"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 7 de agosto de 2019

¿Qué prisa hay?

Como dice Cristina Losada , Libertad Digital, se está formando en la opinión pública una idea de que estamos hartos de no tener gobierno más que a título interino. Esto es una tontería descomunal: no hay ninguna prisa porque se forme un gobierno con prisas, mal diseñado y peligroso, si es que es un gobierno PSOE/Podemos. Mejor seguir en la interinidad.
Lo que pasa es que hay grupos de presión, como ONGs, a los que se les retrasan sus planes de gasto, y confluyen en remover la opinión de que “estar sin gobierno” es malísimo. El último gobierno de Holanda tardó 11 meses en formarse, u no pasó nada malo. Pero claro, la automática renovación del presupuesto angustia a los que viven de la mamandurria, y quieren presupuestos de gasto nuevos para que les llegue dinero fresco. No hay nada malo en la prolongación de un presupuesto que tenía un déficit fiscal razonable, y no uno nuevo que ha sido visto con muy malos ojos por Bruselas, sencillamente porque el déficit y la deuda subirían sensiblemente. 
Un gobierno de coalición PSOE/Podemos sería un gobierno poco sólido, más pro separatista, y desde luego más fácil e de chantajear para que gastara más. Un desastre para España.
A todo esto el rey ha hecho unas declaraciones desafortunadas poniéndose en el rebufo de esa opinión pública manipulada, pidiendo que haya gobierno cuanto antes. ¿Será que en el próximo presupuesto le aumentan la dotación de la Casa Real? Mal ejemplo es que el rey jalee al presidente interino que está haciendo su campaña precisamente para presionar a que la derecha se abstenga y recibir el apoyo de neo comunistas & separatistas. 
¡País! 

domingo, 4 de agosto de 2019

El futuro no está escrito (Keynes)

En mi opinión, el mensaje central de Keynes es que, para los que toman decisiones de inversión, el futuro no se puede reducir a una fórmula de cálculo riesgo, porque siempre existe una zona de incertidumbre (por definición, no calculable), que influye y mucho en las decisiones de gasto: consumo, pero sobre todo, inversión productiva. Esta zona de incertidumbre sólo se puede afrontar por indicios basados en juicios de valor como lo que hacen los demás, el optimismo o pesimismo reinante, y todo aquello subjetivo que ayude a disipar la niebla. No son elementos computables, sino altamente subjetivos pero generalizados. Que un empresario piense distinto de otro no es noticia, pero que todos piensen lo mismo del futuro, ya sea de modo pesimista u optimista, es crucial para la macroeconomía. De ahí viene los ciclos de auges y bajadas, y los golpes financieros como el de 2008.
Los economistas de raíz clásica o neoclásica no tomaron el cuenta la diferencia entre riesgo (calculable) e incertidumbre (no calculable, pero muy influyente), y dieron por hecho que el ahorro y la inversión se igualaban al tipo de interés “natural” - en el que Keynes creyó hasta 1936. Según esta teoría, no podía haber exceso de ahorro sobre la inversión, pues todo ahorro iba a financiar inversión al tipo de interés natural. 
Keynes separó el motivo de ahorrar del de invertir, y vio con clarividencia que podía haber épocas de pesimismo que llevarán a todos a no invertir y ahorrar en instrumentos líquidos, como vemos que sucede hoy en el mundo. Introdujo el dinero como un activo cuya demanda era muy voluble, según el estado de ánimo de la gente. 
Éste es el sentido de lo que quería decir en el post anterior. Hay un exceso de ahorro sobre la inversión que se manifiesta en la preferencia por instrumentos líquidos, como la liquidez y los bonos, a nivel mundial. 
La preferencia por el ahorro sobre la inversión productiva deriva, pues, de un pesimismo sobre el futuro que retrae el consumo y la inversión. 
Según algunos comentarios recibidos en aquel post, la política de dinero barato sería suficiente para que los tipos de interés muy bajos, o negativos, vuelvan a reanimar la inversión. Precisamente Keynes decía que podría no ser suficiente, si masivamente la gente persistía en mantener saldos de instrumentos muy líquidos, pero no acometer proyectos de inversión productiva. En todo caso, él no llegó a imaginar nuca una situación de tipos negativos, que es lo que yo quería comentar como una  anomalía no tranquilizadora. 
No es tranquilizadora porque la curva de tipos de interés plana o incluso descendente afecta seriamente a los resultados bancarios, sobre todo cuando hay tal apatía entre los clientes por demandar crédito - aparte de que el banco puede ser pesimista también sobre el futuro. No es tranquilizadora, además, porque un tipo de interés negativo significa que la gente paga dinero por prestarlo, lo que es un signo tremendo de pesimismo. 
Que las bolsas de renta variable estén altas tampoco quiere decir que la inversión es alta, pues son mercados donde juega un papel importante la especulación a corto plazo, independientemente de los fundamentos de la acción. 
Llevamos más de diez años ensayando políticas monetarias expansivas, y ahora parece que nos adentramos en otra fase similar porque se ven signos de recesión. La opinión de Draghi en la última reunión del BCE fue más que pesimista, y dijo tener preparada una batería de municion de grueso calibre, incluso de compra de bonos, en caso de que la cosa empeore. Idem se puede decir de la FED, que ha bajado los tipos en el FOMC último. 
Ciertamente que, con una inflación por debajo de lo deseado, éstos anuncios son mejor que nada. Pero eso no quiere decir que vayan a ser suficientes para disipar las nubes y alejar el pesimismo de la mente de los inversores. 

viernes, 2 de agosto de 2019

Tipos de interés negativos

Los tipos de interés vuelven a tomar la senda a la baja, impulsada por los bancos centrales, incluso en algunos países a más negativos todavía. Hay mercados de bonos que ofrecen a largo plazo una rentabilidad cero o negativa, lo que quiere decir que hay gente dispuesta a pagar dinero para prestarlo. Esto es como un contradios: ¿quién iba a advinar esto hace algunos años? Los tipos de interés tan bajos son debidos a una muy débil demanda de crédito para consumir e invertir. Eso es claro en España, donde el consumo de bienes duraderos, y sobre todo de coches, está cayendo. Una debilidad de la demanda de bienes y servicios cuyo signo más visible es la caída de las importaciones, lo que sin duda ha mejorado el saldo exterior español. 
Pero no nos confundamos: este ciclo bajista de la demanda es en todo el mundo. Vivimos un ciclo de bajada mundial. Los consumidores e inversores prefieren ahorrar comprando bonos, pese a que su rendimiento se bajó o  es más negativo. 
Se manifiesta, pues, una falta general de confianza hacia el futuro, frente a la cual los bancos centrales  poco pueden hacer con su municion. 
La inflación está baja, gracias a esa debilidad de le demanda. Las expectativas de inflación son también muy débiles, y por eso a la gente no le importa mantener saldos de instrumentos muy líquidos (dinero) o líquidos, (bonos), a gastar en coches o en bienes de inversión. El crédito bancario a estas dos actividades está cayendo probablemente porque la demanda de crédito se contrae. Mientras la inflación esté tan débil, los bancos centrales no tendrán reparo en bajar aún más los tipos o volver a iniciar otra ronda de adquisición de activos, la flexibilidad cuantitativa. 
¿Será suficiente? El problema es insuflar confianza en el futuro a los consumidores y empresarios. Como dijo Keynes, “no sirve de nada llevar al caballo al abrevadero si éste no quiere beber”. Por mucho dinero líquido que se inyecte, si el consumidor/empresario está inapetente, o desconfiado, preferirá colocar ese dinero en bonos, lo que bajará aún más los tipos. 
La banca está molesta, porque una curva plana o negativa de tipos reduce su margen de explotación, basado en endeudarse a corto y prestar a largo a tipos más altos. Difícil en la situación actual. 
Los tipos bajos actuales son manifestación de un malestar, una falta de confianza para arriesgarse ante la incertidumbre que, por definición, no se puede cifrar. Una ayuda del gobierno en forma de inversiones públicas, siempre que sean necesarias, vendría bien. Pero los gobiernos están endeudados. 
Ese es un punto de debilidad, porque la gente podría recelar y retirarse de los bonos públicos, lo que podría hacer subir los tipos bruscamente y crear un colapso financiero. Pero esto se origina normalmente cuando alguien advierte que “el rey está desnudo” - que la situación de la deuda es insostenible - lo cual es cierto en algunos lugares. Como dice Frances Coppola, “¿tiene sentido que los tipos a largo en Grecia estén al mismo nivel que en EEUU? ese tipo de absurdos pueden dar lugar a una estampida. Esperemos que no. 

domingo, 28 de julio de 2019

Un gran escritor

Supongo que lo habrán leído, pero por sí acaso lo recomiendo:



