"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 30 de agosto de 2021

Eso: ¿como osamos los europeos criticar a EEUU?

(Artículo de hoy de José García Domínguez. Me gusta, y lo cuelgo aquí por eso)

Si yo no fuera europeo, con toda seguridad estaría aplaudiendo, incluso con las orejas, a todos esos valientes conciudadanos míos de la Unión Europa que, airados e indignados, exigen hoy responsabilidades a las élites rectoras del imperio americano por el bochorno de Afganistán. Pero resulta que, al igual que todos esos que no paran de gritar, también soy europeo. Y me temo que, pase lo que pase en cualquier rincón cercano o remoto del mundo, a lo único que tenemos genuino derecho los europeos es a permanecer bien callados. Más que nada porque a estas aciagas horas Europa vive inmersa en una muy ridícula esquizofrenia.

Por un lado, seguimos siendo el continente posthistórico que se regodea en un adánico retorno a la infancia que posee como premisa mayor el negar que la fuerza constituya el argumento principal del orden mundial. Algo, la naturaleza intrínsecamente coercitiva del poder en el orden internacional, que ni rusos ni norteamericanos se han permitido olvidar jamás. Por el otro, exigimos al primo transatlántico de Zumosol que implemente, y sin reparar en costes materiales ni humanos, el grueso de las labores punitivas propias de los gendarmes globales, esas mismas que a nosotros nos repugnan tanto desde el punto de vista ético como desde el estético.

Así las cosas, resulta que dos presidentes norteamericanos consecutivos, el más macho de la historia de la Federación y posiblemente el más senil, han decidido al alimón abandonar Afganistán a su suerte con el argumento, por lo demás inobjetable, de que su responsabilidad principal remite a defender los intereses de los ciudadanos de Estados Unidos, no los de los ciudadanos de Afganistán. Un cinismo apenas disimulado, el de los yanquis, frente al que los europeos, siempre provistos de nuestra manifiesta superioridad moral, solo podemos exhibir, ¡hay!, una vergonzante hoja de parra. Pero qué demonios vamos a exigir nosotros a Biden cuando ni siquiera fuimos capaces de organizar una fuerza militar autónoma de intervención en las guerras de los Balcanes, nuestro particular patio trasero. Hasta para destruir Yugoslavia tuvimos que llamar a la puerta de la Casa Blanca porque no éramos capaces de hacer el trabajo. ¿Nosotros pedir explicaciones a nadie? Lo único que nosotros podemos pedir es perdón.


El precio de la electricidad

No entiendo por qué este gobierno ha hecho las cosas tan rematadamente mal en su gestión de la electricidad. La intervención del estado debería ir, si acaso, en sentido contrario: bajar los precios para aumentar la capacidad adquisitiva de los consumidores y reducir los costes empresariales. La electricidad es un producto que afecta a toda la economía.  
Recomiendo la lectura del artículo de Rotellar, claramente explicado - aunque no esté de acuerdo con su conclusión de que es culpa de un gobierno de izquierdas. Le recuerdo que fue Aznar quien comenzó a encarecer la energía obligando a las empresas del sector a introducir energía “ecológica”, como molinillos y demás. Eso había que subvencionarlo, pues eran, y siguen siendo, ineficientes, lo quien para Rotellar representa el primer tramo de la razón del alto precio. El segundo tramo se debe a la intervención en el precio, y el tercero el IVA, todo lo cual supone que más de un 56% del precio es causado por la intervención del gobierno. Un gobierno de izquierdas que en bueno lógica debería seguir el camino opuesto. Es más, yo entendería que el gobierno interviniera para estabilizar el precio, bajarlo por debajo del coste, beneficiar en fin a los más pobres, como debe hacer todo gobierno de izquierdas. 
Por eso me temo que cuando cambien las tornas y llegue el PP, seguiremos asistiendo a las mismas irritantes estupideces, con otras ofuscadas y embrolladas explicaciones, pero igual.  
No veo a Casado capaz de tomar decisiones fuertes. 

domingo, 29 de agosto de 2021

El dinero

Lo que más me gusta de la economía es la teoría y la política monetaria. Llevamos más de diez años, desde 2008, que hemos comprobado la importancia crucial del dinero. No siempre fue así, pues hubo un tiempo de triunfo del keynesianismo, en los años 1950-60, que los economistas keynesianos (prácticamente todos) de USA, con Galbraith a la cabeza,  propagaban que la única política importante era la fiscal. La monetaria, cero relevancia. Eso les llevó a un galimatías cada vez más complejo que acabo en el fracaso del seudo keynesianismo americano - aunque la guerra de Vietnam hizo mucho por dar la puntilla y arruinar al país. 
Tuvo que venir Friedman en los setenta para poner en el centro del modelo el dinero, y arrinconar la política fiscal por las muchas fricciones que suponía. 
Sin embargo, Keynes fue un innovador en la teoría del dinero, que hasta entonces se había considerado un mero instrumento de intercambio de bienes. Keynes demostró que era un activo poseedor de valor, y que la gente, los inversores sobre todo, estaban pendientes de comparar su patrimonio con la liquidez; es decir, tenían mucho cuidado con la la liquidez de sus activos, y cualquier súbita inquietud por ese aspecto podía desatar la preferencia por la liquidez y la liquidación de activos, que se derrumbaban de precio. Eso ha sido muy visible en la última década. 
De modo que hubo un tiempo que los bancos centrales no tenía el protagonismo que tienen ahora. Los keynesianos americanos se equivocaron por despreciar las capacidades financieras de Keynes, no solo por su experiencia bolsista,  sino por la profundidad de su análisis. Si en algún punto destrozó a sus predecesores fue en éste. El dinero no es algo neutral que pasa por la economía “sin romperla ni mancharla”, como asumían los clásicos, de manera que era como un velo que ayudaba sin incordiar. El dinero, todo lo contrario, puede tener influencia en los mercados, y satisface una demanda social que no sólo es instrumental. Cuando la demanda de dinero cambia, puede afectar no sólo al nivel general de precios, sino también a los precios relativos, eso que no comprenden los libertarios, que creen que los previos relativos son los que estarían vigentes si no hubiera dinero y hubiera trueque. Bendita ingenuidad.

viernes, 27 de agosto de 2021

¿Bitcoin? No gracias. Es un juego de suma cero sin valor económico.

