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DECADENCIA DE OCCIDENTE

martes, 13 de agosto de 2019

Recesión y política monetaria

Como sabrán, y habrán leído en algunos medios, los indicadores más adelantados auguran un enfriamiento y quizás una recesión de la economía europea y española. 
En esta perspectiva, no hay cosa peor indicada que el programa de Pedro Sánchez, que consiste en subir los impuestos para poner la presión fiscal a la altura de la media europea, y redistribuir la renta entre los “necesitados”. Los necesitados necesitan trabajo, no redistribución gratuita. Los detalles no los conocemos con exactitud, pero es la peor receta que podríamos imaginar para hacer frente a una recesión que, si nadie lo remedia, va a recibir (ya está recibiendo) la misma respuesta de los bancos centrales, es decir, bajadas de tipos de interés, que ya están próximos a cero o negativos, y una nueva ronda de compra de activos por parte de éstos bancos centrales (Quantitative Easing, QE). 
No es que no haya servido dicha política en la anterior Gran Recesión. Es que ha tenido consecuencias colaterales muy dañinas para las clases media y baja de todos los paises. ¿Por qué?
Como explica Frances Coppola en su estupendo libro,



El QE de la FED y demás bancos centrales se ha basado en la idea errónea que predica que sí das dinero a los bancos, éstos lo prestarán inmediatamente y lo pondrán en circulación. Pero no ha sido así. La banca no presta dinero porque tenga más dinero disponible en sus cuentas en el Banco Central. Es un error creer que el dinero se crea cuando el banco ingresa un depósito, y entonces con ese depósito crea un crédito. Lo que sucede es justamente al revés: el dinero se crea cuando un banco concede un crédito y abre un depósito a su cliente, que lo usará para pagar el objetivo de su crédito. 
Supongamos una pareja que pide un crédito para comprar una vivienda. El banco anota en su activo el crédito, pues será una fuente de ingresos con beneficio (el tipo de interés cargado) en el futuro hasta el vencimiento, cuando se supone que los beneficiarios del crédito, la pareja, ha saldado su deuda y sus pagos de intereses. El depósito sí que es dinero, pues la pareja lo usará para pagar al vendedor del piso, quien a su vez lo ingresará en su cuenta bancaria para pagar sus gastos. 
Por lo tanto, hemos asistido aquí a una creación neta de dinero que no depende de que el banco reciba dinero de los depósitos de clientes y Banco Central, sino de que le demanden un crédito y, si se cumple las condiciones de garantía, el banco lo conceda. Desgraciadamente en las escuelas de Economía se enseña mal.
Por lo tanto, el QE, que consiste en aumentar la base monetaria de que disponen los bancos, no garantiza que eso se transforme en dinero efectivo. Es verdad que los bancos necesitan esa base de liquidez, pero eso no quiere decir que lo conviertan en crédito y oferta monetaria. 
Pero es fundamental, además, para que sea eficaz, que el receptor de ese crédito, debe ser todo el mundo, consumidores, pequeñas y grandes empresas, para que la liquidez disponible de TODOS aumente y anime el gasto en consumo e inversión. 
La crisis desencadenó una gran riada de todos en busca de liquidez, una vez desatado el pánico general con la quiebra de Lehman Brothers. Éste es el gran problema de la recesiones, que la gente muestra una preferencia incontinente por la liquidez, ya sea por miedo, ya sea para cancelar deudas, ya sea por disponer de un colateral de garantía. Una de las aportaciones de Keynes fue introducir este problema en su teoría, pues hasta entonces se pensaba que era una cos nimia y/o temporal, que rápidamente se solucionaría pues el dinero no ofrece rendimiento alguno. Sí, pero hay momentos en que la avidez de dinero líquido es incontenible, y es cuando los bancos centrales han de actuar para saciar esa sed. 
Sin embargo, la forma de actuar de los bancos centrales en la crisis, si es verdad que amplió la liquidez, no lo hizo uniformemente. En primer lugar, porque los bancos estaban quebrados, y debían dedicarse a recuperar sus ratios de capital, lo que hacía muy difícil que corrieran riesgos prestando a todo el mundo. Si lo hicieron, fue con gran cautela y con condiciones de garantía que sólo podían satisfacer las grandes empresas y los ricos. El consumidor medio y el pequeño empresario se quedó sin acceso al crédito. Además, muchos de éstos estaban endeudados por sus excesos previos a la crisis, en la orgía de endeudamiento para comprar casas que luego perdieron su valor. Idem para los que se endeudaron para comprar valores con riesgo: la bolsa se pegó un gran batacazo. 
