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DECADENCIA DE OCCIDENTE

viernes, 2 de agosto de 2019

Tipos de interés negativos

Los tipos de interés vuelven a tomar la senda a la baja, impulsada por los bancos centrales, incluso en algunos países a más negativos todavía. Hay mercados de bonos que ofrecen a largo plazo una rentabilidad cero o negativa, lo que quiere decir que hay gente dispuesta a pagar dinero para prestarlo. Esto es como un contradios: ¿quién iba a advinar esto hace algunos años? Los tipos de interés tan bajos son debidos a una muy débil demanda de crédito para consumir e invertir. Eso es claro en España, donde el consumo de bienes duraderos, y sobre todo de coches, está cayendo. Una debilidad de la demanda de bienes y servicios cuyo signo más visible es la caída de las importaciones, lo que sin duda ha mejorado el saldo exterior español. 
Pero no nos confundamos: este ciclo bajista de la demanda es en todo el mundo. Vivimos un ciclo de bajada mundial. Los consumidores e inversores prefieren ahorrar comprando bonos, pese a que su rendimiento se bajó o  es más negativo. 
Se manifiesta, pues, una falta general de confianza hacia el futuro, frente a la cual los bancos centrales  poco pueden hacer con su municion. 
La inflación está baja, gracias a esa debilidad de le demanda. Las expectativas de inflación son también muy débiles, y por eso a la gente no le importa mantener saldos de instrumentos muy líquidos (dinero) o líquidos, (bonos), a gastar en coches o en bienes de inversión. El crédito bancario a estas dos actividades está cayendo probablemente porque la demanda de crédito se contrae. Mientras la inflación esté tan débil, los bancos centrales no tendrán reparo en bajar aún más los tipos o volver a iniciar otra ronda de adquisición de activos, la flexibilidad cuantitativa. 
¿Será suficiente? El problema es insuflar confianza en el futuro a los consumidores y empresarios. Como dijo Keynes, “no sirve de nada llevar al caballo al abrevadero si éste no quiere beber”. Por mucho dinero líquido que se inyecte, si el consumidor/empresario está inapetente, o desconfiado, preferirá colocar ese dinero en bonos, lo que bajará aún más los tipos. 
La banca está molesta, porque una curva plana o negativa de tipos reduce su margen de explotación, basado en endeudarse a corto y prestar a largo a tipos más altos. Difícil en la situación actual. 
Los tipos bajos actuales son manifestación de un malestar, una falta de confianza para arriesgarse ante la incertidumbre que, por definición, no se puede cifrar. Una ayuda del gobierno en forma de inversiones públicas, siempre que sean necesarias, vendría bien. Pero los gobiernos están endeudados. 
Ese es un punto de debilidad, porque la gente podría recelar y retirarse de los bonos públicos, lo que podría hacer subir los tipos bruscamente y crear un colapso financiero. Pero esto se origina normalmente cuando alguien advierte que “el rey está desnudo” - que la situación de la deuda es insostenible - lo cual es cierto en algunos lugares. Como dice Frances Coppola, “¿tiene sentido que los tipos a largo en Grecia estén al mismo nivel que en EEUU? ese tipo de absurdos pueden dar lugar a una estampida. Esperemos que no. 

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