1) No hay manera de evitar en la prensa diariamente el artículo de marras sobre el Bitcoin (no sé si debería decir la Bitcoin, pues es una moneda). Bueno, el euro es masculino, ¿no? Aunque esas cosas ya se sabe, se están diluyendo. 
El caso es que se ponen muy serios para comentar los últimos avatares de la Bitcoin frente a la Euro o la dólar, cuando yo no veo razones para tomarse en serio tal disparate. 
El Bitcoin es una “moneda”, dicen. Pero no lo es. No es una moneda en circulación cuya tenencia te de la seguridad de un valor estable. No es lo mismo tener X bitcoines que, por ejemplo, un Renoir, aunque alguna vez hayan valido por casualidad lo mismo. Pero eso habrá sido un nanosegundo, porque la Bitcoin no para de subir o bajar de precio. 
Y esa es la debilidad de la Bitcoin: que es un puro objeto (no físico) de especulación con una gran volatilidad, un juego de suma cero, lo que supone un gran riesgo comprarlo y retenerlo. La gran volatilidad quiere decir que el precio de un momento no lo puede tomar como un valor referencial, ni aproximado, de cuanto vale su posesión. 
2) El Bitcoin, al ser especulativo, no tiene ningún sentido para el crecimiento del PIB o la caída del desempleo, aumento de la productividad o cualquier otro aspecto de la economía. Cuando ud. compra acciones de una empresa, es obvio que ud está especulando con que van a subir, pero además aporta una financiación a esa empresa y su inversión. Es decir, tiene un sentido económico colectivo, aparte de si ud gana o pierde al vender su paquete de acciones. Está contribuyendo al progreso económico. Su recompensa vendrá por su participación en forma de dividendo, o incluso ser miembro del Consejo, o ganar dinero cuando lo venda. Hay un sentido económico. 
Todo esto no lo tiene Bitcoin, al contrario. Si compras uno, estas apostando a que si ganas, los demás pierden. Es un juego de suma cero, por lo que no entiendo el tiempo que le dedican. Bueno, si lo entiendo: es para atraer incautos que aporten masa monetaria al mercado, para hinchar las ganancias de los demás. 
3) Keynes decía que la Bolsa parecía un casino, que la inversión en ella no se basaba en los valores fundamentales de las empresas, pero que era necesaria porque aportaba liquidez a los que quisieran desprenderse de unas acciones. Es la función de todo mercado aportar liquidez a las cosas que se transaccionan.
Si no, los mercados serían pesados, ilíquidos, azarosos... no sabrías cual sería el mejor precio de venta y cuando se presentaría. Cuanto más líquido es un mercado, más útil es. Por lo tanto, La Bolsa aporta algo a la economía. 
4) Warren Buffet & Al, lo han despreciado. Buffet tiene una forma de ganar dinero que sí aporta, y mucho, a la economía: sin duda crea recursos. 
El Bitcoin, como el casino, no. Es un objeto lúdico y arriesgado, al que no habría que dedicar tanto tiempo y tanta “ciencia” desperdiciada. ¿Ud ha visto que la Ruleta sea objeto de tanta atención por algunos que se dicen economistas? 
5) Por último, el Bitcoin ha atraído a un sector delictivo como forma de blanquear dinero sucio. El juego también lo es. A ver cómo te quitas esa lacra para tomártelo en serio. 
Es una apuesta. Se podría comparar a una ruleta, a un duelo, a un pierde-paga, pues si uno gana es a costa de otro. ¿Dónde está su contenido económico? 

jueves, 26 de agosto de 2021

El BCE y sus operaciones de ampliación de liquidez

Como sabe casi todo el mundo interesado en la economía, los bancos centrales más importantes (FED, BCE, Banco de Japón, etc) han prolongado desde la Pandemia unas operaciones especiales de adquisición de deuda pública, cuyo pago se convierte en liquidez de máxima capacidad adquisitiva. En el gráfico, puede verse el volumen mensual de estas operaciones, interrumpidas poco antes (se había dado por terminada la crisis de 2008, que había durado 10 años) operaciones que se reinician con el inicio de la Pandemia y su sus efectos contractivos. 



La comparación de una fase y otra deja claro que la Pandemia ha exigido menos política expansiva, aunque son de considerable volumen y aumentan el stock total de activos del BCE, como se ve en el cuadro siguiente:



Las barras azules representan las adquisiciones de deuda pública de los países de la Zona Euro. En el post anterior ya expliqué la estrategia y la instrumentación del BCE en estas operaciones, que si no hubieran existido habríamos sufrido una crisis de dimensiones apoteósicas. Hay gente que discute esto, en contra de toda evidencia. No hay más que preguntarse, observando la mínima inflación registrada después de 10 años de expansión monetaria, cual hubiera sido la deflación resultante sin ellas. Por no hablar del PIB y del paro...
Pero sí que es discutible la instrumentación; la ampliación de liquidez obtenida va a los poseedores de los bonos, generalmente bancos, y no está  garantizado que estos conviertan en crédito la liquidez obtenida, de manera que circule más dinero a través de la economía. Los bancos tienen reservas de liquidez depositadas en el banco central - en este caso el BCE -, y de hecho una buena parte de la liquidez emanada del BCE ha ido a esos depósitos. Y es que un banco no da crédito si no es porque hay demanda de él, y el demandante no ofrece solvencia suficiente. De modo que el efecto neto total puede verse muy reducido, ya que la economía está en recesión, hay muchos negocios que cierran o pierden activos de garantía, lo que ciertamente amortigua el efecto buscado de aumentar la circulación del dinero. Como ejemplo, véase la caída de la velocidad de circulación en EEUU, 



Apenas frenada recientemente. 
Para corregir este efecto, algunos han propuesto que el dinero fuera directamente a las manos del ciudadano, por una instrumentación que no voy a a explicar aquí. Ya publiqué un artículo al respecto. En él decía, entre otras cosas, lo siguiente:

Por qué la "Expansión Cuantitativa" (QE) de los bancos centrales no ha funcionado con la potencia esperada? 
Porque, hemos de decir, como me recuerda un lector en Inbestia, algo ha funcionado: qué hubiera sido de la crisis sin el QE. La diferencia  esencial entre esta crisis y la Gran Depresión es que hemos tenido QE
Un buena aparte del dinero que el Banco Central le da a los bancos a cambio de la deuda pública que tienen en su activo, no llega, o llega disminuido, a los ciudadanos, porque el dinero entra en circulación cuando sale del banco en forma de crédito. Pero, como hemos explicado, y explica aquí Frances Coppola, ni los bancos están por la labor de aumentar su riesgo en el activo, ni los particulares demandan crédito: en España el crédito neto sigue siendo negativo porque los particulares están devolviendo deuda. 
El Helicopter Money (HM) es una propuesta de hacer llegar el dinero a los particulares. Un medio sencillo es que el gobierno manda una carta a los ciudadanos diciéndoles que tiene en su cuenta bancaria X euros todos los meses, que  es exactamente igual a un recree de los impuestos anual por el da cantidad multiplicada por 12. 
Los pusilánimes se llevan las manos a la cabeza diciendo que esto no es política monetaria, ¡que es política fiscal! han descubierto el Mediterráneo. TODA política monetaria es política fiscal, puesto que el BC actúa comprando y vendiendo deuda pública para establecer la base monetaria y el tipo de interés que cree adecuado en ese momento. 
Al actuar así el gobierno, haciendo una transferencia fiscal a todo el mundo, aumenta su déficit mientras disminuye el de los ciudadanos. Pero es que es necesario que aumente cuando el tipo de interés es cero o negativo. Se tendrá que endeudar. Podrá colocar esa deuda en el BC, lo que, efectivamente, es "monetización de deuda", pero exactamente igual que cuando el Banco Central hace QE. La compra de deuda en el mercado secundario por el BC amplia la capacidad de endeudarse del gobierno.
El efecto inmediato deseado es, como dice Cullen Roche, que el ciudadano ve que ha aumentado su activo, además en forma de dinero, lo que le hace sentir más rico y le permite saldar deudas antes, o consumir antes, lo que, en todo caso, acelera la salida del estancamiento. Se pondrá en movimiento la cadena de demanda y producción, y en tiempo razonable aumentarán las rentas.