Yo acabo no lo he terminado todavía, pero me ha sorprendido muy gratamente, pese a que no quería ni oír hablar del problema Vasco. El libro me confirma que aquello es un pequeño infierno enconado por una división del la sociedad que el libro va destilando a través de sus personajes. Por sus pensamientos y sus diálogos - apenas descripciones objetivas -, discurre una narración tersa y absorbente. 
Ante todo, la escritura del autor es de muchos quilates, pese a su sencillez aparente. Hacia tiempo que no leía un autor español tan atractivo. En Wikipedia pueden encontrar una biografía, con todos los premios ganados por este escritor tan elegante, eficaz y profundo. 
Quizás se sientan tentados de esperar a que salga la serie de Tv que están haciendo, pero les recomiendo que antes se dejen llevar por esta prosa, que para ver la serie siempre habrá tiempo, incluso con más ganas después de leer el libro. Un libro que engancha, y que representa la pesadilla endiablada en la que viven inmersos los vascos, de un lado y de otro, un ambiente que incita a disimular lo que se piensa y se siente.
No creo que se cierren las herida y pueda haber un perdón y una normalidad, porque en el libro se ve que hay muchos que no quieren. Es decir, quieren perdonar a ETA, o mejor dicho, nunca la han culpado, mientras que los muchos que han sufrido esa sociedad desgarrada. ¿Como puede ser tan infeliz una sociedad privilegiada por un entorno arcádico? La sangre se envenena fácilmente, y ese envenenamiento es aprovechado por los políticos, aunque no sean nacionalistas, pero no sólo ellos. La implicación insidiosa de la Iglesia produce indignación. Las víctimas no son sólo los que han sufrido atentados en sus familiares. Son los cientos de miles que han vivido con miedo soterrado, disimulando sus sentimientos, para que no les señalen. Y si caes en desgracia, los demás te darán la espalda por si acaso, sean del bando que sean. Horroroso. 
Fernando Aramburu nos hace revivir con gran maestría ese horror, esa vileza opresiva, ese sin vivir desnaturalizado, hasta el punto de no darse cuenta uno a qué nivel de vileza se ha llegado. 

viernes, 26 de julio de 2019

Draghi se define

Draghi, en la reunión de ayer del Consejo del BCE, lanzó un mensaje bastante sombrío del estado de la economía de la Zona, y anunció una batería de medidas para septiembre que incluyen una bajada del tipo de interés y, si lo considera necesario, reiniciar la compra de bonos. 
Las perspectivas sombrías yo creo que son la expresión del fracaso de la política monetaria como única solución a la debilidad económica. Un fracaso de Friedman, el monetaria más conspicuo, y sus seguidores como Scott Sumner et al. Entre los que incluyo a mi amigo brasileño Nunes (a quien mando un saludo).
El mismo Draghi lanzó un mensaje en ese sentido, mirando hacia el este, en el sentido que él solo no era capaz de reanimar la demanda y que hacía falta de la colaboración proesupuestaria de los paises con las cuentas saneadas, caso de Alemania. 
Además, una nueva bajada de los tipos que ya están en negativo, como los que soportan los depósitos de la banca en el BCE, no puede más que afectar muy negativamente a los resultados bancarios, que no están para tirar cohetes en algunos países, como Italia. Una curva plana o incluso negativa en algunos tramos es algo surrealista. 
Esto da la razón por enésima vez a Keynes, que siempre dijo que la política monetaria anti cíclica no era eficaz, “pues puedes llevar el caballo al abrevadero, pero si éste se niega a beber...” metáfora que dice que sí los empresarios no invierten, porque sus expectativas son grises o negras, de nada servirá bajar los tipos de interés si éstos siguen estando por encima del rendimiento esperado de la inversión. 
Pero para que la política fiscal en Europa fuera efectiva, sería absolutamente necesario contar con un presupuesto común, cosa que está muy lejos de algunos países miembros, sobre todo Alemania, que siempre se negará a que otros miembros le metan la mano en su presupuesto. 
Una vez más, el proyecto europeo choca con el nacionalismo de algunos, obstáculo que no se vencerá tan fácilmente. 
Alemania tiene sus propias ideas y sus líneas rojas sobre este tema, y no cederá más que si se produce un milagro. Además a ella no le va pero que nada mal con un euro débil, y la productividad de su industria, lo que le permite jugar a su austerismo tan bien visto por los electores... que se pueden ir a partidos más de extrema derecha, en caso de cesión del gobierno en estos temas. 
En otras palabras, al elector alemán le preocupa sus cuentas públicas y el ahorro nacional, caso contrario al de España. Los electores alemanes no se andan con bromas, y nosotros somos más partidarios de pensar que el gobierno puede fabricar dinero sin límite y tirarlo por la ventana. De ahí el éxito electoral relativo de PSOE y Podemos. Allá los partidos extremistas son de derechas. 
En fin, dos filosofías contrapuestas, que se hace notar en Europa, y sobre la que surgen dudas sobre su plena eficiencia en política anti cíclica. 
¿Pero, es necesario disponer de herramientas para suavizar el ciclo? Bueno, en un extremo tenemos a los defensores del Patrón Oro, que niegan la política monetaria anti cíclica, debiéndose ligar el valor de la divisa a una determinada cantidad de oro. Permítanme decirles que eso no se traduce en estabilidad de los precios de los demás bienes, sino sólo en una estabilidad oro-divisa, mientras los demás activos podrían fluctuar como les diera la gana: según las expectativas. Si el oro varía su precio respecto a los demás, mal negocio haríamos. Es mucho más operativo fijar una tasa de inflación objetivo respecto a una cesta de bienes, y que esa tasa sea pequeña pero positiva. El BCE no ha conseguido siquiera una inflación del 2%, lo que técnicamente se puede considerar deflación en algún sector de la economía. Eso sí es buscar la estabilidad de TODOS los precios de los bienes, no de uno solo, el oro - que no es más que un mito sacralizado.

jueves, 25 de julio de 2019

Si Sánchez volviera al centro...

Todo el problema ha sido desde el principio que Sánchez, que se echó al monte, ha sido incapaz de dirigir a los partidos centristas una mano para un gobierno sólido. Que él tenga la mayoría de votos y escaños le hace aún más responsable de sus devaneos con la izquierda comunista. Prueba de ello es lo que piensan socialistas de pro, como Felipe, Guerra et al. 
Sánchez aparenta ser del PSOE histórico, republicano y proletarizado, aquel que Felipe González le dio la puntilla en 1979 quitando el marxismo de sus estatutos. Sin embargo, los militantes de base siempre fueron ariscos, y lo demostraron votando a Sánchez inesperadamente como Secretario General, lo que no fue del agrado de los socialistas de más peso. 
España necesita un PSOE Español, como dicen sus siglas, y socialdemócrata no vergonzante por serlo. Un partido así no tendría por qué insultar a la “derecha” democrática, como si fueran bandoleros saqueadores. Lo de sus coqueteos con los nacionalistas y etarras no tiene un pase y espero que le pase factura.
Pero no soñemos. España es un país dislocado, en gran parte por las razones aducidas que recaen sobre la conciencia de este partido que tanto hizo por derruir la República, y tanto loco visionario que pacta con separatistas o neocomunista. No veo a Sánchez girando su vista a la derecha, y además, no sabemos cuál sería las respuestas de ésta, a la que se le ha pedido sentido de Estado sin que Sánchez y sus seguidores progresistas les haya dejado de insultar. España necesita un gobierno estable, que prime la estabilidad sobre todo lo demás y dejarse de utopías. A ver quién recompone este desaguisado. Una pena. Pero, eso sí, nos hemos librado de un frente popular. No es poco.

miércoles, 24 de julio de 2019

La ruptura Sánchez-Iglesias: una interpretación

A mí me ha costado creer desde que empezó esta historia que Podemos fuera a tener cinco ministerios de peso. Ni decorativos siquiera. 
Es que no sólo no me lo puedo creer, es que, además, veo probable que haya habido presiones de Europa y otras potencias para que eso no sucediera. No creo que en Europa no estén al tanto de que los de Podemos son unos impresentables escracheadores que bajarían mucho el nivel de Consideración de España, algo que por cierto, no nos sobra. Al fin y al cabo, Europa habría defendido su nivel medio de auto consideración, como es natural. 
De modo que no rechazo barreras insalvables para que los escracheadores leninistas y partidarios de (o no puestos a) grupos como los independentistas, y además me parece de perlas. 
Ya sé que Sánchez ha coqueteado con tales grupos de indeseables, pero mejor hacerlo con disimulo y anunciando lo contrario, la defensa de la integridad nacional. Ya sé que es un hipócrita, pero mejor un hipócrita presionado por gente con los sesos en su sitio que ver a los escracheadores en un ministerio y paseando su cutrez intelectual por el mundo. 
Me puedo equivocar, pero ya veremos. 
Como dice Cristina Losada, se pueden permitir España y Europa:

