"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 24 de abril de 2019

Sánchez: la desigualdad no es El problema de España

En los dos debates de candidatos habidos, Sánchez definió con gran precisión su objetivo: acabar con la desigualdad creciente en España. Pero la desigualdad no es el principal problema de España, ni siquiera tiene la entidad de problema. Son malas artes para convocar grupos sociales, como los pensionistas, a los que les conviene azuzar la guerra contra el resto de españoles, pues cada grupo de renta, cuando quiere aumentar su participación en la renta global, lo hace a costa de los demás. Un gran error de estrategia. 
Que España no tiene un problema de desigualdad se demuestra en el gráfico que tomo del artículo de JR Rallo




Como se ve en él, entre 1980 y 2017 la parte del 40% de renta más baja se ha mantenido sin perder un ápice de poder adquisitivo respecto a la renta total. 
El principal problema de España en economía es el atraso creciente en formas avanzadas de producción, es decir, en productividad. ¿Qué quiere decir esto? Que la parte tecnológica de la renta que se obtiene de la producción no aumenta lo suficiente. Esta es la causa última de la alta tasa de paro (siempre el doble que la media de Europa), y de las horrorosas proyecciones que hay sobre el futuro de aspectos que nos amenazaron desde el futuro, como la quiebra de las pensiones, eso que Pablo Iglesias arregla con un cambio legislativo. Que si el modelo productivo no cambia, si no hay más innovación (empleo de nuevas tecnologías), España tendrá una renta per capita cada vez más pequeña para repartir. Porque la distribución viene siempre después de la producción, y no puede haberla si no hay antes una productividad creciente. 
A esto hay que añadir que las proyecciones de población son dantescas, y ni por milagro van a comenzar a arreglarse desde ya. Menos población trabajadora y menos productividad, menos PIB per capita, menos recursos para atender a los pasivos, como los pensionistas. 
Por eso no tiene sentido hablar de problema de distribución. Los problemas económicos son siempre intertemporales, y se ha de pensar en estos términos para hablar con sentido. Empezar arbitrariamente a aumentar las pensiones actuales (y futuras) es engañar al personal, que tarde o temprano se va a encontrar conque no tendrá ni salario ni pensión suficientes para sostenerse. Ídem, respecto al salario mínimo, una redistribución hacia algunos que conservarán el empleo respecto a otros que lo perderán. 
Hay que dejar al mercado que decida donde van las rentas, e interferir en esto con prudencia, mirando siempre sus efectos en el futuro. Si no, llegaremos a situaciones insostenibles de deuda y déficit, que habrá que corregir con “llanto y crujir de dientes”. Y de momento, ese es el camino que hemos emprendido.
El aumento constante del PIB y de la población es la única solución a cualquier problema que se plantee. La intervención de Estado debe ser neutral respecto a este proceso. Si no, se producirán grandes distorsiones de renta de improductivas respecto a productivas, lo que dará un mapa de incentivos totalmente contraproducente. 

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