"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 6 de febrero de 2020

Irracionalidad de las Expectativas racionales

La Economía ha estado dividida, al menos desde Keynes, por la perfección o no de los mercados. El culmen de esta división fue cuando La Academia rechazó el modelo keynesiano gracias a Robert Lucas y su modelo de “Expectativas racionales”, en los años setenta, cuando se empezaba a cocer el cambio de paradigma del (seudo)keynesianismo vigente a “cuanto más mercado-menos gobierno, mejor”.
En 1980 llegaron Reagan y Thatcher al poder en EEUU y RU, respectivamente, y con el apoyo ideológico de los austriacos y los “nuevos clásicos”, con Lucas a la cabeza, se lanzó la mayor operación de liberalización económica y financiera, sin la suficiente prudencia para que años después llegara la mega crisis de 2008, gracias a la acumulación de posiciones acreedoras y deudoras totalmente desacompasadas que crujieron el sistema financiero. 
De todo esto salió bastante mal parado el paradigma de las “Expectativas racionales” (o New Classical Economy), aunque sus defensores se han negado a reconocerlo, agazapados en sus trincheras, y lo sigan defendiendo como si no hubiera pasado nada. Los liberales austriacos, por su parte, no han tenido ni que armar un discurso defensivo, pues están desde hacía siglos en una posición dogmática que, cual religión, les permite aguantar el chaparrón. Al fin y al cabo, mientras alguien les haga caso, repitiendo su mantra como una sura del Coran. Como ellos no han analizado todavía el significado de su dogma, como sí lo han hecho los de las “Rational Expectation”, pues no tienen miedo a que alguien pueda mellar siquiera las murallas. 
Sin embargo, las “Rational Expectation”, que son la consecuencia lógica del liberalismo austriaco, sí que se han expuesto a la crítica. Por lo menos han construido una réplica por la que se puede penetrar, como lo hace David Glasner en su blog. Para que pueda haber expectativas racionales, es imprescindible que éstas sean intertemporales, es decir, que contemplen lo que el agente racional va a pasar en el futuro. Si la situación Expectativas han de ser intertemporales (es decir, previendo el futuro), tal como lo expresa Glasner,

“El único ajuste formal requerido en las condiciones necesarias para que el equilibrio estático se extienda al equilibrio intertemporal fue reconocer que, dado que los precios futuros (típicamente) no son observables y, por lo tanto, desconocidos para los agentes económicos, las relaciones de precios intertemporales no pueden ser relaciones entre la corriente actual precios y precios futuros reales, sino las relaciones entre los precios actuales y los precios futuros esperados. De esto se dedujo que para que los planes óptimos sean mutuamente consistentes, todos los agentes económicos deben tener las mismas expectativas de los precios futuros en términos de los cuales sus planes fueron optimizados.” (Glasner)

Obviamente aquí caben previsiones erróneas y ¿como se compaginan con la perfectibilidad del resultado del mercado?
Una solución es suponer que los errores se compaginan unos a otros, pero que la inmensa mayoría acierta. Pero esta respuesta de la ley de los grandes números no es satisfactoria desde el punto de vista racional. Es como decir: bueno sí, las Expectativas racionales son irracionales, pero un poquito sólo, y el resultado final de un ajuste al equilibrio es satisfactorio como si lo fueran. Oigamos como analiza la cuestión Glasner (aquí y aquí):

“[L]as expectativas pueden ser racionales solo cuando todos tienen expectativas idénticas. Si las personas tienen expectativas divergentes, entonces las expectativas de al menos algunas personas se verán necesariamente decepcionadas (las expectativas de ambas personas con expectativas diferentes no pueden realizarse simultáneamente) y aquellas personas cuyas expectativas han sido decepcionadas tendrán que revisar sus planes. Pero eso significa que las expectativas de esas personas que eran correctas tampoco serán racionales, porque los precios que esperaban no eran precios de equilibrio. Entonces, a menos que todos los agentes tengan las mismas expectativas sobre el futuro, las expectativas de nadie son racionales. Las expectativas racionales son un punto fijo, y ese punto fijo no puede lograrse a menos que todos compartan esas expectativas.”

“Más allá de ese pequeño problema, Mason plantea el problema adicional de que, en un equilibrio de expectativas racionales, no tiene sentido hablar de un choque, porque el único significado posible de "choque" en el contexto de una proyección intertemporal completa (también conocido como expectativas racionales) el equilibrio es un fracaso de las expectativas a realizarse. Pero si las expectativas no se cumplen, las expectativas no eran racionales. Por lo tanto, toda la estrategia de modelo Expectativas Racionales (o New Classic) de identificar choques a un sistema en equilibrio de expectativas racionales y "predecir" las respuestas a estos choques como si hubieran sido anticipados es contradictoria e incoherente.”

