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DECADENCIA DE OCCIDENTE

domingo, 3 de octubre de 2010

Teoría

Mi breve teoría sobre la competencia es pedestre, de vuelo gallináceo, como diría Pla: hay muchas excepciones a su idoneidad, pero creo que la alternativa es mucho peor. La alternativa es más cara para la Hacienda pública, y eso se paga con creces.  Creo que el gobierno debe limitarse a cosas realmente imposibles para el sector privado. Y como eso es muy difícil, por mucho que se teorice, me parece que una solución práctica es poner un límite a los gastos del gobierno y, por ende, a los impuestos. Esto obligaría al gobierno y a los partidos a seleccionar más el gasto, y eso llevaría a mayor eficacia -no total- en la asignación de recursos públicos. Mejor que cualquier teoría sofisticada.
EEUU es el país que conozco de más baja presión fiscal, menos del 28% (incluido estados), 14 puntos menos que el país más bajo de la UE. Es un hecho, no una teoría matemática, pero creo en la eficacia de estas sencillas fórmulas. Son además fáciles de explicar. otro ejemplo es Chile, un modelo que nos pilla muy lejos, u por eso no le hacemos caso. Ya nos daríamos con un canto en los dientes si en España funcionara un acuerdo así.

Ah! para terminar, una frase de mi musa: "Yo no creo en la competencia a menos que uno compita consigo mismo." y es verdad, una verdad empírica, también.

2 comentarios:

  1. Cuando uno compite consigo mismo, crece como persona, se auto conoce y desempeña mejor toda actividad, aun la amatoria. El que compite contra los demás o termina frustrado o aprende a hacer trampa, o se vuelve brutal e inhumano.

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Ponga Ud. lo que quiera, Muestre su airada y justa indignación, su santa Ira, pero respete un mínimo sentido del decoro. Tenga en cuenta que las opiniones son libres, los sentimientos ofendidos dignos de reparo, pero serán tanto más respetados cuanto su expresión esté más alejada de lo vulgar.