"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 28 de abril de 2022

¿Cuanto durará la guerra?

En el Telegraph, Ben Marlow nos dice,

Hasta ahora, Putin se ha equivocado en todas las cosas importantes, incluida la invasión misma. Pensó que los ucranianos eran débiles y se derrumbarían. Se equivocó en eso.

Lo mismo ocurre con su expectativa de que la unidad occidental se rompería rápidamente. No lo ha hecho. Y también pensó que los aliados de Ucrania no estarían dispuestos a armar al país. Resultó que sí.

En todos los giros posibles, Putin ha actuado como si Rusia siguiera siendo una gran potencia mundial, pero lo que está haciendo sin darse cuenta es exponer a ojos vista su condición de país de tercera categoría con un ejército lamentable y sin una influencia real en el escenario mundial.

Han pasado solo nueve semanas desde la invasión, pero algunos expertos creen que el ejército ruso ya está tan agotado que, sin una movilización nacional completa, la ofensiva de Donbas podría ser la última, por lo que incluso si gana Putin, será una victoria vacía.”

Todo esto está muy bien razonado, pero nos enfrentamos a un loco que ya amenazado con sacar la artillería nuclear, contra Ucrania la táctica y contra países occidentales la estratégica. Es verdad que eso último lo ha hecho solo una vez, pero debemos estar convencidos de que si se le ocurre usar la táctica en Ucrania, Occidente tendría que elevar su respuesta. 
No me imagino a Putin razonablemente diciendo: nos hemos equivocado, retrocedamos y conformémonos con esto. 
La verdad es que no es poco el daño que ha hecho, descontando Ucrania. Ha hecho subir la inflación, ha desconcertado a los bancos centrales en su ruta hacia la normalización, y puede provocar una recesión occidental grave. 
De momento, lo serio no es la inflación en sí, sino la actuación de los bancos centrales que quieren recuperar su prestigio antiinflacionista, pero sin provocar una recesión. Los expertos ya han dicho que lo tienen muy difícil. 
Es que, además, no sabemos cuando tiempo este tipo va a estar distorsionando los mercados mundiales con sus monopolios. Los gobiernos deberían pensar en cómo diversificar fuentes energéticas y olvidarse del momento de restringir la oferta a sólo las renovables. Hay prioridades impuestas por una guerra, un guerra que no se sabe cuando acabará. Pero supongamos que acaba pronto. Pese a ello, los chantajes con las exhortaciones energéticas y de materias primas continuará, y desde luego no volveremos a la normalidad de preguerra.
Es decir, tenemos por delante años de escasez, volatilidad de precios, e incertidumbre. 
Los países van a tener que cambiar radicalmente su política, quitar presión fiscal a la actividad económica (no bajar los precios al consumo necesariamente) y procurar que la política monetaria no cree una recesión. 
Por supuesto, la unión es más necesaria que nuca.

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