Leyendo las memorias de Constancia de la Mora. Mejor de lo que esperaba, pese a sus opiniones maniqueas progresistas. Pero su narración fluye sencilla y llana, y sus observaciones no pueden ser más que acertadas. Se lee sin cansancio y con facilidad. No hay pedanterías ni ambiciones literarias; solo testimonio.
Uno se explica por qué las mejores cabezas pusieron su ilusión en una República. El rey hizo lo posible por hacerse odioso, y el apoyo a Primo de Rivera fue vender la corona por 7 años de orden. Lo que no sabían, esas cabezas (Unamuno, Ortega, Marañón), es que la República anhelada iba a caer en manos de los PSOISTAS, que desde el primer minuto querían implantar la dictadura del proletariado. Lo decían diariamente en sus publicaciones, pero los que podían verlo no querían verlo.
Es más, confirma mi tesis de que este país no ha resuelto su problema. Su problema, no nos damos cuenta, es muy hondo, de cosmovisión estrecha y de espaldas al mundo. Estrecha como para no caber matices entre los hunos y los hotros (Unamuno)que componemos el pueblo. Hasta 1808, España era un país católico. El problema es que sólo era eso. No había otra cosa que alimentara los sueños del pueblo, más que un catolicismo nada atractivo, además, basado en la aspereza. El luteranismo ni entró, y el erasmismo, que podía haber sido una fuente nutricia de variación, de matiz, de zona en la que floreciera algo entre los dos polos que se ofrecían a la gente: Catolicismo español adusto o nada... esa polarización que ha sido la causa de la sequedad interior, de la adustez, de la falta de compresión por lo diferente, de la falta de imaginación e ilusión por lo novedoso -de la falta de Adiáfora, diría Skinner-. Lo que único que tuvimos fue trentismo o infierno...
No sé por qué C. de la Mora me hace confirmar eso. Sus descripciones de una España aristócrata decadente, sin preparación para salir de sus devaneos "sportivos" liderados por el monarca(Polo, caza, tiro a pichón), y una España agragaria espesa, sin medios, sin asistencia, irremediablemente volcada al servilismo, creo que es real. El problema es que no hubo una clase social para evitar que los únicos que le robaran el poder a esas garrapatas perfumadas fueran los socialistas/republicanos, muy alejados del realismo y deseando implantar el régimen soviético en España. M Menéndez y Pelayo:
"España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio, esa es nuestra grandeza y nuestra unidad... no tenemos otra"... ¿La tenemos? Se trata de eso, de tenerla, no de volver para atrás.
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