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DECADENCIA DE OCCIDENTE

domingo, 13 de marzo de 2022

Cartilla de racionamiento o hiperinflación

Nos acercamos con velocidad de crucero a una hiperinflación consentida, o la alternativa que es la cartilla de racionamiento. En el fondo son lo mismo. La Segunda se establece por el gobierno para se supone que domeñar la inflación, con lo cual ésta se desplaza a los mercados negros. La Primera respeta lo mercados, pero en ello se solo tienen juego todos si el banco central alimentan la hiperinflación. 
La cartilla de racionamiento supone que la oferta es controlada por la administración férreamente, y ésta la reparte según méritos adjudicados por esa misma administración. En un ambiente así, sin embargo, la corrupción campea por sus respetos, y la objetividad supuesta de la distribución por cartilla se pervierte y lo que pasa es que la oferta, como he dicho, se va la mayoría al mercado negro, donde los precios corren como liebres. 
Con un gobierno corrupto como el que tenemos, ¿creen Uds que podríamos fiarnos de lo que nos adjudicasen en nuestra cartilla?
Yo no. Entre cartilla + mercado negro (prohibido y arriesgado, mortal es posible) , o mercados libres + hiperinflación, prefiero lo Segundo. Prefiero la aplicación posibilidad de elegir, aunque tenga que arrastrar uña carretilla con billetes, a que me den una mierda elegida por ellos en la cartilla, e ir a un mercado negro a jugarme el tipo y no tener suficiente para comprar lo que necesito. 
Pero me juego el tipo a que este gobierno nos impone la cartilla. Y el mercado negro.
Yo prefiero la libertad de elegir.

2 comentarios:

  1. Las cartillas de racionamiento son cojonudas para comprar estómagos agradecidos (literalmente). No hay más que preguntar a los venezolanos o los argentinos.

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  2. Mira lo que me he encontrado, un futuro Premio Nobel!
    https://www.laverdad.es/murcia/lider-apuesta-controlar-20220314130401-nt.html

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Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.