En el artículo anterior explicaba las consecuencias de esta nueva faceta para la deuda pública -  el que esté en el activo del BCE -.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Ya está, ya me han etiquetado

Este país es la leche. Por escribir el post anterior, ya me han etiquetado de izquierdas, y poco falta para que me contrate Sánchez de asesor áulico. 

Este artículo tiene 4 comentarios
Interesante artículo... Keynesiano,...yo como liberal de derechas creo, que si sigue usted por ese camino aumentará sus posibilidades de que Sánchez lo incorpore a su equipo de múltiples y numerosos asesores. Saludos.
Le tengo que corregir. Yo no soy de izquierdas, todo lo contrario. Lo único que hago es describir como están las cosas y como funcionan. Si se presentan a favor de este maldito gobierno, no tengo la culpa. ¿Verdad? 
En cuanto a lo de keynesiano, con matices. No soy dogmático, pero ciertamente Keynes fue un avance definitivo en cuestiones de dinero que no se han superado hoy.
Así que, retire por favor lo de izquierdas. gracias.
No me hace gracia porque indica la forma de etiquetar un tema y cerrarlo para siempre. En este país te cuelgan un san Benito y ya te que das con él hasta la tumba. 
No soy de izquierdas. Soy más de derechas que mi comentarista Laureano.
Y sí, soy keynesiano, pero con matices. Hay cosas de Keynes que no me gustan. Pero hay aportaciones de Keynes no superadas todavía. Eso so vio en Las so se crisis pasadas, en las que se aplicó el modelo keynesiano sin decirlo, lo que está muy feo. 
Soy conservador por una razón: desconfianza en la especie humana. Mi gran filósofo es Hobbes, y sin él no se entendería la historia. 
O sea, que no soy fanático a lo marxista, no creo en nada, ergo soy escéptico. 

martes, 24 de agosto de 2021

La Deuda y el Gobierno

La Deuda pública ha alcanzado en junio un 122% del PIB. ¿Es esto un problema? Sí, lo es, pero no como lo era antes de 2008. 
Antes de esa fecha, la deuda había que pagarla o negociarla, si es que se llegaba al impago. Hombre, hoy no nos van a invadir los países acreedores, como sucedía en el pasado. Pero te pueden hacer pasarlas moradas. Véase la ayuda a Grecia, por ejemplo.
Pero estas cosas no van a pasar, porque una buena parte de la deuda ha sido adquirida por, y está en el activo de, el BCE, con el compromiso explícito DE NO PONERLA A LA VENTA. Luego no es exactamente lo mismo que si estuviera en el mercado, al albur de una caída de la demanda, que, ¡ojo! de producirse “obligaría” al BCE a comprar esos excesos del mercado para mantener el tipo de interés deseado. El BCE se compromete a sostener esa deuda hasta su amortización, sólo cobrando los cupones que vayan venciendo. En caso de amortización de la deuda, y de seguir la deflación, el BCE compraría al país otra deuda similar que estuviera en el mercado secundario.
Es como si el BCE jugara a disminuir el nivel de deuda significativo, preocupante. Eso es por que hemos pasados dos crisis de enormes efectos deflacionarios, que como todo banco central, se ha visto obligado a combatir. Si no fuera así, las consecuencias de las crisis hubieran sido mucho peores. 
Los economistas de derechas - liberales dicen -piden a gritos que se recorte esa deuda, cosa que no va a hacer este gobierno. ¿Además, que ganaríamos? 
Un revolcón contractivo gravísimo, que estos tuercebotas liberales no saben calibrar. Para reducir la deuda, habría que aumentar aún más los impuestos, cosa que contraería la demanda con gran estrépito. El PIB se iría al guano y el paro aumentaría a niveles estratosféricos. 
Es lógico, porque estos economistas solo saben mirar p’alante y no ven los retrovisores: no tienen visión de conjunto.
Por eso mismo, el gobierno tiene más factores económicos a favor de lo que se piensa, pues su deuda es en realidad un colchón que amortigua el ciclo, gracias al BCE, y eso le puede venir bien para las elecciones de 2023. Seguro que la economista, Nadia Calviño, esa que tienen por ahí, lo ha calculado ya, con la ayuda de Europa, además. 
Por su parte, al BCE no le gusta tener esos paquetes de deuda en el activo, porque le impiden hacer otras cosas. ¿Que pasaría si súbitamente empezara a subir la inflación? Pero esto es un riesgo en Europa todavía limitado. El problema es para más adelante. Se resolverá con un poco de inflación que ayudará a recortar la tasa de deuda/PIB nominal... pero eso es un futuro no cercano.


jueves, 19 de agosto de 2021

Desde la Mareta

Mientras desde Lanzarote nuestro sin par Hombre dirige los acontecimientos mundiales y nacionales sin quitarse las alpargatas, Occidente da otra vuelta de tuerca a su desintegración - empezando por Europa. Esperemos que será lenta, pero indudablemente será. 
Afganistán ha sido un nuevo mojón en el camino que siguieron otros grandes imperios, como el Romano, que pese haberse cristianizado desde el siglo cuarto, en el quinto cayó cuando san Agustín, uno de sus defensores, moría en su casa africana, tierra Romana entonces, en lo que después de un breve intervalo sería Tierra islamista. Una caída lenta, por lo tanto, más lenta que la nuestra si no fuera por EEUU. No es que no esté en decadencia, pero puede quedar como la Constantinopla que finalmente cayó ante los Turcos mil años después, en 1453, pasando a llamarse Estambul. 
Es que no contaban con nuestro sin par Hombre de la Mareta. 
Occidente y su búsqueda del placer me recuerda aquel poema epicúreo de Pessoa, que tomo de aquí y reproduzco (seguro que el sin par lo ha leído y le inspira):

Oí contar que otrora, cuando en Persia
hubo no sé qué guerra,
en tanto la invasión ardía en la ciudad y
las hembras gritaban, dos jugadores de ajedrez jugaban
su incesante partida.

A la sombra de amplio árbol fijos los ojos
en el tablero antiguo,
y, al lado de cada uno, esperando sus
momentos más holgados,
cuando había movido la pieza
y ahora aguardaba al contrario.

Una jarra con vino refrescaba
su sobria sed.
Ardían casas, saqueadas eran
las arcas y paredes,
violadas, las mujeres eran puestas contra muros caídos,
traspasadas por las lanzas, las criaturas
eran sangre en las calles...

