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DECADENCIA DE OCCIDENTE

jueves, 5 de agosto de 2010

¿Paro tecnológico?


En economix.blogs.nytimes, Casey Mulligan (al que no conocía pero vale la pena leer) explica el porqué de ese paro permanente que se está creando en EEUU, a pesar de las ofertas de empleo que surgen cada vez con más fuerza.
Hace poco Greg Mankiw sugería que era un problema estructural, de falta de adecuación de los parados a los nuevos empleos. Como el paro había caído sobre los trabajadores de la construcción, estos no estaban preparados tecnológicamente para otro empleo.
Veíamos recientemente que esto era falso (ver gráfico izda): que los servicios y las manufacturas habían sufrido mucho más el azote del paro.
Mulligan dice que la razón es más simple: la cantidad  de ayudas a los parados, y no sólo alimenticia, sino también de pago de hipoteca, subsidio al parado por primera vez, etc... desincentivan enormemente la búsqueda de empleo a alguien que ve que le van a quitar tan jugosas prebendas.
La oferta de nuevos empleos siempre ha ido seguida, sin mucho retraso, por la caída del paro.  En la salida de esta crisis, como puede verse en la figura, no. Luego no puede hablarse de un problema  de bache  tecnológico entre nuevos  parados y nuevos empleos. Lo que hay es acomodación pasiva a las ayudas públicas, que, cuando se consolidan son difíciles de suprimir.
En realidad, la economía USA no va tan mal; incluso podría decirse que va muy bien, si tenemos en cuenta que la construcción sigue hundida. Ha superado definitivamente la incertidumbre generada por la crisis del euro.
Dos datos son para mí reveladores: la tasa de ahorro de las familias sigue siendo alta, un 8%, pese a lo cual el consumo crece. La productividad crece a la tasa escandalosa del 6% anual, algo inaudito en estos parajes nuestros. Y luego están los beneficios empresariales, absolutamente elevados en el segundo trimestre. Eso, y la superabundancia de liquidez que atesoran Bancos & Empresas, se traducirá en más empleo tarde o temprano. Eso sí, esas ayudas "compasivas" a los desempleados, a los que les suspenden los pagos de hipoteca, impulsarán al alza los salarios y la inflación, ineludiblemente, a medida que se acerca la economía a su potencial máximo. Lo  cual obligará a la FED a restringir el dinero antes de que se llegue al pleno empleo.
La maldición intervencionista campa a sus anchas. Ciertamente, el paro no bajará al 4% de la "década prodigiosa"; la NAIRU de EEUU será durante mucho tiempo, mucho más alta que el pasado.
Los que piden -y son muchos- más proactividad por parte del gobierno y la FED, se olvidan de la inconsistencia temporal que lleva al banco emisor a sancionar lo que el intervencionismo está potenciando: un proceso inflacionario originado en restricciones y condicionantes a la libertad de contratación.

2 comentarios:

  1. Interesantísima entrada que llega a una conclusión que sin ninguna duda será aplaudida por los minarquistas y anti-intervencionistas: la intervención del Gobierno no sólo es éticamente reprobable sino que carece de la eficiencia pregonada, hasta el punto de obtener como fruto exactamente lo contrario de lo que pretende. Tampoco es que con ello se haya descubierto el Mediterráneo, porque esto es algo que se lleva diciendo, cuando menos, desde Adam Smith o incluso antes con Hume. Pero es muy importante remarcar esta idea con "sangre fresca" entendiendo como tal la extrapolación de esta verdad a nuestras penurias del día a día, las situaciones económicas que nos atañen e influyen ahora, pasen en nuestro propio barrio o a océanos de distancia.

    Muy buena entrada, didáctica hasta la médula, Luis, felicidades.

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  2. Muy agradecido, Carlos. Lo que me gustaría es hacer algo así para España, pero no he encontrado estadísticas de vacantes. Sería interesante porque en España saldría una caída de la demanda de trabajo, supongo.

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Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.