“Hayek (es decir, los liberales austriacos) fue uno de los primeros en darse cuenta de que para obtener el equilibrio intertemporal todos los agentes deben tener expectativas correctas de los precios futuros [un imposible]. Antes de comparar cuatro categorías de intertemporales, mi artículo explica la distinción de Hayek entre expectativas correctas y previsión perfecta. Los cuatro conceptos de equilibrio considerados son: (1) equilibrio de previsión perfecto del cual el modelo de equilibrio Arrow-Debreu-McKenzie (ADM) con mercados completos es una versión alternativa, (2) equilibrio secuencial de Radner con mercados incompletos, (3) equilibrio temporal de Hicks, como lo explicó Bliss; (4) el equilibrio de las expectativas racionales de Muth, tal como lo extendió Lucas a la macroeconomía. Si bien la comprensión de Hayek se parece mucho al equilibrio secuencial de Radner, descrito por Radner como un equilibrio de planes, precios y expectativas de precios, el equilibrio temporal de Hicks parece haber sido la extensión natural del enfoque de Hayek.”

Pero centrémonos en las ER de Lucas:

“El ahora dominante equilibrio de expectativas racionales de Lucas confunde erróneamente el equilibrio intertemporal, suprimiendo las ideas de Hayek y, por lo tanto, retirándose a un equilibrio estéril de previsión perfecta...
... Tres años después de que Hayek explicara cuán desafiantes son las sutilezas de la noción de equilibrio intertemporal y la elusividad de cualquier explicación teórica de una tendencia empírica hacia el equilibrio intertemporal, la macroeconomía moderna ha construido un aparato (matemático) teórico formidable basado en un principio metodológico que rechaza todas las preocupaciones que Hayek encontró tan irritantes, y niega que incluso existan todas esas dificultades. Muchos macroeconomistas se sienten orgullosos de lo que ha logrado la macroeconomía moderna, pero hay razones para pensar que el camino recorrido por Hayek, Hicks y Radner podría haber llevado a la macroeconomía en una dirección más fructífera que aquella en la que Lucas y sus asociados la han guiado...”

Hasta aquí Glasner. Menudo embrollo será para algunos lectores tanto intrincado argumento con escasas concesiones a la intuición, pese al esfuerzo de Glasner. Pero creo que es interesante atisbar las condiciones casi imposibles que han de darse para la perfectibilidad del mercado que pregonan estas escuelas, sin tener en cuenta la complejidad y falta de pistas para el agente como para acertar siempre en sus previsiones. Porque decir que el mercado alcanza él sólo el precio de equilibrio, y que todos los mercados juntos llegan al equilibrio general solitos, sólo es válido para una situación de estáticas comparativa en la que los precios se fijan simultáneamente y sin error que obligue a recomenzar. Tendríamos que introducir la figura del Auctioneer, o subastador omnisciente, lo que ya es pasar todos los límites de las trampas.
En cuanto introduces la incertidumbre keynesiana, todos estos tejemanejes pasan a un globo que no es de este mundo, pues la incertidumbre o falta de información perfecta inválida no sólo que el agente no se equivoque, sino también que se atreva a hacer predicciones fiables, lo que ante un futuro neblinoso convierte la perdición en pura especulación. A menos que poseas información certera de que la empresa X tomara mañana tal decisión, lo que hará subir o bajar sus acciones (y las de Y,Z, etc) seguro. Entonces es racional tomar una decisión sobre esas acciones o sus derivados, pero eso no son ER, sino insider trading.  
Esto no invalida los mercados. Invalida la presunción que a nivel macroeconómico todos los mercados son perfectos y compatibles entre sí continuamente, lo que nos lleva a la falacia de la composición: basta fijar la micro para que la macro cumpla (mensaje de los austriacos-lucasianos), sin necesidad de política económica, el equilibrio óptimo paretiano, en el que cambiar algo perjudica a alguien más que lo que se ha beneficiado el actor de la injerencia. 
Sólo quería incentivar intuitivamente una reflexión sobre lo complicado que es el mundo. Hay que simplificarlo para poder entenderlo, pero algunas simplificaciones han expulsado fuera de su modelo consideraciones básicas determinantes. 

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