Mas donde estaban, cerca de la urbe
y lejos de su ruido,
los jugadores jugaban el juego del ajedrez.
Aunque en los mensajes del yermo viento
les llegasen los gritos
y, al meditar, supiesen desde el alma
que en verdad las mujeres
y las tiernas hijas violadas eran
en esa victoria próxima,
aunque, en el momento en que lo pensaban,
una sombra ligera
les cruzase la frente ajena y vaga,
pronto sus ojos calmos
volvían su atenta confianza
al tablero viejo.



Cuando el rey de marfil está en peligro,
¿qué importa la carne y el hueso
de las hermanas, de las madres y los niños?
Cuando la torre no cubre
la retirada de la reina blanca,
poco importa el saqueo,
y cuando la mano confiada da jaque
al rey del adversario,
poco ha de pesarnos el que allá lejos
estén muriendo hijos.

Aunque, de pronto, sobre el muro
surja el sañudo rostro
de un guerrero invasor que en breve deba
caer allí envuelto en sangre,
el jugador solemne de ajedrez
el momento anterior
(anda aún calculando la jugada
que hará horas después)
sigue aún entregado al juego predilecto
de los grandes indiferentes.

Caigan ciudades, sufran pueblos,
cesen la libertad, la vida,
los protegidos y heredados bienes
ardan y sean desvalijados,
mas cuando la guerra las partidas interrumpa,
esté el rey sin jaque,
y el peón de marfil más avanzado
amenazando la torre.

Mis hermanos en amar a Epicuro
y en entendernos más
de acuerdo con nosotros mismos que con él
en la historia comprendamos
de esos calmos jugadores de ajedrez
cómo pasar la vida.

Todo lo serio poco nos importe,
lo grave poco pese,
el natural impulso de los instintos
ceda al inútil gozo
(bajo la sombra tranquila de la arboleda)
de jugar un buen juego.

Lo que llevamos de esta vida inútil

tanto vale si es
gloria, fama, amor, ciencia, vida,
como si es tan sólo
el recuerdo de un juego bien jugado
a un jugador mejor.

La gloria pesa como un copioso fardo,
la fama como fiebre,
el amor cansa porque va en serio y busca,
la ciencia nunca encuentra,
la vida pasa y duelo, pues lo sabe…

La partida de ajedrez prende el alma toda.
Aunque perdida, poco pesa pues no es nada.

Ah, bajo las sombras que sin querer nos aman,
con un jarro de vino
al lado y atentos a la inútil tarea
de jugar al ajedrez
aunque esta partida sea tan sólo un sueño
y no haya compañero,
imitemos a los persas de la historia,
y mientras allá fuera,
cerca o lejos, la guerra y la patria y la vida
nos llaman, dejemos
que en vano nos llamen,
cada unos de nosotros bajo sombras amigas
soñando él los compañeros y el ajedrez
su indiferencia.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Las escuelas económicas y su distinto realismo

Las escuelas económicas que han preponderado en el último siglo y medio han partido de muy diferentes principios. La escuela clásica iniciada por Adam Smith es la base de que parten todas las siguientes, pues sus predicciones son acertadas, es sólida y, además, puede actualizarse. Particularmente porque dio en la clave de las fuentes del crecimiento de la riqueza, y refutó la idea imperante entonces de que la riqueza era a costa de las demás naciones, por lo que la acumulación de oro frente a las demás era el signo evidente de riqueza. Eso se dio en llamar Mercantilismo, y Adam Smith demostró que era una falacia, fundando la base de la economía posterior. El mercantilismo no veía mal la guerra de conquista para obtener el oro y la riqueza de otras naciones como acción para aumentar comparativamente la riqueza. La aportación importante de Smith fue que el interés propio de los individuos es el mejor rector de la economía.
Después de los clásicos (Ricardo, Malthus, etc), llegaron los marginalistas, que impusieron una forma de pensar que ha durado hasta hoy: lo importante en economía es el último incremento de una magnitud, al que se le llama incremento marginal, y cuya ley es que siempre es decreciente. El último incremento de champán que se bebe aporta menos satisfacción que el anterior, y éste ídem respecto a su anterior. La última unidad invertida en capital da un rendimiento cada vez menor... Gracias a este nuevo instrumento inventado independientemente por Jevons, Menger y Walras, La Economía teórica dio un gran avance. Lo malo es que se alejó un tanto de la realidad: su aplicación fue dogmática. Ésta fue una aportación sicológica que sustituyó a la teoría del valor de A. Smith & Al. Para los Clásicos (y Marx), el valor de una mercancía se definían por el trabajo incorporado a ella, lo cual era simplemente un error. Para los marginalistas, el deseo y la demanda tenían igual responsabilidad que la oferta y su coste, y además ofertas y demandas se formaban mediante el incremento marginal. Oferta y Demanda llegaban a un punto común donde se definía el precio o valor del bien cotizado. 
Los marginalistas tenían razón: el deseo de un bien, sea irracional o no, contribuía a formar el valor de ese bien. Lo único malo es que en la realidad hay muchas excepciones y condicionantes que impiden tanta funcionalidad. 
Y esto es lo que criticó Keynes, que introdujo la formación de expectativas como fundamental para definir el estado de una economía. Una economía no está bien si hay conflicto entre las expectativas futuras de sus diferentes sectores: consumidores, empresarios, financieros, trabajadores. La visión de futuro (expectativas), la valoración subjetiva de los riesgos e incertidumbre, entran decisivamente en la valoración del presente. En economía no hay presente definible si no se han considerado las expectativas de futuro, y éstas pueden ser conflictivas. Además, hay que distinguir el riesgo (calculable probabilísticamemte) y la incertidumbre, sencillamente incalculable, lo que introduce un factor de subjetividad en la inversión - aunque luego rechazado por las escuelas posteriores. La inversión no es matemática, tiene un matiz de especulación más o menos señalado.
Por lo tanto, Keynes aporta  matices sicológicos fundamentales, aparte de distinguir a los diferentes agentes y sicologías, distinguiendo bien al empresario o financiero frente al consumidor. 
La Economía, en vez de ampliar su recorrido por las sendas abiertas por Keynes, se hizo cada vez más matemática y menos realista, manipulando las expectativas y otras consideraciones para encajarlas en los modelos imperativamente matemáticos. Las expectativas de futuro son una variable clave para explicar los ciclos y fluctuaciones, y no se puede confiar en que el sector privado por sí sólo sea capaz de restablecer el pleno empleo. Las expectativas han de ser acertadas y además reconciliarse, y es difícil que lo hagan espontáneamente. Como decía Keynes, ¿por qué va un trabajador a reducirse el sueldo en nombre del bien común, si no cree que los otros lo harán? 
Las matemáticas aportan belleza y precisión, pero alejan de la realidad el análisis. Hay por lo tanto un conflicto entre realismo versus precisión que impide que la Economía sea una ciencia natural, como se sigue pretendiendo por la Academia. 

lunes, 16 de agosto de 2021

Imagen

De Twitter (Arturo Pérez Reverte) esta impresionante imagen de los talibanes jefes una vez tomado Kabul.



