"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 26 de noviembre de 2018

El Brexit y España

 May ha desmentido tajantemente a Sánchez en sus ilusiones sobre Gibraltar y la co- soberanía que nos quiera vender. Theresa May ha dicho que “España no ha conseguido nada de lo que pretendía sobre Gibraltar”, frente a la afirmación del doctor Sánchez de que “ha sido un acuerdo histórico” de cara a la co soberanía. 
¿Por qué expreso más confianza en May que el Sánchez? Primero, porque creo que a los españoles les importa un pito esta cuestión, que además sería un boomerang en la cuestión de Ceuta, Melilla y Sobre todo Cataluña. Sí, tengo la impresión que Gibraltar es para los ingleses un tema tabú, y para los españoles, un tema más o menos folclórico. Para mí la prueba del nueve es que un dictador bastante nacionalista como Franco no movió un dedo para molestar a los ingleses. Si Franco no quiso hacer los suficientes esfuerzos, ni siquiera simbólicos, para recuperar Gibraltar, ni siquiera alharacas populistas, manifestaciones que hubieran entretenido a sus huestes callejeras, etc, por algo será. Nunca he visto una manifestación por el Peñón, con o sin Franco. Repito, nos importa un pito. 
Y ahora que se ha llegado a un acuerdo para la salida de Reino Unido de la UE, ¿qué les importa a los demás países miembros lo del peñón? Ni un ápice de apoyo a la posición del doctor Sánchez, que no pasaba por la meridiana del problema del Brexit. 
Porque el Brexit sí es un problema. Tanto para Europa como para RU. Por eso no estoy en parte - sólo en parte - de acuerdo con lo que dice García Domínguez de que el RU ha sido un freno para el avance hacia la unión política total, que nunca lo hubieran tolerado ni borrachos, y que ahora hay más posibilidades de alcanzar más acuerdos en temas como la unión bancaria, el papel del BCE como prestamista de última instancia, y - sobre todo - una unión fiscal central de verdad que permita jugar a los paiaes ricos el papel que juegan las provincias ricas en cualquier país. En otras palabras, una verdadera unión total, a la USA. 
Pues tampoco peco de optimismo en este asunto. Alemania nunca transigirá en esto, en ser un país que recibe menos fondos de los contribuyentes del Sur de los que salen de sus arcas, que esa es la cuestión. Es decir, que España tenga una relación con Alemania como la que tiene Extremadura o Andalucía con Madrid, valga como ejemplo. No se trata de fondos, llamados pomposamente estructurales, que no han servido para nada, sino de que haya una afluencia de ida y vuelta según la sincronía del ciclo: que los impuestos sobre el trabajo sean idénticos y que las ayudas al pago también, de manera que ese juego de compensación suavice los ciclos. Si hubiera existido, la crisis hubiera sido más leve en España, como sucede en EEUU con los fondos que reciben los estados federados con más problemas a la vez que la afluencia de impuestos hacia el centro disminuye. 
En suma, lo digo otra vez, que la que funcione como un Estado federal único, y que los paises miembros sean estados que voluntariamente hacen una cesión de soberanía sustancial. 
Pero ni esto está claro, porque los políticos nacionales ¿qué rascarían? Ni, sobre todo, Alemania ni compañía, como Holanda, quieren oír hablar de eso. 
Por eso no comparto la afirmación de García Domínguez de que “El Brexit es una bendición”, como si el único obstáculo a este programa de unión federal fuera RU. No lo es. Como decía en “Europa, en sus horas más grises” . 

Es difícil que esos países acepten las reformas que exigirían la estabilización definitiva del problema euro. Porque ello sería aceptar la cesión definitiva de todos de soberanía hacia otras instancias, fuera del control de sus gobiernos, y contra eso se han erigido nuevos partidos políticos amenazantes que no lo consentirán. 
Se ha llegado a un impasse. Ahora mismo Europa está en un momento aparentemente gris, sin brillantez, cuando en realidad está al borde de un nuevo abismo. ¡Ojalá nos mantuviéramos en esa grisura! Pero eso no depende de ningún poder. Los mercados decidirán sobre la confianza que le dan a las deudas nacionales según su valoración del crédito, y puede que no haya ni dinero ni voluntad para frenar las consecuencias. 

Europa ha llegado a su punto máximo de fusión. Lo demás es un engañabobos hasta que, como en el cuento de Grimm, un niño grite, ¡pero sí el rey está desnudo! Engañabobos que seguimos embaulándonos porque tenemos que creer en algo. Europa es una brocha a la que agarrarse, aunque no haya escalera ni la habrá. Créanme, Europa no nos enderecerá, dependemos de nosotros, y por eso es tan grave la baja catadura de los políticos de que gozamos. España es un país de mendicantes, gracias a que el tinglado de las CCAA ha creado una generación así. No miremos a Europa, porque las ayudas y subvenciones no van a aumentar. Las hemos dilapidado con sañudo empeño, dando su gestión a provincianos que recuerdan a la película (totalmente en vigor) de Berlanga “Bienvenido mister Marshall”. 

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