El partido Podemos viene de Caracas, y no de la Caracas demócrata que resiste, sino de la chavista. De ahí viene, de ahí su raíz, sus designios y sus métodos. Viene del rechazo de la democracia liberal y de la economía de mercado. Va de impugnar la nación española, la Constitución y la forma de Estado. Su actuación en las negociaciones ha vuelto a poner a la vista su sustancia original, su voluntad de asalto. Esa sustancia y esa voluntad no pueden estar en el Gobierno de España.

martes, 23 de julio de 2019

Desde el conservadurismo

El tema que me concierne no es un credo o una doctrina, sino una actitud. Ser conservador es tener una predisposición a pensar y comportarse de cierta manera; es preferir cierta clase de conductas y ciertas condiciones de circunstancias humanas a otras; es estar dispuesto a hacer cierta clase de elecciones. Y mi propósito aquí es construir esta actitud tal como aparece en el carácter contemporáneo,.. 
Se centran en una propensión a usar y disfrutar lo que está disponible en lugar de desear o buscar otra cosa; deleitarse con lo que está presente en lugar de con lo que estuvo o podría estar.
(Oakeshott)

El panorama visto en el debate recién terminado me reafirma en mi conservadirsmo de décadas. Yo fui progresista, o eso creía. Pero el recorrido de esa corriente de pensamiento - Sí es que pensamiento es, pues ya no ofrece ni un ápice de análisis de la realidad - me parece cada vez más lejano a mí. Me gustó la definición que dio ayer Santiago Abascal, cuando tuvo que negar por enésima vez que su partido fuera de extrema derecha, diciendo que en el parlamento europeo pertenece al grupo “conservador reformista”, definición en la que me parece encajar perfectamente. 
Intolerable las risas vacunas de la bancada socialista, que se sienten tan seguros de estar en posesión de la verdad, mientras hablaba alguno de la derecha. 
Y es que los progresistas son eso: creen haberse apropiado de la verdad y hacen alarde de ello, como si fuera imposible que saliera ni una pizca de verdad, sino malas intenciones y peores métodos, del lado conservador.
Los progresistas siguen pensando en términos de hace muchas décadas, cuando sus propuestas fracasaron. Han sido incapaces de analizar ese fracaso y reorientar el rumbo. No sólo eso, sino que son cada vez más sectarios. Lo que que es bueno para sus recuas bovinas es bueno para todos los demás, y si no, que se jodan los demás. 
En el conservadurismo cabe la inteligencia, no faltaba más. Me siento más cerca de una persona discursiva como Cayetana Alvarez de Toledo, que de cualquier progresista de esta época. Hay todavía políticos de cierta altura, salvo entre los progresistas, o al menos yo no los conozco. Lo mismo podría decir de Rosa Díez, proveniente de las filas del PSOE, pero que cuando habla estructura un discurso claro y preciso. 
 Conservador es preferir avanzar a pasos cortos, procurando no destruir lo que está bien. No es la inmovilidad total. 
Ser progresista hoy es proponer cosas incumplibles, como la cuadratura del círculo, pero que sus recuas votan alegremente; eso es progresismo utópico. Acusan a la derecha de tener intenciones ocultas que favorecen a determinados grupos de interés, a los que hay que refrenar, si no es posible, por el momento, borrarlos del mapa. Para ellos es preferible un separatista que un empresario, aunque éste cree empleo siguiendo su interés propio, que es lo único que se le debe pedir. 
Se comprende entonces mi pesimismo sobre España. 
Y es que el conservadurismo se fundamenta en un pesimismo sobre la condición humana, pesimismo demostrado a lo largo de los siglos. La Historia demuestra que los ensayos progresistas no han traído más que desorden - y el orden debe ser una prioridad garantizador de La Paz - cuando no la guerra sangrienta. Muchos creen - craso error - que la evolución democrática tiene sus raíces en la Revolución Francesa, la cual sólo trajo desgarro, muerte y Guerra. Hasta la última derrota de Napoleón no hubo paz en Europa. La democracia estable nació del conservadurismo británico y de la Revolucion Americana, la única revolución en la historia conservadora, que dio pie a instituciones conservadoras. Esas instituciones democráticas han durado desde 1776 hasta ahora. Nosotros, con una democracia pírrica de cuarenta años, pretendemos dar lecciones a los demás. Para mí la RF es la quintaesencia de las consecuencias del desmadre progresista, matriz de la Revolución sovietica y todo lo que vino detrás. 
La democracia, pues, no viene de la izquierda de Robespierre, sino de Edmund Burke y Jefferson. Siento comunicar tan mala noticia a los votantes de izquierdas, a los que no les importa que se destruya una nación tan vieja como la española. 


lunes, 22 de julio de 2019

El “gran estadista” y el debate

Sin muchas ganas, he visto algo del debate de investidura. El “gran estadista” Pedro Sánchez ha prometido todo y mucho más de lo que le compete. Particularmente me ha llamado la atención que se haya metido a defender “Madrid Central”, esa medida del anterior municipio que ha quedado anulado por el nuevo, aunque un juez (¿?) haya repuesto en vigor el llamado “Madrid Central”. No sabía que Sánchez podía meterse en las decisiones municipales, pero ya que lo hace, o pretende hacerlo, ¿Por qué no dirigirse a Barcelona, mucho más castigada por la alcaldesa Ada Colau? Además, si un juez - No sabemos con qué competencias - ya ha tomado la decisión, ¿a qué se mete? 
En fin, entre tanto tema  de política internacional, europea, y nacional, ha chirriando como un vidrio hecho añicos esa alusión a un municipio. 
No he tenido la ocasión de oír a Pablo Casado (me dicen que ha estado bien), pero sí he visto la alocución de Albert Rivera, que me ha gustado. Ha dejado diamantinamente claro por qué su partido no se va abstener y va a hacer una oposición frontal al “gran estadista”. Yo ceo que ha dejado en pelotas a los que decían que estaba  cometiendo un “error histórico” por no abstenerse. En cambio yo creo que tiene razón. Al menos tiene motivos de sobra para marcar distancia con el “gran estadista”, y los ha dejado muy clarito. Por lo menos un político que cree en lo que propugna, aunque haya cometido otros errores. Pero no apoyar a Sánchez para que sea investido, de la manera que lo ha explicado, me parece muy bien, por mucho que digan los periodistas que tenía que haber actuado en contrario. Y es que éstos no distinguen los principios del oportunismo, especialmente marcado en el “gran estadista”. 
Dicho esto, España sigue apresada entre tanto político de medio pelo sin visión de Estado, demasiados   gracias a una ley electoral desastrosa. 
No sé si deseo que entre o no Podemos en el gobierno. Por una parte, pondría en evidencia ante los españoles qué representa este grupo; por otra, el riesgo de un gobierno mano a mano con el “gran estadista”, que nos acercaría a la independencia de Cataluña y otros desmanes, me aconsejan que me refrene. ¿Se imaginan a Irene Montero de vicepresidenta, o de ministra de Havienda a Echenique, etc? Ese gobierno tendría los días contados, si no es porque el “gran estadista” puede sacarse un comodín tipo Maduro y prolongarse en el poder sine die. Sus alusiones reiteradas a la reforma art. 99 de la Constitución son inquietantes. 
¿Que dice tal artículo? 


El artículo 99 regula el procedimiento de investidura. Puede ser actualizado, de hecho así lo ha pedido Sánchez, "a la nueva realidad parlamentaria" para evitar bloqueos y que gobierne la lista más votada. "Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple", explica el artículo. Las reglas de la formación de gobierno, según la Constitución, continúan de la siguiente forma "si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores". Si trascurridos dos meses no existe confianza de la cámara, el Rey disolverá las Cortes y convocará elecciones.

