"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 15 de abril de 2021

Inconciliables objetivos ecológicos con una economía viable

Desde hace décadas, con mayor o menor presión, los poderes mundiales nos quieren imponer una agenda de transformación de la sociedad que nos llevaría a un mundo irreconocible. Claro: si es que eso fuera posible. Como si la agenda ecológica no implicara irremisiblemente la destrucción de la economía tal como la conocemos ahora. La conciliación de la economía con el ecologismo se antoja algo extremadamente difícil.
La imposición de los máximos objetivos ecologistas significaría suprimir muchas, sino todas, las libertades y opciones con las que convivimos, de las que apenas somos conscientes porque son cotidianas. Todos los días, miles de millones de nosotros vamos al supermercado, a las tiendas de todo tipo, a comprar lo que se nos ofrece a la vista. Puede decirse que ésta actividad es idéntica a conectar internet y, sin movernos de casas, hacer lo mismo. 
Los oferentes, por su parte, intentan aumentar los incentivos de ventas, mediante las innovaciones incorporadas, de manera que nunca de un año a otro compramos productos idénticos. Sin este aumento de ventas poco a poco serían fagocitados por la competencia, en una carrera hacían menos empresas más monopolísticas, al contrario al espíritu de la ecología. ¿Y por qué la competencia? La competencia mantiene un dinamismo en la oferta que impulsa al comprador potencial a “visitar escaparates” y descubrir deseos nuevos que a veces se convierten en una compra. En estos actos interactúan las claves vitales de una economía, haciéndola más o menos productiva, con más o menos empleo, según la libertad conque se produzcan estos hechos. Naturalmente, ésta libertad debe ser trasferible a todos los sectores intermedios que desde la materia prima hasta el producto final están implicados. 
Obviamente, esa libertad de acción individual sería restringida muy duramente en el caso de querer mantener el medio ambiente, porque la teoría del medio ambiente sostiene que la libertad de compra y de venta produce un exceso de bienes que no nos hacen falta y contaminan. En realidad la economía compatible con un clima sin calentamiento debería ser estacionaria, sin crecimiento, una economía que bien podríamos llamar comunista, con un control del volumen de bienes y de sus calidades. 
Voy a hacer unos comentarios sin complicaciones, pero hay un trabajo riguroso matemáticamente, que tienen en https://rwer.wordpress.com/2021/04/13/can-a-steady-state-economy-be-capitalist/, y que llega a conclusiones contrarias a las mías.
Una economía ecologista debería limitar la cantidad de producto a una constante, de manera que no hubiese crecimiento, pues a mayor producción más contaminación. Podría tolerarse una leve tasa de crecimiento, siempre que la tecnología mejorara la tasa de contaminación/producción. Es sobre este supuesto en que se basa el optimismo ecologista propagandístico, que supone que la economía no perdería capacidad productiva en la transacción. Pero es obvio que habrían pérdidas en el cambio hacia una economía ecologista, pues variables clave de la economía, como la productividad, los salarios y los beneficios estarían seriamente afectados. Al bajar la productividad, tanto los salarios como los beneficios se verían reducidos hasta un nivel compatible con los objetivos ecológicos. Es de suponer que esos salarios y beneficios deberían ser iguales todos los años, para limitar el consumo de bienes y la inversión a una tasa por unidad de producción invariable. 
La única fuente de aumento de producción a repartir entre los ciudadanos sería el avance tecnológico, pero eso dependería de otros factores que ahora. Hemos visto antes que hoy la variable tecnológica depende de la competencia, pero no habría competencia en el mundo ecológico. 
La falta de avance tecnológico determinaría una población estable de pobreza, pues sin aumento de producción por trabajador estabilizaría el salario/producción a una constante. Los pobres serían pobres constantemente. Podría plantearse una salida de la pobreza de una persona, siempre que otra ingresara en ella. El crecimiento de la economía es la única vereda con resultados contra la pobreza.
En suma, no habría capacidad de elección, ni para el trabajador ni el capitalista. Aquel podría comprar determinados bienes anualmente, y éste tendría cegada la posibilidad de expansión, al menos que no fuera por adquisición de un competente arruinado. 
El mercado de valores sería redundante, puesto que lo son las ampliaciones de capital salvo las prescritas por la autoridad. Algo muy similar al comunismo, del que sabemos por la historia a qué conduce el poder económico absoluto. 
Habría un escenario contrario a éste, que haría compatible ambos objetivos: un cambio tecnológico favorable a una energía limpia y a la sustitución de todo lo que ahora es lesivo a la naturaleza por tecnologías inmunes. Pero para esto no se necesita controlar la economía de p a pa; basta con esperar a que llega ese cambio... cuya venida no será segura, pero más probable que si se cortocicuitan todos las interelaciones económicas libres, que liberan las fuerzas económicas que hacen posible los cambios benéficos.

5 comentarios:

X dijo...

Es que ése es el objetivo. Reinstaurar el comunismo. O algo parecido. Yo no niego el cambio climático pero sí es cierto que el coronavirus viene muy bien para los objetivos climáticos, lo que te hace pensar que quizás haya sido provocado.

Y hacia eso vamos, hacia una economía estacionaria a nivel mundial. Con renta mínima que evite la pobreza extrema, eso sí.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sí, es lo que imagino, pero ¿es estable?

Miguel E. dijo...

¿Por qué no va a ser estable? Irá contra la naturaleza del ser humano, pero el comunismo duró 74 años en Rusia. Hoy en día, con el aumento de la vigilancia del individuo mediante las nuevas tecnologías...dictadura perfecta.

Creo que era Yuval Noah Harari quien decía que en pocas décadas sabrán nuestro estado de ánimo al clicar en el móvil (una noticia me cabrea, un candidato me divierte, etc.).

Si la Stasi alemana del este hubiese tenido todo eso...hoy en día la República Democrática Alemana seguiría existiendo.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Claro, Miguel E, pero yo estoy hablando de. Estabilidad sin violencia de estado. Una estabilidad aceptada por todos, con más o menos resignación y sacrificio a las necesidades del medio ambiente.

Miguel E. dijo...

Si realmente es necesario para evitar una catástrofe climática se impondrá lo que se tenga que imponer. Estoy seguro.

Otra cosa es quién define cuándo es necesario y qué se entiende por catástrofe climática...