Algunos se conformaban con trinaranjus y similares. Los niños comían patatas fritas. Bueno, y yo. Me encantan las patatas fritas que antes se llamaban “a la inglesa” (por distinguirlas de las que se sirven en la mesa, que son precisamente las que se ven en Inglaterra).
El panorama pues, as usual, cuando me llama la atención una pareja no tan joven, española sin duda, con un bebé dormido, ¡hablando en inglés entre ellos!
“No me lo puedo creer” - me dije. Nunca lo había visto. Sí que vi una vez vi a un g-l-p-ll-s regañando a su hijo en inglés, demostrando ostentosamente que su prioridad era el inglés de su hijo, no su educación. Lo que tengo contra esto es que creo que la educación familiar no debe ser sólo o principalmente instrucción, pues es el último reducto de educación sentimental, importantísima en los primeros años. Educación que debe darse en la lengua más natural para expresar esa cosa tan sutil como es el amor tácito, correspondido, entre padres e hijos. No creo que la ansiedad por que el hijo sepa un buen inglés deba ser un cortocircuito en esa comunicación fundamental para la formación del carácter del futuro.
(Por cierto: sí soy partidario de la vida en pareja mientras crecen los hijos, aunque también soy partidario del divorcio... lo que me lleva a decir que la gente debería casarse con menos ligereza.)
Sobre todo si el inglés no es tu lengua materna! Les pillé varias veces intercalando frases en español, señal vidente de que no dominaban el inglés, hablado además con un claro acento español.
Los miraba fascinado. Casi me daban escalofríos viéndolos hablar entre ellos en una lengua no dominada, perdiéndose además hablar entre ellos con naturalidad, con los sobreentidos e intuiciones, sentido de la privacidad, etc, que sólo conoces en tu lengua materna.
Estuve a punto de intervenir. Les diría que en mi casa se hablaba en español, pese a que mi madre era francesa, aunque hablaba un español perfecto.
Yo fui de pequeño al liceo francés, pero en casa se hablaba español. A pesar de eso, al cabo de los años hablaba un francés perfecto, sin acento, como me decían cuando iba a Francia. Todavía hoy ni se enterarían que no soy francés. Igual con mis hermanas y mis sobrinos.
A lo mejor están educando a su hijo para que emigre a un país angloparlante, lo que sería prepararle para ser un extraño en España... así no habrá tenido lengua materna, y sus hijos tampoco. Eso produce sentimientos confusos, y otros problemas.
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