crisis cambiarias. El Wall Street Journal (ferviente defensor del patrón oro) fue uno de los más firmes puntales en esa propaganda, encantado de que un país siguiera consignas de los movimientos libertarios.
O sea, que hubo una movida politico-mediática-empresarial importante.
Pero la estabilidad del tinglado dependía del azar, de la coincidencia de los ciclos financieros con EEUU. En 1995 hubo una crisis bancaria, con grandes fugas de capitales, y las casas matrices de esos bancos se negaron a hacer de prestamista de “última instancia” a sus filiales en Argentina. El BC no podía hacer nada, tenía las manos atadas por el Currency board. El país estuvo al borde del colapso, que llegaría un par de años después, en un caos político, económico, que pagaron lamentablemente las clases medias que tenían sus ahorros en bancos, denominados en pesos (igual a dólares) y en dólares, lo que no les sirvió de nada porque el gobierno les hizo el corralito y el corralón: les denominaron esos depósitos en un nuevo peso que valía tres veces menos que el famoso uno a uno... la diferencia, para la buchaca del gobierno.
... de nuevo Argentina vuelve a la misma senda que parece marcada por el destino. El nuevo presidente, que parecía un buen sustituto de la corrupción peronista de Kirchner, no ha conseguido controlar la inflación. De nuevo inflación de infarto, 25%, a lo que el BC ha respondido con un tipo de interés de 40%, lo que no ha frenado la huída de capitales y ha agravado las consecuencias de una sequía devastadora para el consumo interno y las exportaciones. Todo esto lo expliqué aquí, en detalle, aunque interesó a pocos. Ya he dicho antes que no he visto mención alguna en los medios, quizás porque estamos tan encelado con nuestras miserias, o lo bien que vamos.
Argentina tenderá a destruirse una vez más, pues son niveles de desequilibrio muy fuertes como para convencer a la gente que no se lleve su dinero. El impuesto nuevo que se ha impuesto a los inversores extranjeros, demagogia pura, es contraproducente. ¿Qué iba a ser si no? Todo esto repercutirá en los paises de su entorno, como Brasil, que está en una precariedad agónica.
No se que grado de impacto tendrá en los resultados de las empresas españolas que tienen allá intereses, pero supongo que habrá impacto. La verdad, no he seguido con detalle los movimientos de éstas empresas.
¡Atención a los populismos! Se empieza cediendo ante los pensionistas - que obviamente se han visto reforzados por la cesión del gobierno, y piden más - la deuda del gobierno aumenta, y nos encontramos en una crisis de pagos. En España hoy se está fomentando sin responsabilidad la cesión al último grupo de presión que surge, y eso añade puntos a la deuda PIB. Es más, a veces el gobierno se inventa él mismo el grupo de presión, como los funcionarios. Los pensionistas, repito una vez más y se ve en el gráfico, que son los únicos que han ganado poder adquisitivo.
El gobierno está cediendo peligrosamente a la demagogia aumentando la deuda pública, que en cifras reales, no maquilladas, llega al menos a 127% De PIB. La visiones rosáceas que nos ofrecen ocultan estos datos.
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