No hace falta especificar cada bandera, pues todas convergen a lo mismo: pensamiento Woke, es decir, el seudo progresismo actual, agresivo (a veces muy), unificador, así como exterminador de lo que hasta hace poco era la suave y añorada socialdemocracia. Esta ya no está, se ha hecho añicos, pisoteado por alucinaciones ecologistas, panteístas, animalistas, veganistas, y un largo etcétera totalmente contrario al gran avance científico y tecnológico del pasado siglo. Es más, se puede apreciar cómo ésta ha sido tragada y digerida por esas alucinaciones contradictorias, que predican cosas imposibles, como que el motor eléctrico ya está sustituyendo al de fuel, y que las energías alternativas ecológicas ya están al alcance de la mano.
Mientras, se borra la historia con ahínco, juzgada por un radicalismo infantil que derriba estatuas y escupe en la cultura acumulada, sin discriminación alguna, en eso que llamaba noblemente Popper “El Tercer Mundo”, que desde hace milenios viene construyendo el ser humano, de un valor incalculable, base creciente de la civilización.
Hoy en día se prefiere estúpidamente culturas tribales como el islam, sin apenas tercer mundo, además amenazante contra el nuestro, nuestra democracia y Libertad, nuestro orden social, nuestro acervo. Acervo milenario que ahondaba nos empeñamos en borrar nosotros. Algunos pretenden redimirnos con el “modelo” chino (sic).
Esto es visible en un corte transversal de cualquier institución que sigue bajo un nombre antiguo; o bien nuevas instituciones con nombres que se erigen orgullosos de lo nuevo... Lo nuevo está hoy visible en los gobiernos populistas de todo signo, a los que se ven arrastradas sin remedio las viejas ideologías cristalizadas en el XIX.
Todos han caído en la sumisión, sea por inconsciencia, por miedo o por estar imbuido de las nuevas religiones, que no son muchas, si rascas un poco. Debajo no hay argumentario, sino etiquetas prendidas en bajas pasiones viejas como el mundo, por ejemplo el rencor. Antes, pasiones que se habían relegado al ámbito privado, si acaso perseguidas en sus consecuencias por ley. Ahora glorificadas bajo un tenue camuflaje, generalmente siglas, como LGTBI y su bandera que ya está conquistando cualquier manifestación oficial, deportiva por ejemplo. Abreviaturas como TRANS, que ha hecho añicos el “viejo” Feminismo. Agenda 2030, origen quizás de la próxima hambruna...
Los signos son abundantes aunque no se ven tras las gafas que nos han puesto. Por ejemplo: antes, el hombre más rico del mundo era un emprendedor que, al cabo de los años, nadie conocía apenas. Hoy es un gilipollas que atrae la atención de los embobados con cualquier fugaz estrella, a su vez alzada por vericuetos inverosímiles, pero más eficaces cuanto más estúpidos.me refiero a Elon Musk, a quien Paul Krugman le ha dedicado unan semblanza en “Por qué hoy tenemos que ser gobernados por petulantes”. La grosería de los ganadores está garantizada, como se ve en la imagen.
Ya no hay espíritu crítico, pues ha desaparecido la argumentación. Las distintas posiciones son irrebatibles. El mundo de hoy se ha ido al garete con total inconsciencia de lo que quedará para nuestros hijos, nietos, si es que existe.
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