Por lo tanto, los que pudieron acceder al crédito y a la liquidez fueron los ricos y grandes empresas, que lo utilizaron para revalorizar su cotización en bolsa medían el buyback o recompra de sus propias acciones, favoreciendo así a sus accionistas, naturalmente de gran poder adquisitivo. En otras palabras, no usaron ese dinero para reinvertir en activos fijos y productivos o en expansión de la empresa, creando puestos de trabajo: desde que empezó la crisis la inversión real ha brillado por su ausencia. 
Esto explica la magnitud del avance de la desigualdad de la renta observada en todos los países, y en parte la bajada salarial a niveles con los que no se puede conservar o construir una clase media. No es pues, la política de redistribución que propone el ignaro Sánchez, sino la falta de inversión productiva lo que explica el aumento de la desigualdad. De paso, téngase en cuenta que la inversión es la fuente de la productividad, y no es casual que ésta haya desaparecido, lo que va de la mano con los bajos salarios. Con el programa de Sánchez, seguirá bajando, pues no le concierne.
Si se quiere evitar que vuelva a suceder lo mismo en la próxima recesión, que parte de una situación anómala de bajos o negativos tipos de interés (lo que pone en un brete la salud de la banca, que vive de transformar pasivos a corto en activos a largo plazo), es actuar para que los niveles más bajos de renta se beneficien de la política expansiva de los bancos centrales. (Hay varias vías para conseguirlo, todas analizadas en la obra citada. Aquí sólo atenderemos a la que propuso Ben Bernanke para Japón.)
Según el esquema de Bernanke, esto sólo se puede conseguir si el Gobierno colabora con el Banco Central, cosa casi imposible en Europa, donde el BCE está centralizado y los gobiernos son cada uno de su padre y de su madre. En todo caso, una política que podría ayudar es bajar, no subir los impuestos, en lo que el gobierno puede ayudarse en la expansión crediticia. Si el sector privado no tira de la inversión, el gobierno puede suplir eso con inversión pública, y/o, sobre todo, decretando una baja general de impuestos para aumentar la renta disponible para el gasto. Por eso decía al principio que la política que promete Sánchez es, sí, que duda cabe, de izquierdas, pero muy mal aconsejada en el contexto de una inflación casi nula, unos tipos de interés que pese a su bajura no promueven el crédito al consumo y la inversión. Yo creo que la mejor manera de manejar la economía es tener impuestos estructuralmente bajos, para que los ciudadanos dispongan de una mayor renta disponible para el gasto. Lo digo porque en principio, y sobre todo en España, el gasto privado está mejor gestionado que el despilfarrador gasto público, donde además se produce un exceso de descentralización. Hay gastos públicos necesarios, pero hay otros totalmente contraproducentes. Ejemplos de los primeros son la Educación y la Inversión pública, a largo plazo y bien diseñada. 
Desgraciadamente, en Europa, con su dogmatismo presupuestario, se mirará recelosamente este tipo de ideas. Pero Draghi, en la última reunión ejecutiva del BCE, ya hizo una advertencia de que el no podía hacerlo todo, sin la ayuda de los Ejecutivos. 
La política de los bancos centrales sirvió al menos para que la Gran Recesión no se convirtiera en la Gran Depresión de 1929. Pero hace falta más. 

2 comentarios:

  1. "decretando una baja general de impuestos para aumentar la renta disponible para el gasto." ¿Pero y si el consumidor esta tan asustado, como suele ocurrir en una recesion, que tampoco consume? Tenemos una doble paralisis, del gasto y de la inversion. ¿Como se sale de ahi?
    En cualquier caso, tus lectores somos unos privilegiados. Gracias por este blog. Los demas no saben lo que se pierden.

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  2. Se trata de que los niveles más bsjos reciban dinero en efectivo, con el que podrán saldar deudas, quizás conservar su piso, gastar o ahorrar más. Saldar deuda es transferencia del deudor al acreedor, lo que es también un aumento de la liquidez se ha estirmado que el 75% gastara más o saldara deudas. En todo caso, no creo u sea de un efecto ngativo.
    Otra posibilidad es que el estado inicie obras de inversión, pro con los políticos tenemos no creo que lo hicieran sin despilfarro.
    Gracias por el piropo.

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