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DECADENCIA DE OCCIDENTE

martes, 30 de diciembre de 2008

Fin por mi parte

Ya se ha publicado la re réplica a Rallo; ya no tengo más que decir. En deflación es ilusorio esperar un medido ajuste de precios, pues todo el mundo sobre reacciona negativamente. Todos perdemos las referencias más elementales; la incertidumbre no nos deja medir serenamente el salario que debemos aceptar, o pagar en caso del empresario; ni el precio que debemos pagar por algo que seguramente valdrá más barato el mes que viene. Sabemos que el banco no nos presta porque él no sabe si podremos devolver el dinero; no sabemos cuánto tiempo tendremos trabajo; nuestros recursos no sólo se reducen, sino que se vuelven más inciertos. Todos volvemos nuestra mirada al estado, el "último asegurador", y todos queremos retener dinero, porque el futuro se ha vuelto incierto. He repetido 3 veces la palabra clave: incierto, incertidumbre, de unos respecto a otros. Es una reacción natural, pero los que creen en hombres sobrenaturales no se dan cuenta. No se trata sólo de ajustar a la baja, sino de saber cuánto y hasta cuándo. Cuando hemos de paga algo, miramos el billete sin saber cuando lo volveremos a ver.
El único que puede reducir la incertidumbre es el banco emisor, aumentando la oferta de liquidez que se ha secado por la reacción natural de retener lo que tenemos.
Y todo intento de quitar incertidumbre por el gasto y la deuda pública la aumenta, pues es un demandador de fondos cuando la oferta está congelada.
Creo que no hay más que decir por mi parte. Ahora bien, aparte de esa contingencia excepcional, creo que estoy de acuerdo con Rallo en otras cosas. Aunque creo que yo soy más realista sobre las debilidades y límites de la naturaleza humana, a la que no se pueden pedir comportamientos ejemplares.

2 comentarios:

  1. Luis, pues el futuro nos lo dira, y ojala ese futuro no sea muy lejano. Charlete

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  2. Feliz Año Nuevo. Charlete

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Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.