"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 23 de noviembre de 2014

El plebeyismo

Aquí en España, los aristócratas han sido de tiempo atrás muy plebeyistas, como decían Ortega y Julián Marías. En la decadencia de España, los aristócratas, que participaban hasta entonces en la lidia de los toros a caballo, un día se apearon del jaco y empezaron a clavar banderillas y ejecutar medias verónicas y naturales, a competir con la plebe y mezclarse con ella. Era excitante, supongo. Para Ortega y Marías era un signo de la falta de respeto por las elites, vengan de donde vengan. Como adivinarán, está relacionado conceptualmente con la Rebelión de las Masas.

Desde los tiempos de Goya, que se amancebó con la duquesa de Alba de entonces, las marquesas se enredan en la cama con los chulapos, pues los marqueses estaban muy ocupados en otra cama con las chulapas. Ya no cortaban la cabeza por eso.

Así, la duquesa de Alba, que sigue una tradición desde los tiempos convulsos de la invasión francesa. De ahí su popularidad en Sevilla, único lugar donde se mezcla bien el Fino, el Flamenco y el Toro, la sevillana, y la PSOE. Todo ello amalgamado por una religión de vírgenes innumerables, que Miguel Torga definía como admirable y feliz mezcla de cristianismo y politeísmo. Todo es sincretismo.

La verdad es que es el único sitio donde a la gente se la ve feliz ante la expectativa de una ceremonia religiosa. En todo el mundo el cristianismo se ha orientado al dolor, al perdón, pero sin alegría, siempre con incesante dolor. En Andalucía no necesitan el perdón, pues son seres inocentes que nunca han pecado. Quizás sea un ramal perdido de Lutero, que decía que el cristiano debe ser feliz. No sé, son tan raras estas cosas que no se saben de donde salen... Son felices hasta en su Semana Santa, y sólo lloran si llueve y los magníficos pasos no pueden salir.

Los andaluces en realidad no saben de política, pues no leen la prensa. Ni la compran. No se amargan la vida con esa trampa mortal que otros han montado para amargarse a sí mismos.

Mi cuñado, entonces relaciones públicas, tuvo que ir varios meses a Sevilla para un trabajo en una campaña política. Era un gran amante de la música de los años sesenta, para él los Beatles eran Dios. Despreciaba el cante hondo y aún más las sevillanas. Fue en primavera, así que participó en las procesiones, en la Feria, y se vio todas las corridas de toros. Volvió alucinado, vuelto del revés. Aprendió a dar palmas, a entonar sevillanas - decía que "la segunda" era el movimiento que más le gustaba-, y admirado de esa gente que estaba un par de meses sin dormir, disfrutando como locos con sus rebujitos de la Feria.

Para mi la Feria, que no conozco, es como jugar a las casitas: cada uno tiene su casita, y se invitan mutuamente a tomar un rebujitos mientras se preparan grandes cocidos. Para que la ilusión sea mayor, se disfrazan. Los que pueden van a caballo luciendo brillantes atavíos, o en calesa, como si fueran tiempos pretéritos. Es una manera de ejercer ese placer oculto de dar envidia a los que van a pie, que por su parte no quieren perderse el espectáculo. Un poco como los ingleses en sus carreras de caballos, pero sin caballos compitiendo, que es lo que a mí más me intriga de esta historia: que no hay leit motiv, todo es un juego de disfraces y casitas. Antaño, era una feria de ganado. Se dieron cuenta que era más divertido sin ganado, sin transacciones, y se quedaron con lo demás: el juego.

Las mujeres bailan sevillanas, que es un sabio baile para el disfrute de los hombres, que sentados ven esos movimientos mágicos, ondulantes, esas figuras que muy pocos artistas han conseguido congelar en una pintura o una foto. Son como un pase natural en el coso: un recuerdo en la retina. Todo en Andalucía es fugaz si bello. Supongo que el feminismo acabará con este residuo de machismo, un poco como de mercado de esclavas, más pronto que tarde. Y es que las ideologías no entienden que la belleza es la evolución una flor nacida en turbios tiempos lejanos, que no se puede erradicar por una moral estrecha. Somos pasado, presente y futuro: es difícil ponerle un signo moral a todo el proceso con una sola regla.

Cayetana era la duquesa de Sevilla, de los sevillanos. Ese pueblo politeísta, que le ha quitado el amargor a todo lo que pedir ser bello, como la religión, la música, el trabajo, los negocios. A la duquesa la desvistieron de su pasado militar de la casa de Alba, de terrible recuerdo, que ella nunca se ha tomado en serio. Quizás ni lo conozca. Para acercarse un poco más a ella, hay que leer "Cayetana, maja del capote", de Raúl del Pozo.

3 comentarios:

Miguel E. dijo...

No viene al caso pero necesito desahogarme. Ayer me reuní con gente y defendían a Podemos. Acabé hablándoles de la fragilidad de la Democracia y de los derechos civiles (los de primera generación, que decimos los juristas). Son los derechos personalísimos (libertad de movimientos, derechos procesales, derecho a no sufrir tortura...). Después vienen los de segunda generación (participación política como el voto, la huelga, la manifestación...) y, por último, los sociales o de tercera generación (vivienda digna, derecho a un trabajo, etc.).

Sí es cierto que estos últimos se originaron en países comunistas...pero era lo único que tenían. La primera y segunda generación de derechos se esfumaron en dichos países.

Yo pido siempre que voten a partidos constitucionalistas (PP, PSOE, UPYD, CIUDADANOS y VOX) porque son los únicos que garantizan los dos primeros tipos de derechos, pero nadie atiende a razones.

Como en España no se ha vivido una dictadura de izquierdas nadie lo concibe.

Insto públicamente desde aquí a todo el mundo a ver La Vida de los Otros, Good Bye Lenin, etc.

La parte conocida como Alemania oriental estuvo SIN DEMOCRACIA de 1933 a 1989. Pasó del nazismo al comunismo directamente y, a título ejemplificativo, los campos de concentración nazis fueron usados por los comunistas tras la guerra para sus presos políticos.

En la Alemania comunista tenían casa, comida, un coche tras 6 meses de espera, un único corte de pelo para hombres y otro para mujeres...

En resumen, las condiciones vitales mínimas aseguradas (tercera generación de derechos), pero nada más.

Eran mucho más pobres que los alemanes occidentales, tenían que esperar meses para ir a otra región o país comunista (les tenían que aprobar el viaje aun siendo vacaciones; falta de libertad de movimientos - derecho de primera generación-), les podían detener sin motivo y sin abogado días en el cuartelillo de la Stasi (derecho de primera generación), poniéndoles las manos bajo el culo para ver si les sudaban en el interrogatorio y averiguar si mentían...

Por supuesto, nada de huelgas ni manifestaciones.

Miguel E. dijo...

A dónde quiero llegar; los alemanes orientales estuvieron bajo dictaduras de 1933 a 1989, aun siendo de tradición europeo-occidental y democrática y, una vez cayeron bajo una u otra dictadura, no se deshicieron de ellas salvo por la intervención de agentes externos (los soviéticos acabaron con Hitler en esa zona y una serie de circunstancias hicieron que los comunistas alemanes perdieran el poder en 1989).

Conclusión; votar a Podemos y ponerle en el poder no implica poder echarles fácilmente, ya que una vez perdida la frágil Democracia no se recupera.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sí señor es así.