Leo en un medio que el referéndum de Ibaretxe demuestra hasta qué punto España no es un país normal. Desde luego que no lo es. Es un Estado que, en contra de lo que significa su nombre, está en permanente estado de fluidez. Nada de lo que hoy suceda prevalecerá al día siguiente.
¿Y cómo no va a ser así si hay una conspiración cuatrilateral (nacionalismo/gobierno/oposición/autonomías) para que nada prevalezca, excepto el mal?
Lo que nadie sabe es hacia dónde se dirige ese fluido incesante. Cada uno cree que el final le beneficiará, pero yo, con mis escasos conocimientos, puedo garantizar que nadie saldrá beneficiado. Es decir, deberíamos saber todos que esto va acabar mal. Hacerle creer a la gente que el gobierno conjunto del país por 17 poderes que se repelen beneficia a los españoles es una mentira falaz.
La salida a escena de las balanzas fiscales y la reacción provocada por todos demuestra que la única filosofía de ahora mismo es "maricón el último". Maricón el último que no se sienta expoliado por el resto de España. Lo malo es que hay gente que se lo cree. Hay gente que se cree víctima de un expolio de tipo colonial, como si ellos no hubieran disfrutado de las mismas ventajas del estado español durante esos siglos de expolio. Tienen complejo de pueblo invadido, lo cual demostraría que no son tan superiores como creen.
En fin, menudo follón se ha armado. desde que "saben" que son contribuyentes netos a las arcas del estado -lo que debería ser motivo de orgullo, pues indica que son más ricos y productivos- berrean como los ciervos en la berrea. A ver cómo mete de nuevo el gobierno al genio en la botella, entre tanto cretino pidiéndole deseos imposibles.
Ahora la permanencia de lo mínimo depende de unos genízaros expoliadores de un barco naufragado. Bueno, que ELLOS han naufragado. Es para descojonarse.
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