¿Estamos en el siglo XXI?, o esto es un retroceso al XIX o es una pesadilla...

domingo, 15 de agosto de 2021

Los cambios de opinión de Keynes

En 1925, con la revaluación de la libra y sus adscripción al Patrón Oro, Keynes se encontró con un panorama siniestro. La economía se contraía, el paro subía al 20%, y las importaciones, gracias a su abaratamiento debido a la revaluación, crecieron por encima de las exportaciones, con lo que el déficit exterior aumentaba año a año. 
Keynes sugirió gravar las importaciones, lo que fue unánimemente criticado por todos, amigos y enemigos. 
¿Qué hizo a Keynes dar un giro total y renunciar a su amada Libertad de comercio? Las circunstancias que le cegaron otras vías de acción. El tipo de cambio era inamovible; el déficit exterior se traducía en una pérdida creciente de las reservas de oro, lo que era un problema artificial debido a la revaluación, pero que ponían a Inglaterra en el punto de mira de los especuladores; esto obligaba a subir los tipos de interés internos para frenar la salida de dinero. 
Ergo, el único modo de frenar esas salidas y estabilizar el tipo de cambio en su (errónea) paridad era imponiendo una restricción de importaciones subiendo sus impuestos, lo que además aumentaba los ingresos fiscales. 
Cuando se le reprochaba a Keynes sus cambios de opinión, respondía: yo cuando me cambian la realidad cambio de opinión, usted no?
A Keynes le importaba muy poco mantener sus principios cuando perseguía un objetivo a corto plazo que atenazaba la economía. Le importaba el corto plazo acuciante. Las pérdidas de reservas de oro eran culpa de los que habían impuestos puesto la revaluación, pero esto lo aceptaba como inevitable y buscaba una vía de paliar los problemas, fuera ortodoxa o no. Imponer tasas a las importaciones no era ortodoxo, y los críticos se lanzaron como piraña a devorarle los tobillos, pero el resistió a pie firme su “enésimo cambio de opinión”.
Por lo tanto, Keynes no era de opinión volátil, sino consecuente con los cambio de realidad que, literalmente, habían fabricado los políticos. 
Otro giro lo dio cuando le hicieron miembro de la comisión McMillan, para asesorar al ministerio sobre la política a seguir. Entonces estaba escribiendo el “Treatise on Money”, y para ello se puso a estudiar historia antigua de la moneda. Esto le hizo cambiar de opinión sobre el origen del dinero y combatir la historia tradicional, basada en un mundo idílico en el que aparecía el dinero porque hacia el intercambio de bienes más económico y beneficioso para ambas partes que comerciaban. Keynes trituró esta teoría y la sustituyó por otra más realista: el dinero es una emanación del poder, y él no ha visto en la historia otra explicación más que ésta. Como diría Hobbes, lo primero que aparece es el poder, sin el cual no hay sociedad posible, y es el poder para recaudar impuestos el que impone una moneda fácilmente transferible y útil además para comerciar. Que el poder aproveche la mayor o menor tolerancia de los súbditos para permitirle debelar la moneda en la ceca y sacar un ingreso extra, eso es un caso para la historia. 
Podemos imaginar a Keynes ir a las reuniones de la comisión y soltar estas heterodoxias ante el pasmo de los asistentes. Sin embargo, esta visión del dinero dio lugar posteriormente a una escuela que es mayoritaria hoy. 

sábado, 14 de agosto de 2021

Las variables básicas de la Macroeconomía

Hay variables cuya importancia es erróneo despreciar, porque influyen en todas las demás. Todas las variables son importantes, pero las hay de un cierto halo metafísico, como la demanda (imposible de medir), y otras bi n concretas y visibles. Las variables de las que menos se habla pero con carácter decisivo, y nada metafísicas, son el tipo de cambio de la divisa y el tipo de interés. Éstas, además de influir sobre toda la economía en todas sus facetas, se influyen directamente entre sí. Pueden decidir el nivel de producción y empleo, si la economía cae en depresión o crece, y el mayor y menor malestar social por una contracción económica para la que no se ve salida. Un nivel erróneo de una estas dos claves mantenido durante demasiado tiempo pueden hundir a un país en la agonía de un paro excesivo y una rebelión social con muy malas consecuencias. 
Un ejemplo paradigmático es la Inglaterra en 1925. Entonces, lo que llamamos “la City” (centro de poder financiero), tuvo la ocurrencia de que si se restablecía la paridad de la libra frente al dólar de PRE guerra, volverían la fortaleza y abundancia de entonces. Fue una idea de los financieros, pero el problema es que mucha gente lo creyó, iniciando una presión creciente sobre el gobierno conservador, en particular sobre el ministro de hacienda.
Churchill era escéptico, como dijo a sus colaboradores:

«¿Hemos de quedar a merced de un hatajo de negras afanadas en escarbar con los dedos de los pies en el fango del Zambeze?», le había preguntado a los burócratas Winston Churchill.
(Téngase, por favor, en cuenta la fecha de tales expresiones hoy lesivas para los oídos sensibles: 1925)

Se formaron grupos de opinión y de presión a favor de la vuelta al patrón oro. Los favorables a ello pensaban que así Gran Bretaña restablecería la confianza y robustez previa a la guerra y volvería a ser el país líder mundial.
Era coger el rábano por las hojas, porque la fortaleza de un país no viene determinada por su sistema monetario, sino más bien al revés: es la fortaleza o debilidad económica la que permite tal o cual sistema monetario. En todo caso, se formó un gran movimiento, desde diferentes sectores, a favor de la reincorporación de la libra al patrón oro, movimiento nada ajeno por cierto a los intereses del sector financiero, que pensaba así sacar ciertas ventajas para el negocio (como un tipo de interés más bajo una vez que las operaciones internacionales en esterlinas fueran a más bajos tipos de interés por la mayor confianza en su solidez: una pura falacia, como veremos ). La pujanza del movimiento hizo difícil al gobierno, y más al ministro, soportar los embates de los grupos interesados. 
Siguiendo “La biografía” de Churchill de Andrew Roberts...

