"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 2 de junio de 2018

Italia no ha hecho más que empezar...

Italia va a ser un problema peliagudo todo el verano, como nos explica Carmen Reinhart.
Primero, a la deuda oficial del 130% del PIB hay que sumarle el saldo negativo que Italia tiene pendiente en el TARGET2 (sistema de compensación Europeo de impagos entre bancos, que al final van a cargo del Banco de Italia, o sea, del gobierno), lo que lleva la deuda a un 160% de PIB, como se ve en el bonito gráfico que nos ofrece. 



Tal suma ya es un problema para ser absorbida por el deudor, por lo que la solución sólo puede pasar por una negociación, que nunca es fácil porque el acreedor quiere su dinero y el deudor quiere una quita lo más alta posible. 
El hecho de que dos tercios de la deuda esté en manos bancarias locales no es un consuelo, porque debilita su solvencia si la deuda empieza a venderse, como de hecho ha sucedido, y eso afecta a una banca ya de por sí endeble. Eso añade un problema de huída de capitales que ciertamente se agudizará con las locuras que ha promedio el gobierno, que según nos dice Jorge Alarcón, costarían 109-126 mm de euros, un 6-7% del PIB. 
Como dice Reinhart,

Cómo terminan tales episodios? El resultado más deseable -la resolución rápida que coloca a la fuente del contagio en un camino de crecimiento sostenible- parece improbable en el caso de Italia. Las renegociaciones de deuda significativas rara vez son rápidas: los acreedores quieren el reembolso, y los deudores quieren una quita. Como Christoph Trebesch y yo hemos documentado, las negociaciones rara vez lo hacen bien en el primer intento, o incluso en el tercero. Los acuerdos iniciales de reestructuración tienden a no alcanzar la magnitud necesaria para lograr la sostenibilidad de la deuda. Aún así, es difícil ver cómo se puede evitar por completo la reestructuración de la deuda de Italia. La alternativa, la dependencia exclusiva de un rescate, es tentadora, ya que puede calmar temporalmente a los mercados. Pero un rescate solo sería como dar una patada adelante a la lata vacía. El hecho de que los problemas de deuda de Grecia aún no se hayan resuelto debería servir como advertencia. En el escenario más leve, solo la deuda oficial de Italia, en manos de otros gobiernos u organizaciones internacionales, se reestructuraría, limitando de alguna manera las interrupciones en los mercados financieros. Sin embargo, la reestructuración de la deuda oficial puede no ser suficiente. A diferencia de Grecia (después de 2010), donde los acreedores oficiales tenían la mayor parte del saldo de la deuda, los residentes nacionales tienen la mayor parte de la deuda pública de Italia. Esto pone una prima en una estrategia que qlienta la fuga de capitales (que probablemente no se puede evitar del todo). En esta etapa, los responsables de las políticas deberían tratar de resolver los problemas de Italia que no generan riesgos y complicaciones adicionales. Pero hay pocas razones para esperar que lleguen al objetivo.

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