Sánchez quiere modificarlo para que una mayoría simple sea suficiente. Es decir, una especie de “Juan palomo, yo me lo guiso, yo me lo como”. 

domingo, 21 de julio de 2019

Camilleri y Montalbano

Ha muerto Montalbano, suspendido en su mundo ficticio, pues su creador, Andrea Camilleri, ha fallecido de este mundo. En noviembre publicarán sus memorias, que me compraré porque soy muy adicto al género memorialista. Así que Montalbano el comisario vivirá en ese mundo de papel para siempre, mientras haya alguien que lo lea, lo que es casi seguro. Camillero no: ha muerto definitivamente. Cervantes lleva 500 años muestro mientras don Quijote sigue bien vivo, aunque muera al final de la historia, pero ésta se renueva cada vez que alguien abre el glorioso libro. 
Ayer me leí con fruición un libro de Montalbano, pero había visto la serie de Tv entera y la verdad es que no desmerece nada al original. Salvo que al leer se hace un ejercicio de creación involuntario muy sano, cosa que la Tv no te deja. 
“Que otros se jacten de los libros que han escrito/yo sólo me enorgullezco de los que he leído” decía el gran Borges. La imagen te da demasiada información sobre cosas que te ocultan otras que tú pones cuando lees. Por ejemplo, lo que piensan los personajes, que es imposible expresar en la imagen a menos que hagas un bodrio. 
La serie vale la pena por el encanto de los exteriores, de esa Vitàga que se inventó Camilleri. Pero en el libro eso es sustituido por tu creatividad. 

viernes, 19 de julio de 2019

Sánchez, el “gran estadista”

No me extraña que Sánchez tenga pesadillas sólo de imaginarse a Pablo Iglesias a su lado, en el consejo de ministros. Se le puede criticar por haber gobernado 10 meses con el apoyo de UP y los independentistas, pero, la verdad, su diatriba contra Iglesias de ayer me supo a gloria. Todo falso por supuesto, pero si hacemos abstracción de lo que ha demostrado Sánchez, su indudable catadura moral, sus palabras rozaban - sólo rozar - el nivel de un estadista. Estadista impostado, suponemos, pero, en fin, palabras que defendían la integridad de España y la Constitución, a las que en el pasado pisoteó sin esmero alguno. 
En todo caso, cualquier barrera firme contra un tipo que declara abiertamente ser solidario con Venezuela, que recibe dinero de Irán, él derecho de autodeterminación, y barrer el capitalismo, bienvenida sea. 
Ademas, ¿se imaginan Uds.a Iglesias en los consejos de ministros de la UE? La degradación de España sería vertiginosa. Para algo sirve la UE.
¡Sánchez estadista! Una alucinación, lo sé, pero menos da una piedra. 

miércoles, 17 de julio de 2019

El verdadero concepto de innovación

En el Confidencial de hoy, viene un artículo que explica que Felipe González y José María Aznar van a dar una conferencia mano a mano sobre innovación tecnológica. Loados sean lo dioses porque parece que ahora se llevan bien estos dos ex presidentes, quizás los mejores de nuestra democracia descarriada. 
Pero me temo que no andan tampoco descarriados en su concepto de innovación, pues según el artículo ambos se han empollado manuales de tecnología e inventos científicos, no de innovación. La innovación es otra cosa.




Como cuenta Edmund Phelps, premio Nobel de Economía, en su magnífico libro “Una prosperidad inaudita”  (que tenemos la suerte de estar traducido al español), innovación no es la invención científica, sino la aplicación de nuevas ideas de cómo, con qué, qué nuevos productos, dónde y cuándo producirlos. La innovación es la aplicación de esas nuevas ideas al proceso productivo, y así se generó la Revolución Industrial que alcanzó su máximo esplendor hacia 1820. Edmund pone ejemplos de lo iletrados que eran los que descubrieron nuevos y más productivos sistemas de producción para llegar a nuevos productos inexistentes hasta entonces. 

El problema de entrada contra el que choca esta tesis es que casi ninguno de aquellos inventores (ni siquiera los de las invenciones más destacadas) era un científico formado como tal, ni tampoco alguien que hubiera completado estudios muy avanzados. Watt fue la excepción que confirma la norma. Arkwright era un fabricante de pelucas metido a industrial, pero no un científico ni un ingeniero. Hargreaves, un tejedor de Lancashire, era de origen humilde: demasiado humilde para todo un inventor de la máquina hiladora mecánica. El gran Stephenson era poco menos que analfabeto. Paul Johnson ha señalado al respecto que la inmensa mayoría de los inventores nacieron pobres y pudieron permitirse muy pocos estudios. Pero les bastó con ser creativos y listos: 

(Paul Johnson) La Revolución Industrial, que inició su desarrollo en la década de 1780, cuando Stephenson era un niño, nos ha sido presentada muchas veces como una época terrorífica para los trabajadores. Lo cierto es que fue un inigualable momento histórico de incomparables oportunidades para hombres que no tenían dinero, pero que, dotados de cerebros e imaginaciones potentes, descollaron con asombrosa rapidez. 

Esta caracterización de los inventores más señalados de aquel periodo es también aplicable sin duda a quienes inventaron la infinidad de avances en métodos diversos que, por ser mucho más reducidos, pasaron más inadvertidos. Así que, si los historiadores que apuntan a las invenciones famosas creían que sus inventores eran albercas repletas de nuevos conocimientos científicos con los que regar el fértil terreno de las economías del siglo XIX, estaban muy equivocados. Además, este cientificismo no explica por qué la explosión de las invenciones dio comienzo a principios del siglo XIX y no antes ni después, ni por qué ocurrió en unas naciones de renta elevada y no en otras. Habrá quienes piensen que aquellos talentosos inventores, aun sin tener formación previa, sumaban conocimientos al acervo científico cuando su método de ensayo y error daba como resultado un invento. Pero, en realidad, aquellos inventores eran tan creadores de conocimiento científico como los camareros que inventan nuevas bebidas puedan ser creadores de conocimiento químico: unos y otros carecían de los estudios formativos para tal creación. Solo puede considerarse que se produce una verdadera adición al saber científico cuando unos teóricos versados en la materia logran entender por qué funciona un invento, sea este suyo o de otros...
Considerar las invenciones como el motor del conocimiento económico es engañoso porque da a entender que existen fuerzas exógenas que actúan sobre la economía. (En ese caso, hasta el más casual descubrimiento se produce y tiene una repercusión únicamente porque el descubridor se encontraba en el lugar y el momento adecuados.) Pero los inventos que se hicieron famosos por las grandes innovaciones a las que dieron origen.

Phelps describe así como funciona la innovación, que no es lo mismo que invención científica:

• la concepción de nuevos productos o métodos; 
• la preparación de propuestas para desarrollar algunos de ellos; 
• la selección de algunas propuestas de desarrollo para su financiación; 
• el desarrollo de los productos o métodos seleccionados; 
• la comercialización de los nuevos productos o métodos; 
• la evaluación y la posible prueba de los mismos por parte de los usuarios finales; 
• la adopción significativa de algunos de esos nuevos productos y métodos; 
• la revisión de los nuevos productos tras su prueba o su adopción iniciales.

Todo un proceso que cuanto más se difunde, más hace progresar el bienestar.
Por lo tanto, me temo que tenemos ideas equivocadas sobre la innovación, en España particularmente. No se trata de aumentar conocimientos, sino de aplicar ideas nuevas y fructíferas en todo el proceso productivo. 
Con esto nos hacemos una idea de que es en los países en que más Libertad había donde más dieron sus frutos la innovación. De paso, comprendemos el daño que hizo a España, y sigue haciendo, su concepto de las cosas, su escala de valores, que dio impulso a instituciones tan populares como siniestras como la Inquisición, una cuchilla gigante y capadora que funcionaba por una simple denuncia de un vecino envidioso. 
Y también entendemos el error que consiste en creer que, como éstos avances caen del cielo como un rayo benefactor, es el sector público quien debe encargarse de él. Que es como lo entendemos hoy la mayoría, como acción del Estado benefactora, mientras que la empresa es denostada como capitalista opresora. 
No es difícil ver que hay países - España entre ellos -los que más retrasados quedaron frente a los que trajeron la Revolución Industrial, cuyos valores culturales no eran los más propicios a la innovación, tal como la hemos definido aquí. Su ambiente cultural, religioso y político estaban muy alejados de dar cobijo a una escala de valores como los de Gran Bretaña, Holanda, Alemania y Francia, los primeros en subirse al tren de la Revolución Industrial. No sólo estos países europeos que se quedarían atrasados establecían  barreras de entrada comerciales, sino y sobre todo barreras a la corriente libre de las ideas más fecundas. España, por ejemplo, tenía todavía en funcionamiento la Inquisición hasta 1833, además de fronteras interiores que ponían barreras artificiales al comercio. Interior y a la libertad de viajar. Además, las comunicaciones eran inseguras y penosas. 
España, como siempre he sospechado, no es un campo de cultivo adecuado a la innovación - aunque hay empresas heroicas que lo consiguen. Pero el cortocircuito de los mercados frena la extensión de esta innovación al resto de la economía, cortocircuito que muchas veces proviene de leyes estúpidas que están para proteger monopolios artificialmente. 
Un monopolio protegido por el Poder es un enquistamiento, que no necesita innovar para obtener ganancias extras. Un monopolio “natural” es aquel que ha obtenido sobre los  competidores una innovación que le permite mantener los precios más bajos que los que podría pedir por la demanda, pero así logra mantener a raya a sus adversarios, hasta que éstos consiguen una innovación mejor y entran en el mercado.
El innovador que aplicaba bien sus ideas se beneficiaba de una ventaja comparativa frente a potenciales competidores, lo que le garantizaba unas ganancias extras hasta que aquellos le imitaban la fórmula o aplicaban una más beneficiosa. Esa ventaja le permitía crecer y apoderarse de las economías de escala, lo que le reducía los costes medios. 