Así las cosas, el 17 de marzo, Churchill invitaba a John Maynard Keynes, el economista de Cambridge que había sido la única voz discrepante del Comité Cunliffe, al ex ministro de Hacienda Reginald McKenna, a lord Bradbury, experto en reparaciones de guerra, y a Otto Niemeyer, a una cena en la sede de su departamento con el fin de examinar a fondo la cuestión. También estuvo presente en la reunión Percy Grigg, quien más tarde diría que el cónclave había sido «una especie de Brains Trust», en alusión al popular programa de la BBC.° Andando el tiempo, Grigg señalará que Niemeyer y Bradbury respaldaron el proyecto, mientras que Keynes y McKenna se opusieron a él. «El simposio se prolongó hasta la medianoche, e incluso más allá», apunta. En ese momento pensé que los síes iban a llevarse el gato al agua. La tesis de Keynes, que McKenna apoyó en todos sus detalles, sostenía que la diferencia de precios entre los bienes estadounidenses y los británicos no era del 2,5% como indicaba la cotización en el mercado de valores, sino del 10%. Si volviéramos al oro con la misma paridad de antes, tendríamos que proceder a una deflación de los precios internos de una magnitud aproximadamente similar. Esto implicaba un aumento del desempleo y ajustes salariales a la baja, y obligaría a asumir la incidencia de huelgas prolongadas en las industrias pesadas —y al final se constataría además que dichas industrias se habrían visto sujetas a una constante contracción—. Por consiguiente, era mucho mejor intentar mantener estables los precios domésticos, equilibrar el nivel nominal de los salarios y permitir que las cotizaciones cambiarias fluctuasen. 
Bradbury señaló en cambio que el patrón oro era un sistema «a prueba de bellacos», dado que, al estar la divisa directamente ligada al precio de ese metal, los políticos no podrían manipular el valor de la libra esterlina para favorecer sus propios fines partidistas. Se creía que la ventaja que suponía la estabilidad de precios, y por consiguiente los beneficios de una ausencia de inflación, superaban al inconveniente de la falta de liquidez del sistema. Al sugerirse que Gran Bretaña volviera a ceñirse a una paridad inferior, Bradbury afirmó que «sería estúpido provocar una conmoción en la confianza de los mercados y poner en peligro nuestra reputación internacional para conseguir un alivio tan reducido y efímero». Para nada dogmático, como se ve.

Inglaterra cayó en una grave depresión, pues la revaluación de la libra en un 10% supuso encarecer las exportaciones de carbón a EEUU en esa cantidad, lo que hizo que la patronal exigiera una reducción salarial en la misma proporción. El gobierno, al que no le bastaba un error, decidió subvencionar las exportaciones, para no tocar los salarios con un frente sindical embravecido. Pero solo es todo. El sostenimiento de la paridad de la libra-dólar exigió subir los tipos de interés, con lo que la demanda interna sufrió una contracción, y una subida automática del paro. Un ejemplo claro de la influencia del tipo de cambio y tipo de interés en la economía.
Pero en 1926 acabaron las ayudas de gobierno, y entonces la patronal decretó un cierre y los sindicatos una huelga; el gobierno movilizó al ejército. 
La economía siguió una senda contractiva y el malestar fue creciente, hasta que en 1931 Inglaterra restableció la libertad de cambios y las exportaciones crecieron y tiraron, junto a la demanda interna, del nivel de PIB. Se restableció una nueva normalidad.

viernes, 13 de agosto de 2021

Los bancos centrales y la crisis

Los bancos centrales han aplicado para paliar los daños económicos de la pandemia la misma estrategia que en 2008, pero con una visible mayor intensidad. La estrategia es la compra en firme, sin plazo de recompra, de activos públicos y privados a cambio de liquidez, de manera que ésta se expanda e infunda confianza al agente medio de que es inútil que atesore dinero, origen de la contracción. 
En la gráfica, podemos ver las compras que tienen en él activos los principales bancos centrales, en la que destaca el Banco de Japón, con un 100% de PIB de adquisiciones. 



Es claro que la pandemia ha exigido un esfuerzo mucho mayor que la crisis de 2008, que por su gravedad se comparó con la de 1929. En realidad, la crisis actual de la pandemia ha venido a enlazarse con la anterior, con lo que las pérdidas económicas en términos de PIB son inconmensurables. 
EEUU y la UE habían conseguido superar el nivel de PIB Máximo de 2008, pero el estallido de la pandemia ha supuesto una nueva caída. 
Ahora, algunos están perdiendo los nervios por el repunte de la inflación, sobre todo el EEUU, repunte que sin embargo no se ha transmitido totalmente a los índices de expectativas. 




El presidente de la FED, Powell, ha salido a tranquilizar a los mercados diciendo que este repunte es meramente transitorio, así como lo ha hecho la actual secretaria del Tesoro y anterior presidenta de la FED. Pero la intranquilidad y la polémica están haciendo furor. 
El problema es que si los tipos de interés repercutieran la inflación actual, se pondría a un nivel que serían un estacazo a las bolsas y demás mercados de activos (inmuebles), lo que haría temblar a la economía mundial.



Observemos en el gráfico que la velocidad de circulación del dinero, medida como PIB/M2 (es decir, el número de veces que el dinero cambia de mano por unidad transacción), ha sufrido una profunda caída hasta que se ha detenido recientemente. Esto significa que la FED ha logrado un crecimiento igual o mayor del PIB por unidad monetaria emitida, lo que es bueno y no tiene por qué transformarse en inflación. De todas formas, se necesita un poco más de inflación para reducir la deuda que está por las nubes, en todo su los países. 



Los talibanes clamarán al cielo para que se acabe la inflación y se contraiga la deuda, lo que es sencillamente bueno imposible sin retroceder y volver a una contracción y más paro, lo que haría aumentar la deuda y con tipos de interés mayores. No hay muchas vías de escape salvo crecer nominalmente, y que la tasa de Deuda/PIB se contraiga gracias a un PIB nominal (PIB real más inflación) pujante. Sería mejor que no hubiera talibanes, pero los hay, así que ojalá no influyan mucho el la FED y le dejen hacer su trabajo. 

miércoles, 11 de agosto de 2021

España a la deriva

Ayer vimos los buenos datos que ofrece la economía de EEUU. Viendo la imagen distorsionada que tenemos de aquel país aquí, deduzco que la visión de ruptura de la sociedad americana que aquí tanto nos complace, de verdadera guerra civil in pectore - incluso varías guerras civiles -, lo que se ve es que la economía ha ido de cine con dos presidencias distintas, dos gobiernos antítesis: en las cosas serias el gobierno no interfiere, las instituciones funcionan autónomamente, y la FED ha usado esa autonomía para cubrir los riesgos de la pandemia, verdadero desafío que aquí en España se ha tomado a chirigota, guerras de juguete. 
España es un país donde ninguna institución crucial deja de estar imbuida de la ideología del gobierno de turno, como la judicatura, el parlamento (totalmente arrumbado en sus funciones básicas), el mismo gobierno, que flota sobre la  realidad sin tocarla ni mancharla, para tocar solo lo que más le viene en gana, con gran perjuicio civil siempre, mientras se reparten como golfos cifras astronómicas, cargos inventados, etc. La única institución que ha guardado la dignada e independencia tras el sombrío mandato de Miguel Ángel Fernández Ordóñez- El siniestro y politizado MAFO - ha sido el Banco de España, con un gobernador que es un lujo... aunque sea sin el poder de emisión, en manos del BCE, algo ciertamente castrante para el país y que complica la gestión de la deuda. 
España no se va a recuperar del covid fácilmente, pues no hay una voluntad única que coordine las fuerzas sanitarias (otra institución en desbandada), y cada vez que damos dos pasitos p’lante, retrocedemos tres. Tendremos que lidiar con la pandemia y las consecuencias mucho tiempo.

martes, 10 de agosto de 2021

EEUU, a toda máquina

No cabe duda: EEUU ha hecho una política económica de diez sobre diez. El PIB ya está cerca del nivel precrisis, El empleo crece exuberantemente y la tasa de paro se acerca ya al 5%:





La contrapartida es la aparición de presiones inflacionistas que alcanzan el 4% ínteranual, 



Pero que de momento la FED no considera más que un riesgo transitorio, sin que vea razones para cambiar a más restringida la política monetaria, pese al aumento preocupante de la deuda, que sin embargo no llega al nivel de la de España.



