"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 20 de enero de 2019

¿Son necesarios los políticos?

Los políticos que tenemos son mentirosos, cortoplacistas, verborreicos, estúpidos si juzgamos por lo que dicen... no se angustien, pasa en todas las partes del mundo desarrollado, en mayor o menor medida. 
Pero podemos preguntarnos si son necesarios. 
Si hay políticos, tal como los he definido, es que hay democracia, si no, es que hay un señor dictador que asume todos los poderes. Ergo, si queremos democracia, tiene que haber políticos. Podemos mejorarlos un poco con una ley electoral más adecuada, que obligue a elegir personas, no paquetes de personas. También mejorarían reduciendo la enorme y dislatada capacidad de decisión que tienen las autonomías. 
A mí me gustaría menos actos solemnes, donde a los políticos se les calienta la boca y se van por los cerros de Úbeda, pero creo que es lo único que les gusta a ellos. Inauguraciones, encuentros con políticos extranjeros, o de otras Autonomías a falta de ello, y viajar mucho, inútilmente, porque luego en la conferencia de prensa conjunta apenas hablan de lo que han acordado. Generalmente acuerdan seguir hablando en un futuro próximo, sin más concreción. 
Una parte de este panorama se debe a que la gente confunde a los políticos con estrellas de cine y Tv, que no tiene nada que ver. También tienen la culpa los periodistas, que son todos miembros de una escudería que les compele a tener la mente nublada y defender sin fisuras a unos políticos y atacar ferozmente a los otros. No esperen otra cosa. 
Este machihembrado político-periodista es muy característico de España. Así se van formando las firmes mesnadas de cada escudería, que difícilmente cambia su voto por razones de orden práctico, que debería ser el objetivo principal. 
Se podría mejorar, pero ya digo que lo más importante sería desligar el voto de unas siglas y votar a personas a quien se les pudiera exigir responsabilidades, y más coordinación del Estado Central con las Comunidades, con éstas siempre supeditadas a la política nacional. 
En España, siempre ha sido característico que a los votantes y sus políticos les importe una higa la política exterior, cuando la verdad es que la posición de la nación en el concierto internacional es clave para el bienestar interno. El respeto a una nación está en relación directa con lo que sienten sus ciudadanos de sí mismos y de su bienestar. El particularismo local, que llamaba Ortega y Gasset, es muy fuerte en España y crea una fuerza centrífuga muy fuerte, en contra del interés por el exterior. 
Podemos decir que en España los políticos son demasiado localistas, los partidos cerrados y cerriles, consecuencia de la centrifugación estimulada por el diseño territorial... Esto ha dado lugar a una confrontación explícita de unas entidades contra otras, por encima del interés nacional, aparte del separatismo que definíamos en el post anterior como nuestro talón de Aquiles, que no es sólo Cataluña: Val Nivardo y Baleares están haciendo una política de inmersión lingüística “fuerte”, que exige a sus médicos saber la lengua local, cuando éstabnunca ha sido prioritaria. 
Pero la verdad es esta: los políticos verborreicos son una consecuencia de la democracia, y la ausencia de una dictadura. Luego podemos decir que son inevitables si deseamos lo uno y no lo otro. Para refinarlos, dependemos de ellos, lo cual levanta un fuerte escepticismo sobre qué se pueda hacer. Ellos tienen la sartén por el mango, con la que se arrean granos sartenazos, pero prefieren eso a un orden más racional. Es difícil que haya nunca unas elecciones tipo Francia, cuya finalidad es elegir a una persona. Pero esto lo impuso un dictador benévolo, De Gaulle, al crear la V República que remplazó a la IV, una partiticracia parecida a la nuestra de ahora. Es decir, las cosas estaban tan mal que todos se pusieron de acuerdo para recurrir a él y su patriotismo y pusiera las cosas en orden. Hubo como una suspensión de los políticos transitoria, tras la cual se pusieron otra vez a hacer política pero con nuevas reglas. La V República lleva desde 1958 funcionando correctamente, sin grandes cambios. 
Así que a veces hace falta suspender el orden seudo democrático, y que un dictador benevolente arregle las cosas con el consenso de todos, porque ellos por sí solos no son capaces: las propias reglas vigentes les empuja a enfrentarse en temas con una visión cortoplacista, de ganar elecciones que se encadenan una a otra con menos de cuatro años vista. 


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