"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 19 de diciembre de 2020

Por qué un banco central no debe tener objetivos ecológicos

Recientemente, se ha sugerido, con creciente énfasis, la posibilidad de que los bancos centrales como el BCE tenga, o se le impongan, objetivos ecológicos, lo que sería un gran error, ciertamente. Un banco central tiene los objetivos claramente marcados, puramente monetarios, que sólo deben estar relacionados con la inflación en relación a la actividad, y la estabilidad financiera. Cualquier distracción de estos objetivos para forzar una actitud sectorial pro medioambiental podría condicionar los objetivos económicos. 
Como dice Daniel Gros

La idea de que el BCE debería "ecologizar" su política monetaria es errónea en varios aspectos. Para empezar, la política de la UE ya ha abordado los fallos del mercado para mantener las emisiones de GEI en línea con sus objetivos. Por ejemplo, el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) del bloque limita la cantidad total de emisiones en la industria y el sector energético a lo largo de una trayectoria temporal coherente con los objetivos de la UE. Y los estados miembros recientemente endurecieron los objetivos climáticos generales del bloque.
Los organismos elegidos democráticamente - los gobiernos nacionales, a través del Consejo Europeo y el Parlamento Europeo - han abordado así los fallos del mercado. Se podría argumentar que los objetivos climáticos de la UE y el ETS como instrumento clave para alcanzarlos son insuficientes. Pero no es tarea de un banco central gestionar los objetivos e instrumentos climáticos.
Además, es poco probable que la acción del BCE sea eficaz. Una propuesta es que el BCE incluya solo los bonos de las "empresas verdes" en su programa de compra de activos. Estas compras selectivas de bonos equivaldrían, por tanto, a una especie de política monetaria o industrial "verde".
La evidencia del programa de compra de bonos del BCE sugiere que la compra selectiva de bonos de empresas verdes bien podría tener éxito en reducir marginalmente el costo de capital de estas empresas, permitiéndoles invertir más. Pero cualquier reducción en las emisiones se compensaría en otro lugar bajo el límite impuesto por ETS. Las menores emisiones logradas por algunas empresas que se beneficien de condiciones de financiamiento más favorables simplemente significarían que otras necesitan hacer menos. El precio de los certificados de emisión disminuiría hasta el punto en que las emisiones sigan siendo iguales al objetivo del ETS.
Finalmente, un BCE verde necesariamente se volvería político. Una vez más, hay un argumento superficial a favor de una política monetaria verde: el artículo 127 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea dice que el BCE también debe apoyar las políticas económicas generales de la UE, siempre que esto no ponga en peligro la estabilidad de precios. Los partidarios de un BCE verde argumentan, por tanto, que la institución está obligada a ayudar a la transición verde, que es claramente una política de la UE.
Pero este argumento podría aplicarse a muchas otras áreas políticas. La cohesión, por ejemplo, es otro de los objetivos importantes de la UE. Usando la lógica verde, podría decirse que el BCE también debería fomentar la cohesión comprando bonos de países o regiones más pobres, y posiblemente también sus bonos corporativos.
Además, si el BCE quisiera apoyar las finanzas verdes, tendría que adoptar una postura sobre muchas cuestiones controvertidas, incluida la energía nuclear. No debería ser tarea del BCE decidir si los bonos emitidos por una empresa de energía nuclear son ecológicos.
Las fallas del mercado se pueden encontrar en casi todas partes. ¿Por qué el BCE debería abordar algunos y no otros? Esta es una decisión que solo deben tomar los gobiernos elegidos democráticamente. Se ha aislado a los banqueros centrales de la influencia política para cumplir el mandato muy limitado de estabilidad de precios. Una política monetaria ecológica puede parecer atractiva a primera vista, pero representa un cambio que es incompatible con su independencia.

Esto no es más que un ejemplo, y podría haber cientos, de voluntarismo nefasto. Pero también es un aviso de lo que va a ser, irremediablemente, la política ecológica dentro de poco: intromisión. Intromisión en las instituciones, alteración de sus prioridades, como poner a los bomberos, valga el ejemplo, a ayudar a hacer la cosecha mientras el pueblo arde.
La intromisión es la plaga del comunismo, su verdadera vocación. No les gusta que las cosas, como los mercados, o de l sentido común, marchen por sí mismos, y no importa mezclar prioridades si con ello se hace indispensable una intromisión más del estado. La cadena de intromisiones es lo que les pone cachondos, aunque ello lleve al colapso social. 

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