De hecho, yo sospecho que la FED, mientras que la economía no alcance su máximo potencial, con una tasa de paro del 4% y tendente a la baja, se va a practicar una compresión de deuda con una inflación que eleve el PIB nominal y esto reduzca la tasa deuda/PIB. Powell, presidente de la FED, ya se cubrió las espaldas hace más de un año cambiando la estrategia de la FED, de un objetivo de inflación fijo del 2% a un entorno de esa cifra, pero tolerando desviaciones transitorias que eviten saltos bruscos en la oferta monetaria y tipos de interés. De momento Powell da la apariencia de astucia suficiente para conseguir mantener tranquilo al americano medio, siempre que los políticos no empiecen (que ya han empezado de hecho) a darle la turra con que la inflación es demasiado alta y hay que restringir el dinero.
En suma, una imagen especular totalmente contraria a España, pese a que el gobierno ha querido sacar pecho con los últimos datos. 


viernes, 6 de agosto de 2021

Marx

Siguiendo con la lectura de Edmund Wilson, poco a poco llegamos a Marx, posiblemente el hombre más influyente del siglo XX, cuando él había muerto largo tiempo ha. Su signo en este siglo fue decisivo, dejando una impronta sin la que no se pueden entender su historia, ni la nuestra de hoy. Marx cristalizó el modelo decisivo de interpretación de la Historia. Él lo llamaba el “método científico”, con lo que quería decir que era el único válido, excluyendo a todo a los demás; hasta el punto que se comportaba como un maleducado, rozando el sadismo, con los pobres pensadores que intentaban acercarse a él, con la ingenuidad de que serían bien recibidos por ser comunistas, a lo que Marx respondía mordazmente, poniéndolos en ridículo, que para ser tal había que adherirse incondicionalmente a su cientifismo. (Poco tiene de científico una teoría que no se abre al contraste con otras.)
Se ha demostrado hasta la saciedad, y la historia lo ha corroborado, que el famoso método del “materialismo dialéctico” es una falacia que fracasó. Además, que Marx creyera que tenía la única interpretación de la Historia que explicaba absolutamente todo, desde el principio de los tiempos hasta la aparición de la burguesía, ya hacía sospechar de su validez, pues nunca ha habido una teoría que lo explicara absolutamente todo, y menos científica. 
El materialismo dialéctico es la aplicación del método histórico de Hegel, pero, como decía Marx, poniendo del revés el falaz idealismo de Hegel. El materialismo recogía las importancia de la tecnología de cada época para explicar su desarrollo material, y la dialéctica expresaba la idea de Hegel de que cada época era resultado de una lucha entre dos polos, la tesis y la antítesis, que en esa lucha daban lugar a la síntesis. La lucha de la burguesía con la aristocracia reinante hizo emerger a aquella, con lo que nació una sociedad con instituciones acordes con los intereses del burgués, que era el propietario del capital, nacido gracias a las modificaciones tecnológicas.
Para Marx la aparición del burgués en la historia permitió desembarazarse de la aristocracia y traer la democracia, pero ésta era falaz por cuanto las instituciones que desarrolló no hacían más que defender los intereses de burgués, figura a abatir por el nuevo protagonista, el proletariado, que traerá el paraíso en la Tierra cuando hubiera liquidado al burgués. 
El determinismo que se trasluce en este esquema teórico - contra el cual Marx no admitía réplica alguna -, se hace palpable si, aceptando la Historia de Marx, nos preguntamos por qué el proletariado es el último eslabón histórico y no, por ejemplo, una evolución de la burguesía - que es a lo que hemos asistido desde hace dos siglos; lo que no deja de ser prueba de la falibilidad del método marxiano (por no hablar del mayúsculo error de la teoría del Valor Trabajo y la Plusvalía , que hizo naufragar la obra señera de Marx, “El Capital”). 
Sin embargo, el fracaso dogmático de Marx no le quitó seguidores, incapaces por su parte de leer tan estrepitoso fracaso intelectual, que ni siquiera su amigo Engels fue capaz de enmendar. 
Así que nos enfrentamos a una enorme obra, basada en el Valor Trabajo, y la plusvalía, a cuya validez dedicó Marx todo el segundo volumen, ilegible incluso para Engels, su máximo amigo y confidente. Pero no impidió que se convirtiera en un Icono, un nuevo movimiento firmemente anclado en los trabajadores manuales, que se extendió por el Mundo con más o menos fortuna, pero eso sí, con una influencia decisiva. 
Donde se implantó - irremediablemente en el formato Nación, pese a la insistencia de Marx en que su movimiento era internacional -, dio lugar a sociedades aplastadas por un poder tiránico incapaz de dar de comer a su pueblo. La inesperada caída del Muro de Berlín, en 1990, abrió las cortinas al horror que había dentro. Inesperada porque Occidente se había creído la propaganda comunista, lo único que hicieron eficazmente. 
De hecho, hemos aprendido del comunismo que para que te crean no hacía falta decir la verdad, razonar rectamente, etc, sino decir mentiras que la gente tiende a creer. La propaganda del comunismo ha sido ejemplar en su eficacia, algo que sólo los nazis han sabido igualar. No tener escrúpulos es, sin duda, una base para llegar al poder. 
Si recurrimos a Popper y su método científico, en el que toda teoría ha de ser susceptible de ser refutada por los hechos, es claro que el marxismo es un fracaso filosófico y práctico. Sin embargo, tiene todavía sus adeptos, sus fanáticos seudo seguidores, que no dudan en declararse comunista como vía a la poder. 
Es curioso que, paralelamente a esta historia de Europa - pues el marxismo fue al principio una historia europea -, EEUU empezaba a emerger como la máxima potencia futura, inmediata, con su capitalismo democrático expansivo. Según Marx, los primeros países que estarían “maduros (con un proletariado concienzado“ para el comunismo) serían los más desarrollados. Otro fracaso, pues el primero en ser comunista fue la atrasada Rusia, a base de violencia y fuego. Esta aberración les llevó a decir cosas como (Engels):

Cuanto más pienso sobre el asunto, tanto más claramente se me aparece que los polacos como nación están completamente foutu, y solo pueden ser empleados como instrumentos hasta que la propia Rusia sea arrastrada a la revolución agraria. A partir de este momento, Polonia no tendrá en absoluto raison d’étre. Los polacos nunca han hecho en la historia otra cosa que jugar a la estupidez fanfarrona y camorrera, y no se puede señalar un solo ejemplo de que Polonia haya representado con éxito el progreso, siquiera con relación a Rusia, y que haya hecho cosa alguna de importancia histórica. En cambio, Rusia es realmente progresista con relación a Oriente, etc. (Engels en carta a Marx).

