En un artículo de El Mundo de hoy, puede leerse:
“Los comités de Defensa de la República (CDR) no eran un grupo de jóvenes radicales movidos por razones ideológicas. Estuvieron en todo momento financiados -sin límite de gastos- y tutelados por personas y organismos dependientes de la Generalitat, además de mantener contacto directo con Puigdemont (al que, en clave, llamaban Lisa) y Torra (el Gandalf que aparece en sus comunicaciones). También fueron ellos los que proporcionaron "infraestructura técnica y táctica" para asaltar el Parlamento de Cataluña por orden del propio Torra; una operación que debían llevarse a cabo el día en que se hiciera pública la sentencia del Supremo y para la que contarían con ayuda "desde dentro" de la Cámara autonómica. Esta es la principal y alarmante conclusión que puede leerse en el sumario de la operación Judas, al que ha tenido acceso EL MUNDO. La Guardia Civil ha reunido pruebas para denunciar lo que ya adelantó este periódico: que los CDR mantenían contactos con "un grupo secreto" al que se referían como el "CNI catalán".
No creo que cupieran dudas sobre estos hechos, que quieren decir, ni mas ni menos, que Torra estaba atentando con violencia contra el Estado español. Que cada cual saque sus propias conclusiones, sobre todo en la cuestión que el gobierno preacordado - sin refrendo del rey, por cierto - plantea en su intención de llegar a algún tipo de acuerdo con los catalanistas disidentes.
Es obvio decir que es gravísimos lo que está pasando. España está en jaque, jaque en el se incluye, desgraciadamente, la existencia misma del sistema político, tan frágil hoy, salido de la Transición. El momento es gravísimo y es de temer que con este gobierno pergeñado con nocturnidad y alevosa, tarde o temprano se alcanzará un punto de no retorno. Si los españoles no se enteran, si los partidos constitucionalistas no cumplen con su deber de liderar a esos españoles, lo lamentaremos.
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