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DECADENCIA DE OCCIDENTE

domingo, 31 de agosto de 2008

Descartes. El punto de apoyo

Todos hemos oído hablar de él, elogiosa o adversamente, pero qué poco le conocemos. La opinión más común le tiene como el fundador del racionalismo. Como tal siempre he sentido cierta prevención contra él, alimentada por el desprecio manifestado por Hayek: Hayek es anti-racionalista -es decir, anti-seguridad en la razón como base segura para conocer con certeza el mundo y manejarlo-. Unamuno, como virulento enemigo de la sofística teológica, prefería a Pascal.
Sin embargo, ahora pienso que no es Descartes tan racionalista; por el contrario, creo que alguien que empieza desechando la teología tomista con tan elegante y sutil ironía como lo hace él:- "el camino del cielo está al alcance del más erudito y del más ignorante; de lo que se trata es de llegar a cielo, lo que viene a poner de manifiesto su inutilidad..."; y alguien que inicia su "Discurso del Método" con tanta gracia como él:- "el buen sentido del raciocionio es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada uno piensa estar tan bien provisto, que hasta los más descontentadizos encuentran que están suficientemente provistos y no quieren más"... ese alguien, como digo, está demostrando un escepticismo sobre la capacidad de raciocinio ciertamente muy alejada del optimismo racionalista de la Ilustración que vino después.
Nadie más alejado de la arrogancia racionalista que Descartes. Por el contrario, su intento de establecer una base de certeza "razonable" en el conocimiento humano es precisamente una lección de humildad sobre las capacidades humanas. Es más, su punto de partida es la necesidad absoluta, para estar razonablemente seguros de lo que conocemos, de un punto de referencia fijo que necesariamente ha de ser un Dios benevolente que no tiene la intención de confundirnos. Si no fuera así, si en vez de ese Dios benigo, la mera posibilidad de que pensáramos inspirados por un Dios malévolo que quisiera confundirnos, harían nuestro conocimiento del mundo difícil, o directamente imposible.
Los razonamientos científicos se basan en la lógica matemática y en la contrastación empírica, pero la mayor parte del conocimiento no tiene esa certeza de la física, y sin embargo, es necesario, y su aceptación ¿No implica que hay una correspondencia entre la lógica y el mundo de los hechos?; sin embargo, si existe tal correspondencia es porque, como decía Descartes, al menos no están inspirados por un genio maligno deseando confundirnos.
De modo que lo primero que se ve necesitado de hacer René Descartes para proseguir su "Método" es demostrar la existencia de un Ser Superior que no desee confundirme con razonamientos torcidos. Esto, desde luego, debilita enormemente la razón como base del conocimiento en cuanto se le resta esta condición.
Podemos pararnos aquí. No me interesa entrar en el sistema cartesiano; sólo quería destacar esa aportación crucial de Descartes a los límites del conocimiento, pese a ser él mismo un gran matemático. Luego, la Ilustración hizo un mal uso y un abuso de la capacidad racional del hombre, incluyendo los que mal interpretaron a Descartes. Sobre todo porque prescindieron de la humildad cartesiana, la humildad de reconocer que si había un acomodo de la razón con el mundo, era por por algo, y que si se prescindía de ese algo, la razón se convertía solo en hueca arrogancia.
Fin: La humildad de Descartes le lleva a ir de peregrinación a Loreto, para dar gracias a la Virgen por su descubrimiento del Método.

3 comentarios:

  1. Interesante debatir el tema que propones Luis. Yo haria la distincion entre los intelectuales y los cientificos. Entre los primeros incluyo a los que formarian parte de la Ilustracion. Creo que los cientificos tienen otra diferente forma de enfocar el asunto. Un saludo. Charlete

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  2. Fumada, Minagui...

    Perilo

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  3. Rectifico. Esta muy bien separados los racionalistas de los cientificos. Fui yo quien no entendio bien en la primera lectura

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