"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 29 de diciembre de 2020

Demanda, ahorro, saldo exterior, déficit público

Nos dice el Banco de España en un artículo,

A partir de las cuentas de los sectores institucionales, con información hasta el segundo trimestre, se observa una caída contenida de la renta de los hogares, a pesar del deterioro del mercado de trabajo, gracias a la rapidez y el gran alcance de las medidas de política económica aprobadas. Sin embargo, el desplome del consumo durante el período de confinamiento hizo que el ahorro repuntara de manera extraordinaria. La irrupción de la segunda ola y la incertidumbre sobre el alcance del impacto económico contribuirán a que, durante un tiempo adicional, el ahorro se mantenga relativamente elevado y que la bolsa de ahorro privado acumulada no aflore en su totalidad en forma de un mayor gasto.

Ya he comentado lo que significa el aumento del ahorro de los hogares cuando sus rentas no están cayendo tanto, y no puede ser otra cosa que la incertidumbre tremenda hacían el futuro. La consecuencia de este incremento ahorrativo de los hogares es una simétrica caída del consumo y, por ende, de la demanda interior (el otro componente de la demanda interior es la inversión privada y el gasto público; la primera también está cayendo porque las empresas prefieren recomponer sus cuentas ante la incertidumbreEl gasto público, como todos saben, esta disparado y disparatado).
En suma la demanda privada se contrae, la demanda pública, en parte de manera lógica, se expande, aunque a la natural expansión debida a los estabilizadores cíclicos, se ha sumado la política dilapidadora de este gobierno. 
Esto se contrapone a la demanda del resto del mundo hacia los bienes y servicios españoles, para ver el efecto en el saldo exterior. 
Si vamos  las cuentas de Balanza de Pagos, se observa que España ha mantenido su superávit exterior por cuenta corriente, porque los pagos al exterior han mantenido el mismo tono a la baja de los ingresos. 
En una visión global vemos que en todos los países ha pasado los mismo: una caída a plomo de la demanda del sector privado, que ha contraído las economías simétricamente, por lo que la situación cuentas exteriores de unas frente a otras no han tenido variaciones significativas. La aportación a las demandas de las políticas fiscales expansivas han sido del mismo signo, pero con la intensidad distinta. O lo que es lo mismo, una contracción brutal del sector privado, compensado en parte por el aumento de deuda pública, justificada - hasta cierto punto - para paliar esa contracción de la demanda, gracias a que los gobiernos han podido financiarse a tipos de interés mínimos o incluso negativos para aumentar su aportación a la demanda. Es decir, ha aumentado el problema a largo plazo de la deuda pública a nivel mundial. Para obviar este problema, es preciso que las economías privadas se recuperen cuando se domine el problema de la pandemia y ella a perciban que se ha solucionado el problema, y recuperen la confianza. El crecimiento de las economías privadas hará descender la ratio deuda/PIB, y creo que así se debe enfocar el problema: como un necesario reforzamiento del sector privado en todas las ramas de actividad, lo cual ha de beneficiar a todos, incluido el estado. 
Eso si el estado no tiene segundas intenciones respecto a la economía, porque a lo mejor quiere sacar tajada y aumentar su tamaño relativo, que es lo que ha traído la pandemia. Ese riesgo no se puede menospreciar y estará presente mientras se puede financiar a tipos debe interés cero o negativos. Es la tentación de endilgar deuda a otros sectores, que sólo protestarán cuando el tipo de interés se eleve a un nivel normal (véase post anterior). Pero en el entretanto el estado se habrá comido trechos de la economía con efectos más o menos preocupantes según los sectores invadidos. Económicamente no tiene sentido alguno, salvo que el estado quiera vender otra cosa a cambio de aumentar su tamaño, como puede ser ideología. Muchas leyes se han dictado que parecen sustentar esta hipótesis, desde la Ley de Memoria histórica renovada hasta la ley de educación. Todo parece ir hacia el objetivo de satisfacer no al total nacional, sino a determinados grupos deseosos de comprar esa ideología. Mientras, la tensión aumenta con los desbarajustes económicos.

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