Y así de dinámica es la Economía desde que empezó la Revolución Industria: aprovechamiento de una idea nueva, financiación, producción y comercialización, lo que aumentaba el nivel de producción general (PIB) y el número de productos. Ese proceso continúo de ampliación y profundización del mercado iba seguido del de los proveedores, los que por su parte no perdían ocasión de participar en el proceso innovador. 
Nos suelen hablar de la Economía como del estudio del equilibrio, pero El Progreso no es una cuestión de equilibrio. De hecho, la economía está en constante desequilibrio, de los que algunos son ciertamente peligrosos, como los excesos financieros, pero la aparición de productos nuevos y la extinción de los que han dejado de tener demanda del mercado es un proceso natural que no debe encontrarse con obstáculos exógenos. 

sábado, 13 de julio de 2019

Reduccionismo

En El País de hoy, un artículo-entrevista al premio Nobel de química Roger Kornberg, éste dice lo siguiente:

Pregunta. Conocer nuestra base química tiene un aspecto filosófico.

Respuesta. Sí, ese es el quid de la cuestión. La vida es química: nada más y nada menos. El funcionamiento del cerebro se comprende tan poco que se tiende a asociarlo a significados mágicos o místicos. Pero químicamente el cerebro es una colección de cables e interruptores. Todos los cerebros humanos son más o menos iguales y las pequeñas diferencias son el resultado de distintos patrones en los interruptores, basados en una combinación de nuestra genética y de nuestras experiencias. Pero, al final, es química, nada más y nada menos, aunque la gente se resiste a la idea. Muchas personas quieren asociar a sus propias experiencias algún significado especial, como la religión. Pero es química.

Yo , que no soy creyente - No ateo, es decir, combativo contra la idea de Dios - me crispo ante este reduccionismo de dimensiones de la vida humana, mucho más complicada que lo que nos puede explicar la química. 
Aceptemos que el cuerpo humano es ciento por ciento química y sólo química. ¿Y después, qué pasa con la enorme producción acumulada de productos espirituales a lo largo de la historia, desde Platón, pasando por Cervantes, Shakespeare, y éste mismo productor de ciencia química? ¿De dónde sale esa ingente cantidad debieras y acumulativa, las invenciones, la creatividad, y sus acompañantes la ansiedad, la angustia, el amor, y todo lo que podríamos añadir?
Porque la producción acumulada del espíritu a lo largo de la historia es ingente. Nos podría contestar este señor que eso lo ha hecho la química, pero reconoce que no sabemos cómo todavía. Lo único que sabe es que indagando, investigando y contrastando conjeturas - que son lo que Popper llamaba “el tercer mundo” - han encontrado en el cuerpo humano solo química, que elimina la necesidad de creer en religiones y cosas similares. 
Sí, preocupante para mí es igual de evidente lo que he dicho antes. Que hay un mundo, el tercer mundo, que nos transmitimos entre generaciones, que muy bien puede puede estar basado en la química, pero cuya sustancia no es la química. Puede decirse que un ejemplar del Quijote o de Hamlet no es más que papel - química - y tinta - química -, pero que la creatividad que lo inventó - desde la química- es una entidad que no comprende todavía, aunque él afirme que es química desde su ignorancia. Dice Rover Kornberg,

P. Pero se valora más saber de Cervantes o de Shakespeare que de Dmitri Mendeléyev, el padre de la tabla periódica de los elementos químicos.

R. Es curioso, porque puedes no saber nada sobre Cervantes o Shakespeare y tener una vida muy productiva. Pero si no sabes nada de química, en mi opinión, no te beneficias de todo lo alcanzado por la civilización. Los tiempos han cambiado y la química es lo primero. Hace 100 años se sabía tan poco sobre cualquier ciencia que no necesitabas saber mucho de física para ser una persona culta y exitosa. ¿Importaba lo que supieras de termodinámica o cosmología? No realmente. Pero en el siglo XX surgieron la química, la biología, la bioquímica, la medicina moderna. Hace poco más de 100 años, las enfermedades se atribuían a desequilibrios de los líquidos del organismo. No había cura para ninguna enfermedad, había tratamientos: sangrados, purgantes agresivos. Si hace 200 años no sabías nada de química, de biología o de medicina, no había grandes diferencias en tu vida. Pero hoy hay muchísima diferencia. Creo que si la gente estuviera mejor formada en química y en biología estaría menos dispuesta a abusar de su propia fisiología con drogas, tabaco…

Es absurdo pretender que abandonemos cada nuestro nuestro campo particular de conocimiento y nos dedique todos a la química. La creación de arte no es tan necesaria para sostener la vida que la producción de pan, cierto, pero una vez que tenemos alimentos suficientes El hambre de cosas artísticas y espirituales se nos alumbra, y no sólo eso, sentimos el ansía de difundirlo y transmitirlo al futuro. Por cierto, sospecho que el mundo del espíritu es inspirador de las ciencias, con lo que se cierra un círculo para mí evidente.
Me quedo con la más modesta conjetura de Popper del “Tercer mundo”. Un Tecer mundo cada vez más Rico y grande, del que podemos extraer cosas que nos maravillan, gracias a ese sentido de acumulación, difusión y transmisión que todos poseemos... gracias a la química, por supuesto. Pero si hoy no conociéramos la Iliada, creada cientos de años antes de Cristo, seríamos distintos. Vale, el espíritu es una metáfora, pero una metáfora ineludible. 

miércoles, 10 de julio de 2019

Contra el progresismo antiliberal

Ser conservador es preferir lo familiar a lo desconocido, preferir lo experimentado a lo no experimentado, el hecho al misterio, lo real a lo posible, lo limitado a lo ilimitado, lo cercano a lo lejano, lo suficiente a lo sobreabundante, lo conveniente a lo perfecto, la risa del presente a la dicha utópica. (Oakeshott)

El afán de certeza y la seguridad de encontrarla mediante su método de la razón,  que infundió Descartes en el siglo XVII, es la semilla del racionalismo.

Iba a titular este artículo “Contra el progresismo español”, simplemente porque es con el que convivo a diario, sobre el que recibo noticias, el que sufro. Pero creo que tiene bases psicológicas comunes con el de otras latitudes. No obstante, me centraré en el caso español. 
El Progresismo tiene sus raíces en el racionalismo, llevado a su extremo en el siglo de razón. Con ello no quiero decir que la razón sea prescindible, por supuesto. Critico el racionalismo como intento de establecer como última y única ratio la razón. Desde Descartes a Marx, pasando por Robespierre, hay un ejercicio de reduccionismo de todo lo demás al único criterio del racionalismo constructivista, capaz de modular o edificar un Hombre Nuevo y una Nueva Sociedad. El desnudarse de toda tradición y experiencia traería ese nuevo hombre perfecto.
Por supuesto, otro ejemplo de racionalismo es la teoría económica, que sigue basándose en un agente perfectamente racional que, además, no se equivoca en sus decisiones. Y hay una rama de la economía, el Liberalismo dogmático de Hayek & co, es otro ejemplo que responde sin querer - sin ser consciente -a ese racionalismo-constructivista que pretenden crear una sociedad nueva cambiando instituciones, como restableciendo el Patrón-Oro, o eliminando toda institución protectora de los débiles. El constructivismo es transversal, pero el imperante hoy es el progresismo.
Este constructivismo tiene otra característica que destaca Oakeshott:

No hay lugar en su esquema para «lo mejor en tales circunstancias», sino sólo para «lo mejor»; porque la función de la razón es precisamente la de superar las circunstancias.

El racionalismo es suficiente para enfrentarse al problema, y no hay factor circunstancial que no pueda superarse. Si algo falla, es la realidad, no el método racional aplicado. Y continúa Oakeshott:

Y de esta política de la perfección emerge la política de la uniformidad; un esquema que no reconoce la circunstancia no puede dar espacio a la variedad. «Debe existir, en la naturaleza de las cosas, una forma de gobierno que sea la mejor, a la que todos los intelectos–debidamente despertados del letargo de la ignorancia salvaje–estén irresistiblemente incitados a dar su aprobación», escribe Godwin.

