"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 22 de noviembre de 2018

Malos tiempos cuando antes se excusa a un Rufián que a un Borrell

Espléndida lección la de Josep Borrell a ese incalificable provocador llamado para más inri Rufián, una lección de saber estar, hacer y decir. Por fin, después de tantos años, una muestra de que el famoso y perdido Seny catalán existe todavía. Lo de “serrín y excrementos” es una imagen de alto voltaje digna de un gran señor con imaginación. 
Luego viene la señorita pepis que es Ana Pastor a echar ambientador atufante y quita del diario de sesiones lo que se dijo, palabras como “fascista” y “golpista”. Esas palabras se pronunciaron y estuvieron unos segundos en el aire. El diario de sesiones está como testimonio, no como lección de moral estrecha y pacata. Mire señora o señorita Pastor: si se ha sembrado serrín y excrementos, si el Congreso es un circo que huele a tal, no sirve de nada echar ambientador y dar orden que se borren esas palabras. Como directora de Circo, ud no sirve, y es en lo que se ha convertido el Congreso, en un circo con olor a circo. 
Luego habría que comentar - pero se comenta por sí mismo - la tibieza teñida de frialdad con la que los del grupo parlamentario socialista han “defendido” (es un decir) a su compañero Borrell, el único que estuvo a una gran altura. Para rematar la faena, el presidente Sánchez, transgrediendo el castellano, con sus “diputados y diputadas” y demás embelecos, no mencionó al insultado y agredido Borrell, y echó la culpa de todo a Casado, qué casualidad. La culpa de los insultos de Rufián a los españoles, y del escupitajo o amago de, la tiene el PP. Toma ya. 
Muy malos signos de las ocas de Capitolio, cuando antes se defiende a un Rufián que a un Borrell. Algo escondido hay debajo de la mesa de juego. Adivinen qué. 

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