¿Qué hacer? Desde luego poco, porque ella misma se ató los grilletes al aceptar el euro, y fijar lo suficiente tipos de cambio para siempre. No se puede ser de izquierdas y rechazar el instrumento de ajuste más potente que hay, y cantar las alabanzas del euro como si hubiera venido Dios a vernos. No, no ha venido. El euro es un candado cuya llave se tiró al mar. Inglaterra fue suficientemente lista para rechazarlo, gracias a Thatcher.
O sea, ellos mismos se ataron la soga al cuello. Idem con la inmigración. Es Justo que ahora se deshagan en migajas.
Si quieren volver al poder, Europa tendría que ser una nación, pero eso está muy lejos. Gracias a las contradicciones de este izquierdismo de consignas que se parece cada vez más al buenismo cristiano, un cristianismo memo sin Dios, feminista y otras cosas, pero sin soluciones.
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