El progresismo, creo que especialmente el español, es un caso de ese racionalismo que puede llevar a consecuencias desastrosas. 
Las raíces del progresismo (español) son principalmente el marxismo y sus congéneres, aunque hay casos de progresismo que negarían esto. Sin embargo, si consideramos a los partidos que encarnan el progresismo, es innegable que el marxismo está en sus orígenes. No es que Marx fuera feminista, ni mucho menos, pero a un nivel inconsciente el marxismo prolonga su influencia en el progresismo a través de su racionalismo. Este racionalismo es contrastable por haber querido Marx encerrar la historia en leyes inmutables, siguiendo su “dialéctica”, sistema férreo de construir leyes inmutables. No olvidemos que Marx dedicó su “Kapital” a Darwin, el descubridor del evolucionismo en la naturaleza. Pero Marx obvió el papel que jugaba en el darwinismo el azar, que es el que determina las mutaciones genéticas que luego favorecen o no la adaptación de la especie al medio ambiente. (Muchos creen todavía que el darwinismo es la demostración que la adaptación es promovida por el medio al ambiente, cuando es justamente al revés.)
Al eliminar el azar de la historia - y quién puede negar su papel fundamental - se edificó un sistema totalmente determinista, que necesariamente llevaría al triunfo de la clase trabajadora y al paraíso sin clases. El determinismo lleva, lógicamente, al dogmatismo extremo, dogmatismo que comparten los ejemplos antes citados de racionalismo constructivista. 
Aquí quizás podríamos citar a Ortega y Gasset, su esquema de la mente humana que no puede evitar “Ideas y Creencias”, siendo éstas últimas las que considera el racionalismo prescindibles, como si eso fuera posible. 
El problema del progresismo, especialmente el español, es que quizás niegue ahora su origen racionalista-marxista, pero éste se ha sobrevivido en su dogmatismo. Y ese dogmatismo, aunque parezca difícil, puede llevarnos a una sociedad opresora, como ya lo es en algunos aspectos que vemos cotidianamente: la acción agresora y rencorosa de grupos de presión diversos contra los que no piensan como ellos, acción silenciada, desgraciadamente, por los grupos, partidos e instituciones que se consideran progresistas
Así, el progresismo se ha convertido en la justificación para “avanzar” hacia un hombre nuevo, más “libre” aunque esa libertad no sea individual, sino grupal: de los grupos que consiguen imponer sus ideas a los demás, protegidos por un ambiente social que sin querer permite o propicia esa invasión. Invasión sobre las minorías desagregadas de una Lengua, Ideología, etc.
Todo esto hace a la democracia española una democracia falsa, defectuosa, como lo es toda la que no es basada en el individuo, que es la minoría mínima concebible. Y toda democracia que no defienda a las minorías, no es democracia. Este estado de cosas se refuerza por el apoderamiento de las instituciones por simpatizantes o simplemente miembros de los grupos de presión. Por ejemplo, la actitud complaciente, incluso activista, del ministro de interior en las agresiones vividas por algunos en el día del orgullo gay. 
El liberalismo individual debe ser la base de la democracia para ser ésta auténtica y eficaz. Pero lo que vivimos es la formación de  mayorías que aplastan a las minorías, sin que existan instituciones intermedias que defiendan a los individuos. Las ideologías son la matriz original de las consignas, que son lanzadas de unos contra otros grupos con rencor. Y es que el odio es la mejor defensa para proteger la cuota de poder de cada uno. Esto se siembra con gran fruición entre la población, aventado por los medios adictos a tal o cual formación. Un medio independiente es sencillamente inconcebible en este ambiente. Aunque lo fuera, tendría que adaptarse a las reglas de juego y el lenguaje prefabricado en vigor. 
El progresismo es la única verdad, en contra de la mentira del conservadurismo liberal, que se ve incapaz de superar la fuerza de los grupos progresistas al uso. 
Los individualistas que quieren cumplir las leyes y decidir sobre su vida se encuentra con innumerables bastones en las ruedas de su carreta, para empezar con unas leyes injustas siempre a favor de los grupos de presión, generalmente, aunque no únicamente, progresistas. 
El progresista ve la realidad como dijo  Voltaire,

 la única manera de tener buenas leyes es quemar todas las existentes y empezar de nuevo.

Expresión perfecta de la acción progresista, continua debeladora de antiguas leyes válidas por otras nuevas que dividen a la sociedad, y van transformándola en algo irreconocible para las generaciones presentes y pasadas.
Ese “empezar de cero”, obsesión de los progresistas,  es el mayor error de los progresistas, que se creen con derecho a pintar sobre una realidad que se les ofrece como un lienzo en blanco, en su ceguera por todo lo que hay de bueno en el pasado o el presente. La historia que no es de su gusto hay que borrarla, y pintarrajear una nueva historia y un nuevo pasado, poco a poco deformando la sociedad que se ve forzada a un trágala de un mapa en el que, evidentemente, no cabemos todos. Todo esto se camufla con el nombre “Democracia”, que no significa más que la mayoría le impone a las minorías ese trágala.
Un ejemplo entre miles: en la Comunidad de Valencia los partidos progresistas están imponiendo una inmersión lingüística escolar en el Valenciano (ídem en Baleares), y los castellano hablantes han de tragar sí o sí que sus hijos estudien en esa lengua, lo que no puede más que suscitar la réplica de la división y el odio en cada una de las familias. 
La ruptura violenta con el pasado no puede más que acabar mal, con una dislocación creciente de la sociedad.
España es forzosamente progresista. La boba tolerancia de los grupos de derechas, sus complejos ante la izquierda, les lleva a aceptar ese constante cambio hacia la nada. Los individualistas, únicos demócratas de verdad, estamos indefensos. 

lunes, 8 de julio de 2019

Fluyen y refluyen

Cientos, o miles, de turistas fluyen y refluyen por el mundo en nuestro verano. Si España puede hablar de cuarntaytantos millones, que decir de Italia, Grecia, Francia, etc, etc. Europa es un parque temático. 
Cientos de millones sólo en verano. No contamos los que van de Europa a Oriente, o los que se mueven dentro de las fronteras nacionales o europeas. ¿Y Latinoamérica, EEUU, Japón? Mejor hablemos de miles de millones de gente fluyendo, haciendo miles de millones de selfies, que luego envían en miles de millones de whatsaps que se cruzan por los océanos sin interrupción. Fotos anodinas en las que el que posa es una pulga al lado de un monumento,como antaño, sólo que entonces en blanco y negro. “Mira, mi padre en Moscú”, un punto con gabardina ante el Kremlin. 
No hay quien lo pare, y hace pensar el hecho y que no hay quien lo pare. 
Cientos, miles de aviones, cruzando continentes y océanos para llevar gente aburrida de Barcelona a Pekín, o de Pekin a Madrid, digamos por caso. 
Según la teoría del calentamiento, esto debería acabarse. Digo yo. 
Yo rehuyo viajar, más en avión. Es un peso imposible de llevar para mí. Veo a los turistas conquistando el Tíbet y el Everest en fila india, y me deprimo. O no, no me deprimo exactamente, porque ya es un sitio tachado para mí, afortunadamente.
Así, voy tachando sitios que conozco a la perfección gracias a la TV, al cine, o haber estado allí hace años, cuando el acoso de las chanclas se podía ignorar con un pequeño esfuerzo. 
Hay sitios en los que pienso con nostalgia porque me gustaría volver a ellos, y a alguno lo haré, seguramente con una decepción mayúscula. Sólo de ver los gigantescos barcos de recreo entrando por el gran Canale me ponen de mala leche. No quiero ver eso en la Venecia que yo conocí. 
¿Tiene esto un límite? Parece que la humanidad es un ser incapaz de no cometer excesos, desde la guerra atómica hasta el turismo, los coches, los barcos, las ciudades, todo. Por algo será.

El deleznable día del orgullo gay

Les supongo informados de lo que pasó en esa famosa demostración de sectarismo de los LGTB, bajo el liderazgo del cada vez más infame ministro de justicia, nada menos. Que LGTB es un grupo de presión sectario quedan pocas dudas. Que tienen un gusto estético execrable es manifiesto patentemente, pero, desgraciadamente,la ideología... de género principalmente, ciega a muchos sobre esto. Estas siglas amparan un grupo que pretende ser combativo contra la heterosexualidad: ellos se sienten superiores y decretan quién tiene el gusto recto (nunca mejor dicho). 
No tengo nada contra los homosexuales. Pero creo que debe ser una elección individual, amparada por las leyes, como ya lo es, nunca por un grupo agresivo contra el resto del mundo. Repito: lo que más me repele de este movimiento es su repugante gusto y su imposición por mandato a todo el que no se sienta acorde con esta seudo izquierda feminista-homofila-opresiva.
El mejor artículo que he leído sobre los LGBT y su día es el artículo de Alfonso Ussía que alguien me ha mandado, y quería reproducirlo aquí por estar totalmente de acuerdo con él. Ahí va:

Humillación gay 3 julio 4 min.