Esta perla demuestra el nivel de aberración a que habían llegado ambos personajes, permitiéndose juzgar a pueblos y países a base de verdaderos errores de bulto, creyéndose en posesión de la Verdadera con mayúsculas.

martes, 3 de agosto de 2021

Héroes y Villanos

La Historia es inconmensurable. Quiero decir que no se ha encontrado un método infalible de tratarla. (Por cierto, estoy muy tentado de decir que la Economía también!). 
Estoy leyendo un libro asombroso, “Hacia la estación Finlandia”, de Edmund Wilson, publicado ahora en español tras ochenta años de su primera edición en inglés. Su título alertará a los que conocen la historia de Lenin, expedido desde Suiza a San Petersburgo con una maleta llena de oro, fletado  por el gobierno alemán en 1917, en plena guerra mundial, para  desestabilizar una Rusia corroída por la decadencia zarista, pero que le habían abierto un boquete en el frente ruso. Jugada que le salió a los alemanes demasiado bien, a tenor de la historia posterior, porque Rusia cayó en la vorágine de la Revolución soviética desencadenada por Lenin, un subversivo más contumaz de lo que se pensaba: Lenin era un exiliado descalificado por sus pares y, de repente, se le apareció la Virgen en forma del tren fletado por los alemanes y el oro, con el designio de poner patas arriba a su patria, cosa que estaba deseando. 
Pero no era de lo quería hablar, sino del principio del libro con Michelet, el enorme historiador francés. (La vida de Michelet es lo suficientemente heroica como para dedicarle un libro. De familia extremadamente pobre, hijo de un impresor, su emergencia de la nada es una epopeya).
Michelet aplica a la historia un método heredado de Vico, un historiador napolitano (conocedlo a través de Isaiah Berlin), que le enseñó que la historia no es la historia de los héroes y villanos que había sido hasta entonces, sino un conjunto de hechos individuales y colectivos más o menos armoniosos, pero relacionados por invisibles hilos, de manera que se puede relacionar la forma de una estatua con la legislación de la misma época. El arte, la ciencia, La leyes y la sociedad son así elementos de un conjunto, un todo histórico, y el historiador debe establecer esas relaciones porque tendrán influencia, lógicamente, en el futuro. 
En este sentido, Michelet dice que cada época tiene su propio ritmo, más o menos acelerado, y sus personajes tienen un perfil variable, heroico o villano, no en su vida completa, sino según el momento en que se hace presente su acción. Así, Napoleón es un personaje detestable para Michelet, salvo cuando estuvo en Egipto, en donde alcanzó, según el autor, alturas de genio heroico. Un personaje humilde, no destacable usualmente para la historia, puede representar para el historiador un ejemplo del signo de la época. 
Una metodología fascinante, que bajo el genio de Michelet forman una inmensa obra de arte que trasciende la historia. Pero de momento a mí me invita a formar juicios sobre los personajes de la historia de España que nos han traído, con más o menos influencia, hasta nuestro deplorable presente y la amenaza desde el mismo poder de liquidar la Transición, a la que, se juzgue como se juzgue, yo he tomado una considerable afición. 
Desde la perspectiva de Michelet, creo que el siglo decisivo para nuestro estado actual es el XIX, pues la caída del antiguo régimen de rígidos  estamentos, con reyes como coronación del todo, se produce estrepitosamente por la invasión de Napoleón. Esa caída en el vacío de un regímen, sin sustituto previsto - pese al meritorio intento de las Cortes de Cádiz -, es continuado por el felón Fernando VII, quizás el peor y más siniestro rey de la historia de España. Desde 1833, en que llega Isabel II, se suceden una serie de rebeliones de las facciones militares que no habían conseguido una cuota de poder y querían asaltar la Constitución del momento por la fuerza. Una historia inestable que la Corona no sabe gestionar. Al final Isabel es expulsada de España por el general Prim, que decide que España debe ser monárquica pero no con los Borbones. Historia que acaba mal, con el asesinato de Prim y la República I, una caída en el desastre más esperpéntico que se pueda imaginar. Periodo por lo tanto más para llorar nuestra falta de guía o de pueblo, no sé, con algo de entereza. 
Cánovas, el político con visión más preclara del momento, restablece la monarquía en el hijo de Isabel II, Alfonso XII, y un juego parlamentario de turnos no muy disímil de lo que se estilaba en Europa, y que concedió a España 50 años de paz y estabilidad; aunque no más de 50, pues había que seguir jugando a la ruleta rusa. 
Y aquí me paro. Doy un salto a la Transición y me pregunto por que hemos consentido que los niños caprichosos y maleducados hayan tomado tanto poder y se propongan liquidarla. Mi impresión es que la respuesta está en la falta de liderazgos con grandes miras, como los hubo al principio, así como la cada vez mayor frecuencia de líderes totalmente debeladores de instituciones, amparados en una imagen distorsionada de izquierdas. 
No sé si esto acabará bien. En todo caso, Michelet da para mucho más que esta pobre aplicación de sus ideas; me hubiera gustado alargarme mucho más, a cuenta de la paciencia del lector, claro. 

viernes, 30 de julio de 2021

Los panes y los peces de Francisco, Papa

Es fatigoso estar corrigiendo a la Iglesia, nuestra madrastra (no sé quién le ha dado la autoridad de llamarse a sí misma madre; madre hay sólo una) de sus continuos errores económicos. A la Iglesia no le gusta el capitalismo - fuente del gran salto que dio Occidente y nos hizo la vida llevadera -, y recurrentemente sus Papas (no los míos) lo demuestran con declaraciones que, si no llegan a la calificación de comunistas, es porque no nos atrevemos a pensarlo.
Recientemente el Papa Francisco ha negado de plano la virtud de ser ahorrativos, competentes, productivos, que es lo único que salva a los pobres, haciendo una insidiosa comparación con la parábola de los panes y los peces. Según él, la multiplicación de los panes y los peces, demuestra “que no hace falta producir para disponer de bienestar, basta con repartir lo que hay; no hace falta tener ambiciones y angustiarse por el futuro: Dios proveerá de lo necesario”.
No sé de dónde ha sacado el paralelismo, pero bueno, dejémoslo.
Bien, no es raro que un peronista piense así, por lo que el Papa debería afiliarse a sus compatriotas que han venido desde décadas condenando a Argentina a la pobreza salpicada de crisis. Quizás el Papa debería mirar la parábola de los talentos, que reproduzco aquí en la versión Reina-Varela:

Parábola de los talentos

14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 

15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 

16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 

17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 

18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 

19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 

20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 

21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 

22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 

23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 

24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 

25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 

26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 

27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 

28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 

29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.


¿No es una clara invitación al aprovechamiento de los talentos de cada uno, en todo caso compatible con la sociedad libre? Ah! “Pero con la Iglesia hemos topado, Sancho”, esa Iglesia que oculta sus más graves faltas, como la pedofilia, luchando por tener, como desde laEdad Media, una jurisdicción propia, y consiguiéndolo- uno de los motivos de la justificada lucha de Lutero. 
La Iglesia tiene bula, y en el inconsciente colectivo hay un perdón preparado para sus pecados. Su dominio de las almas es inconmensurable.