"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 5 de enero de 2020

La banalidad del mal

Leyendo una colección de escrito de Hannah Arendt, me encuentro con este neologismo suyo sobre la “banalidad del mal”. Fue en el juicio del nazi Adolf Eichman en Israel, cuando creó esa expresión para mostrar al mundo que el reo no era un ser maligno absoluto, sino un ser banal, obediente, buen funcionario, que había llevado hasta el extremo mal las órdenes que recibía.
Me pregunto si no estamos asistiendo a algo así en España, después de ver la pesadillesca sesión del Parlamento sobre la investidura del candidato, que sí no lo remedia un milagro, se producirá el martes día siete de enero. (Diputados socialistas: piensen en la “banalidad” de su voto de confianza en este contexto).
Pero, ¿qué tenemos? Diputados socialistas aplaudiendo a lo que más se parece esas banalidad del mal, Bildu, la siniestras secuela de ETA y el totalitarismo Vasco tan asombrosamente “normal” durante 40 años allí. Quien haya leído “Patria” de Fernando Aramburu (el mejor relato de esa banalidad cotidiana del mal), se dará cuenta de lo que hablo. Durante cuarenta años en el Pais Vasco fue normal que a una persona se la señalara en una diana y fuera liquidada porque, oye, algo habrá hecho, y poco a poco sus amigos más íntimos le vayan dado de lado, le dicen que es mejor que no venga ya a jugar a las cartas, ni al club de ciclismo de los sábados. Está marcado nada menos que por la autoridad superior, ETA, tarde o temprano llegará la bala segadora, las mujeres amigas de su mujer dejan de mirarla, de saludarla, y un día como cualquier otro, llega la bala. 
Pero las presiones siguen. Oye, mejor te vas de aquí. oye, a mi ni me mires. Tú verás, pero si te quedas... ¿qué había hecho la víctima? Nada. Un sucio asunto de un empleado que le tenia enfilado. Porque era pequeño empresario, daba empleo, pero entre sus empleados, un retorcido que le denuncia a ETA por no subir la nómina. Liquidado. 
Banalidad del mal. La vida sigue, se echan capas de olvido, unos hijos se van a la ciudad, otros se quedan con bravura, la mujer se convierte en un fantasma a quien nadie ve o quiere ver. Banalidad. 
Pues con esos ejecutores, que todavía no han perdido perdón, el candidato quiere formar gobierno. Con esos, que han conseguido llegar al poder en su zona de ejecución, de mando, que siguen diciendo que ellos son los héroes, que gracias a ellos se ha llegado a esta influencia, que el gobierno de España los necesite y les ruegue, y les aplauda. Gobierno cuyo partido tiene víctimas de aquellos gudaris aguerridos y valientes. 
A esto hemos llegado. A la pesadillesca sesión de investidura de ayer, 4 de enero, que acabará con un gobierno apoyado por esa gente y otra de parecido origen y signo. ¿Y a dónde nos llevará esto? Muchos tenemos la tentación de dejarnos mecer por la nana de la banalidad, del nunca pasa nada. Yo creo que se ha dado un paso irreversible hacia la banalidad del mal de Hannah Arendt. No veo que en este país se pueda decir precisamente, “nunca pasa nada”. Sólo si se quiere mirar a otro lado puede decirse eso. 
El mal surge de la banalidad de la civilización occidental. Civilización en la que vivimos una vida cotidiana banal, hasta que algo se pervierte y surge el Mal con mayúscula. Un Mal tras el cual nada volverá a ser igual. 

2 comentarios:

Pablo dijo...

Feliz 1936 Miguel.
https://disidentia.com/ultima-legislatura/

www.MiguelNavascues.com dijo...

Jajaja, que oportuno.espero no tener razón, espero equivocarme. Espero que la deriva que espero no se produzca.