ALFONSO USSÍA
Lo que he visto desde la prudente distancia del mal llamado Orgullo Gay en su anual semanita de fiestas, más que de orgullo tiene de humillación. Humillación y sometimiento a un inimaginable mal gusto, grosería, procacidad y cochinada en los espacios públicos que a todos nos pertenecen. Ahora, el Orgullo Gay ha pasado a denominarse Orgullo LGTB, pero por mi parte, no hay inconvenientes que se sume a la nueva denominación el resto del alfabeto. Orgullo LGTBCDEFHIJKMNÑOPQRSUVWXYZ. Llena más y mejor las pancartas. En la calle una pareja de marranos dándose por retambufa mientras otra pareja procedía a una felación aplaudida por los presentes. No pueden estar orgullosos de nada.

Creo que la homosexualidad culta y sensata se sentirá profundamente avergonzada con las demostraciones y aspectos de estas cochambres humanoides. Como todos, tengo amigos gays –maricas de los de toda la vida, según el gran Luis Escobar–, que aborrecen las asquerosas exhibiciones de la degeneración subvencionada. Asumo el riesgo de saberme marginado, aún más a partir de ahora, de todas las esferas presumiblemente «culturales y progresistas» del mundo audiovisual dominado con omnímodo poder por los LGTB.

El «Lobby Gay» es, con toda probabilidad de acierto en la intuición, el más poderoso del mundo, y el de mayor influencia en la Literatura, el Cine, el Teatro y el famoseo televisivo. Al Ayuntamiento de Madrid, ésta semana del falso orgullo le ha llegado proyectada y hecha por el anterior equipo de Gobierno presidido por Manuela Carmena, la de las magdalenas. Pero está obligado a medir las semanitas de los años venideros. Los fornicios a la vista de los transeúntes entre parejas de hombres, de mujeres, de hombras, de mujeras, de hombris y de mujeris, hombres con hombras, mujeres con mujeras, todos en bolas practicando sus pasiones en las calzadas y las aceras que son de los madrileños y visitantes no son admisibles. Una permanente exhibición de reprimidos desbocados, desculados y descoñados. No entiendo los motivos de su orgullo.

En el fondo, y séame permitida la heroicidad, todo responde a un hondo complejo de inferioridad. No me estoy refiriendo a los miles de homosexuales de ambos sexos que aceptan su condición con la misma naturalidad que los heterosexuales la suya. Me refiero a estos gorrinos sostenidos por la putrefacción de la antiestética, estos exhibidores del gusto más pésimo, cuyas organizaciones y grupos perciben ayudas oficiales con el dinero de los contribuyentes.

Sobra la visión de una sola fotografía para determinar que el orgullo es falso y que la provocación a la normalidad y la urbanidad es el único objetivo. Por la calle pasean niños, y sobre todo, se mueven personas a las que les importa un bledo la tendencia sexual del prójimo. Una explosión sufragada por los impuestos de todos de perversa porquería. Para eso están las casas, los locales especializados y la intimidad.

Resulta divertido –aquí sí hay motivo para la sonrisa–, ver a los participantes gays de las izquierdas ignorantes luciendo camisetas con la efigie estampada del Ché Guevara, destacado asesino de homosexuales durante los tiempos de la Revolución cubana y el establecimiento de la dictadura castrista. Resulta divertida la prohibición a la representación homosexual israelita, cuando el Estado de Israel es el único en el medio Oriente que ampara legalmente la homosexualidad y la libertad sexual. Resulta divertida esa obsesión antisemita, y ese amor de los gays de escaparate españoles por los regímenes teocráticos de Oriente Medio, especialmente el gran financiador de la televisión de Pablo Iglesias, que todos los viernes cuelga de lo alto de las grúas en las plazas de Teherán a quienes son condenados a morir por ser homosexuales. Las lapidaciones a las mujeres sospechosas de haber cometido adulterio, también son muy edificantes para esta masa sin letras en sus cabezas. Resulta divertida y conmovedora la presencia de homosexuales y transexuales bolivianos, que según el presidente comunista Evo Morales, no existen. «Aquí no hay maricas porque nuestros pollos no están contaminados».

Pero son anecdóticas estas contradicciones. Lo que nada tiene de anécdota es el pésimo gusto de las exhibiciones sexuales públicas de un buen número de indeseables – muy feos y feas, por cierto–, que desnudos por las calles de Madrid se dan a la sodomía y la tortilla con arrogante complejo de inferioridad. No saben que con sus cochinadas humillan, fundamentalmente, a los homosexuales.

La medida nada tiene que ver con la prohibición. Y a partir del año que viene, hay que medir. Inexcusablemente.

viernes, 5 de julio de 2019

Demografía decadente y tecnología

  In Praise of demographic decline  es un gran artículo de Adair Turner, en que desdice que la caída demográfica tenga que se una tragedia. Todo lo contrario, si la innovación tecnológica sigue avanzando, pues en ese caso se necesitarán cada vez menos trabajadores obteniendo, sin embargo, con aumentos incesantes de productividad, el aumento deseado de la producción. 

Nuestra creciente capacidad para automatizar el trabajo humano en todos los sectores (agricultura, industria y servicios) hace que una fuerza laboral cada vez más importante sea cada vez más irrelevante para las mejoras en el bienestar humano. Es una buena noticia para la mayor parte del mundo, pero no para África.

Todo se reduce al argumento de que el nivel de producción es una función de los factores aplicados, trabajo y capital, al que se añade una variable residual, pero crucial, que es el avance tecnológico.
Es la historia del capitalismo desde la Revolución Industrial, gracias a la que el producto crecía a mayor ritmo que el aumento de los factores. Desde entonces, gran parte de la humanidad se ha beneficiado de ese modelo, cuyo divulgador primero y primer economista en darse cuenta de la importancia del fenómeno fue Adam Smith. 
Ciertamente, sin avance tecnológico, estaríamos todavía en la Edad de Piedra, como Jevons puso de manifiesto con su modelo de avance de la población geométrica mientras los alimentos lo hacían a velocidad aritmética. Cualquier parón tecnológico se traduce en decadencia y miseria; sólo la innovación – en el sentido no de invención, sino de aplicación de nuevas tecnologías – permite salir de la miseria, y reducir su significante en números de afectados. Hoy, por ejemplo, gracias a las nuevas tecnologías bieogenéticas, sería posible acabar con el hambre en el Mundo, y si no se hace es porque grupos ecológicos bien conocidos (Greenpeace) dominan a la opinión pública mundial. De hecho, el hambre ha desaparecido prácticamente de los paises emergentes menos de Africa, aunque en éste continente se hayan conseguido grandes avances en países con gobiernos sensibles a las necesidades de la población. A veces parece que a algunos grupos de ayuda humanitaria les conviene más conservar un nivel pobreza que les permita mantener activos sus chiringuitos subvencionados. Naturalmente, no me refiero a todas las ONG, que a veces realizan una labor necesaria en ambientes muy hostiles, incluso bélicos. 
Pero la llamada de atención de Adair Turner sobre la sustitución de cantidad de empleo por innovación tecnológica abre una puerta a la esperanza de nuestros países con decadencia demográfica. Para ello hay que crear el ambiente necesario para que se desarrolle tanto la ciencia como la innovación.

