Páginas

DECADENCIA DE OCCIDENTE

domingo, 9 de noviembre de 2008

Del corresponsal en Miami. Las cursivas son mías

Cuando dicen los alarmistas la preocupación que les causa que China se ponga a vender deuda americana, a mi me suena como lo del cambio climático, que el fondo lo que están diciendo es que les gustaría mucho que USA se fuera al diablo. (de Momento están muy esperanzados de que Obama se encargue de ello. Espero que no les oiga. SU gran ilusión: decir a EEUU lo que debe hacer).
En cuanto a la deflación, yo recuerdo bien unas navidades, supongo que era el 2002, en que en este país había miedo de caer en deflación. Entonces yo tenia solo unos meses en mi actual oficio, y sabia menos que ahora, pero seguí con gran atención aquello. Todos coincidían que lo peor que podia suceder era llegar a deflación, porque se sabia como combatir la inflación, pero no como hacer con la deflación. Se estudiaba muy de cerca el caso de Japón. No hubo alguien que dudara sobre esto, a toda costa había que evitarla, porque no era posible crecer estando de ella y la magnitud a que se enfrentaban las empresas y la economía en ese escenario, que sin duda lucia dantesco. No puedo decir que sucedió o como hicieron entonces, yo estudiaba los mercados y como sobrevivir económicamente. En el articulo que pones, Friedman es bastante claro, no deja lugar a dudas. (ese artículo ha pasado desapercibido aquí, incluso en centros de alto nivel. El otro día, un muy influyente economista de la derecha "liberal" me decía, ¿qué hay de malo en la deflación? jajajajaja... No se da cuenta que en deflación aumenta el valor real de las deudas... Y se cree un gran economista!!!)
Ahora bien, no acabo de entender tanta controversia entre economistas. Todo esto es algo que ya ha sucedido otras veces. No digo que sea fácil la solución, sino que no encuentro razón para tantos diferentes argumentos. (razón: no nos informamos: vivimos y hablamos de ocurrencias. Somos muy ocurrentes: Cuanto más sale alguien en Tv, menos sabe pero más caso se le hace.) jajajaja...
Por otro lado, siempre después de años de crecimiento la burbuja se pincha, pues es que llego el tiempo de pinchar, hay que resolver, es decir, hay que actuar y retomar confianza, pero no entiendo la controversia europea de si son liberales las medidas o si no lo son. Que sean lo que quieran ser.Ahora, mientras deciden si son liberales o no son liberales, la economía al carajo. Mi conclusión, retorica de intelectuales para no tener que trabajar ni asumir responsabilidades. De nuevo los intelectuales, que no es por lo que joden, sino por lo continuo. Sí, pero la gente, desconcertada y sin saber a qué atenerse...

6 comentarios:

  1. Creo en lo que tú dices, pero también es lógico pensar, que si hay dudas entre los economistas, entre la gente de a pie hay un total desconcierto.
    Por otro lado, recordando lo que deciamos el otro día sobre las radios españolas, hay un programa en radio intercontinental, que solo emite en Madrid o por internet, de Eduardo García Serrano, "Sencillamente radio", llama la gente y opina sobre un editorial o preguntas del conductor del programa, es totalmente libre la entrada, de 8,30 a 11,30 los domingos. Sencillamente buenísimo, por su soplo de aire fresco y libre.

    ResponderEliminar
  2. sí, lo conozco, pero hace tiempo que no lo pillo. Hoy , a ver si lo oigo.

    ResponderEliminar
  3. Por la hora de tu post, si has pillado cuando repite el editorial, es de suerte, te has perdido lo más jugoso del programa que es cuando llama la gente.
    Otra vez será.

    ResponderEliminar
  4. Ah, es por la mañana, es verdad!!! si no te importa, si te acuerdas, ponme un recordatorio el sábado siguiente, aunque creo que me acordaré.

    ResponderEliminar
  5. Exacto, Luis, la gente sin saber ni donde esta sentada, pero recibiendo cada vez mas mensajes contradictorios que aumentan sus preocupaciones

    ResponderEliminar
  6. JAJAJA...Gracias Luis por mi nuevo nombramiento. Me voy a mi blog a cumplir con mi obligacion de corresponsal

    ResponderEliminar

Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.