"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 21 de noviembre de 2019

El problema del centrista

En las últimas elecciones no voté. Creo que es lo que hay que hacer cuando nadie te convence. No sé sé si padezco el mal del centrista, como dice Frances Coppola, en un texto que suscribo totalmente:

“Para aquellos de nosotros que pertenecemos al centro, la polarización actual de la política es aterradora. La política se ha convertido en una disputa entre nacionalistas extremos y socialistas extremos. Los que rechazan los extremos están condenados por ambos lados. Los nacionalistas llaman a los "traidores" moderados que darían poder político a los estados extranjeros y dejarían que los extranjeros inundaran a los residentes "indígenas". Y los socialistas acusan a los moderados de ser "neoliberales", la etiqueta peyorativa que atribuyen a quienes creen que destruyeron el estado del bienestar y destruyeron la base industrial del país. Ambas partes silencian y purgan a quienes no se suscriben a sus puntos de vista extremos. Por lo tanto, incluso para ejercer mi derecho democrático a votar en las próximas elecciones, debo elegir entre un menú poco apetitoso. No solo estoy desactivado, sino privado de mis derechos de representación.”

No sé si soy de centro. Me considero conservador, pero me siento como Coppola, desubicado. Nada grave, si los partidos nacionales hicieran un esfuerzo por entenderse, pero mejor olvidarlo. Las cosas se han vuelto tan polarizadas - y no sólo en España -, que estamos en riesgo gravísimo de de perder lo primero, lo más importante: España y sus instituciones de 1978. Las cuales necesitan obviamente ser reformadas, pero civilizadamente. Es decir, no para liquidarlas, sino para potenciarlas. 
Ayer estuve comiendo con unos amigos, una acción que me suele agradar sobremanera. Sin embargo no disfruté porque todos eran votantes del PSOE de larga data, lo que no es malo en sí, si se sabe observar que este partido no tiene nada que ver con el que Felipe González refundó en el famoso y alborotado Congreso en el que suprimió el marxismo de sus estatutos. No, mis amigos son como esos abonados a la ópera que se tragan lo mejor y lo peor que ponen, porque lo importante no es la ópera, sino ser abonado. Así que allí estaban dirimiendo si Esquerra iba o no a apoyar al gobierno en la investidura, cosa que considero una cosa entre dos extremistas que me la pela, o incluso deseo que no suceda. Pasé la comida callado, y con la sensación descrita perfectamente por Frances C. No se han dado cuenta que el PSOE, cuya reacción a la sentencia de los ERES ha sido bochornosa - No menos que la del PP a la sentencia de Gürtel - es un partido corrupto y extremista. 
Por no hablar de su trayectoria histórica, de la que dije algo hace poco.

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