miércoles, 3 de julio de 2019

El Estado de intereses partidistas

Acabo de rematar la lectura del libro que mencionaba hace cuatro post,



Esta lectura tan trágica, de un partido que se creía llamado a jugar un gran papel en la Transición, me sugiere algunas pequeñas reflexiones sobre el estado político de la España actual.
Estas reflexiones se derivan de una pregunta: ¿ha terminado la Transición? ¿Cual ha sido el resultado?
Me hago esta pregunta porque se supone que la Transición se cerró en 1982, cuando el PSOE llegó por primera vez al poder tras el hundimiento de la UCD de Suárez y del PCE de Carrillo. El PSOE de Felipe González vino a llenar ese enorme vacío de poder que había dejado la caída de Suárez y los sueños de Carrillo de subirse al carro del gobierno porque él era la única alternativa de izquierdas seria. 
Si vemos el estado actual de nuestra política, o la Transición no ha terminado, o ha sido un verdadero fracaso. El multipartidismo, junto el Carajal de las CCAA, que aumenta exponencialmente el caos, nos coloca en una situación permanente de precariedad, sin que se pueda vislumbrar la mínima intención de hacer una política básica de estado a medio plazo. Esto verdaderamente no es un triunfo. La Transición ha sido el camino seguido desde 1975 hasta ese resultado; por lo tanto, o bien los ejecutores o bien la propia Transición han fracasado. Ésta última por craso error de diseño. 
Creo que se puede afirmar que el problema es de diseño, que dejó errores indubitables en la Constitución, aunque a ellas ha de añadirse decisiones de los gobiernos de turno que ahondaban en esos errores. 
La Constitución no cerró bien el proyecto de descentralización, que fue mucho más allá y convirtió a España en 17 reinos de taifas que impiden inexorablemente una mínima política de Estado. El otro error que viene a imbricarse en éste es la ley electoral, una ley de listas cerradas que diseñan las cúpulas de los partidos tanto para las elecciones generales como para autonómicas y municipales. Las cúpulas de los partidos, especialmente el que está en el poder, son los verdaderos amos de la Nación, sobe todo teniendo en cuenta que ya que se reparten los puestos de la judicatura con absoluta desvergüenza. Los partidos nombran a los diputados y a los jueces. La democracia al revés.
A partir de aquí, los errores de los gobierno de turno - como el que comentábamos hace poco en el post “El señor de las moscas” -, han ahondado en la herida de los fallos iniciales. El caso paradigmático es el de el estatuto de autonomía concedido a Cataluña por el ejecutivo de Zapatero; pero hay otros, como la timidez con que se aplicó el artículo 155 ante el golpe de estado catalán. 
Y ahora es inevitable plantear la pregunta: ¿que soluciones hay; quien las menciona siquiera en sus programas? Si algún partido lo hace, ¿tendrá la posibilidad de realizarlas? 
Desde luego el que gobierna actualmente, no. Es más, es de temer que se opondrá frontalmente - como lo haría cualquier otro en su posición - a modificar el status quo que tanto le beneficia. Vivimos un estado de intereses partidistas, que pasan por encima de los intereses ciudadanos. 
¿Es factible que, involuntariamente, con el tiempo, vayamos a corregir estos graves fallos? Cabe dudarlo. 
¿Pensaríamos que podemos seguir con los problemas indefinidamente, en una especie de pacto entre la sociedad civil y los partidos para no molestarse entre ambos? Esto parece una ilusión improbable. Sin embargo vivimos todos así, despreocupadamente, esperando que el fin del mundo no nos caiga encima.
Delante, en un futuro no muy lejano, nos esperan sin embargo desafíos que sólo sería posible vencer en un sistema muy distinto, que permitiera la Política con mayúscula. Piénsese por ejemplo en la dantesca insostenibilidad de las pensiones. 
Desde luego un panorama frustrante, pero que parece no afectar a casi nadie. 

martes, 2 de julio de 2019

Sociedad, geografía y economía

En El Mundo de hoy, una interesante entrevista con el geógrafo-sociólogo Guilluy , francés. Me salta a la vista una frase que resume toda la entrevista: “la economía de hoy no crea sociedad”. Es interesante porque, al introducir la geografía de un país, ya no hay lucha de clases, sino de localizaciones frente a las cada vez más poderosas ciudades, que por su parte no son ya capaces de absorber a la población decadente de esas localizaciones. Un ejemplo es lo que se habla hoy de “la España vacía frente a la periferia y Madrid”. Pues resulta que esto pasa en todos los países occidentales, lo que se ha concretado en Trump en EEUU, el Brexit en Gran Bretaña, y la manifestación de los “chalecos amarillos” que apenas hemos comprendido en España. 
Según el autor, el error muy extendido es el empeño en identificar estos fenómenos como de izquierdas o derechas, cuando en realidad los chalecos amarillos eran, si algo les une, los franceses de zonas rurales semi abandonadas, con sensación ciertamente de abandono de los poderes públicos, ante los que protestan su indefensión ante su empobrecimiento. Entre ellos, había jóvenes y ancianos jubilados, desplazados por el poderío de París y grandes ciudades. 
Es interesante esta introducción de la geografía en las fuerzas y desequilibrios sociales, pues nos vendría a decir que la Economía clásica no tiene respuestas a este problema que, según el autor, seguirá agudizándose. 
¡La sociedad, cada vez más distanciada del sujeto económico único de los modelos macroeconómicos al uso!
Al menos Keynes dividía los sujetos económicos en varias categorías, como consumidores-trabajadores, empresarios, financieros y Estado, cada uno de ellos con sus fines sus recursos bien distintos. Según Guilluy, esto sería ya insuficiente. Ha surgido la clase de los desclasados, pues ya no hay clase media en torno a la cual se estructuraba a sociedad de antes. 
La crisis ha sido un sutnami que, cuando se ha retirado, ha dejado a unos más ricos y a otros más pobres. De estos surge la clase geográfica de “los olvidados”, como son los “chalecos amarillos”, que han expresado su ansiedad votando a partidos populistas nuevos, aunque usen etiquetas del siglo XIX. 
En un par de post anteriores hablaba de Extremadura a través de mi visita a Zafra. Extremadura es la quintaesencia ejemplar de ese desplazamiento hacia la nada en España, aunque hay otros, sin duda. 
Creo que en Keynes cabría, a través de inversiones públicas, atender esas necesidades de reintegración de esa geografía olvidada – claro que Keynes, cuando pensaba en la inversión pública, daba por supuesto una gestión eficiente, no “a la española”. En todo caso, está claro que hay regiones deprimidas que necesitan atención vía inversión pública, y que esa inversión fuera centralizada para su eficaz implementación. 
Con las deficiencias seculares que hay en muchos servicios públicos, desde educación a transporte, creo que hay margen sobrante para ser eficaz, aunque la clase política de que nos hemos dotado se incapaz de pensar mínimamente en estos términos. 
Ciertamente, esto es un palo crítico al actual sistema de autonomías, que reciben traspasos y dinero desde el centro que no utilizan eficazmente. ¿O sí? Yo me temo que no. 

lunes, 1 de julio de 2019

El señor de las moscas

El señor de las moscas es el mendigo que hurga en la mierda y es rodeado en su camino por las moscas, siempre una señal de que no hay que aproximársele.
JL Zapatero es el señor de las moscas, titulo de una novela de un premio Nobel que no viene ahora al caso. 
Fue Zapatero quien dio el paso de gigante necesario (aunque no suficiente) para romper la Constitución y España. Porque si se rompe la una, la otra no sobrevivirá como Nación. 
Zapatero regaló a los catalanes un estatuto abiertamente anticonstitucional, en el que se definía a Cataluña como nación, lo que tuvo que corregir el TC, aunque la rectificación enfadó a los catalanistas. Pero el mal estaba hecho, como ha demostrado el paso del tiempo. Este tipo de conflictos los pierde el que primero cede, y ZP abrió un boquete para andar ese camino de moscas. Sánchez parece muy dispuesto a seguirlo, mientras su antecesor se ha metido en más montones de mierda, como su infame actuación en Venezuela, que los padres fundadores del PSOE de hoy le reprochan y le enemistan con él. 
El señor de las moscas se ofrece ahora como intermediario entre el gobierno y los rebeldes, y pide un indulto de los procesados. Más mierda y más moscas. 
Las instituciones son imprescindibles, pero si determinadas personas se empeñan en derruirlas, y poner en peligro a la nación para ventaja de una minoría minoritaria, a fe que lo consiguen. 
Pedro Sánchez es un sucesor de ZP con méritos acreditados, y se está haciendo acreedor a ser el señor de las moscas II. Ya ha dado pasos de gigante para fortalecer a Bildu, en Navarra Nada menos, cuya caída en brazos del País Vasco sería una tragedia, aparte de ser otro punto de ruptura de la Nación. Sánchez ha dado pasos irreversibles en el camino trazado por ZP. Si algún día Navarra es integrada en el Pais Vasco, en contra de lo que piensan la mayoría de los navarros, será un motivo de fuerza más para los independentistas, que se sentirían más fuertes para buscarla. Es claro que si se independizaran ahora, Navarra se quedaría en España. Su estrategia es primero adherirse Navarra, luego la independencia, aprovechando una disposición de la Constitución que les abre la puerta.
La dinamitación de las instituciones que nos defienden nos tienen en un momento de riesgo agudo de que todo quede arramblado en una nada, con dos trozos separados, y con todo por empezar, lógicamente, desde la cabeza del rey a la redefinición de España. Nada seria igual, y la incertidumbre, madre de todos los conflictos, sería inconmensurable.
Al señor de las moscas le debemos un buen trecho. Quizás en el fondo es que a la mayoría de los españoles no lo siente como vital el problema.