"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 22 de junio de 2019

La Ahnenerber. La ciencia Nazi como búsqueda de la “Verdad absoluta”

En el libro 

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"Historia de la Ahnenerbe: De 1935 a la actualidad" de Juan Campos Ferreira

Tenemos un excelente ejemplo de cómo se puede retorcer la ciencia para buscar la justificación de la política, en este caso la política racista nazi.
En el post anterior  explicaba cómo la historia y la cultura de una sociedad pueden condicionar las leyes de la Economía. En éste, se trata de algo distinto: cómo un régimen totalitario buscará siempre la justificación ad hoc de su poder establecido. 
Como explica el autor de este libro, la Ahnenerbe fue una poderosa organización, con múltiples ramificaciones, bajo el mando directo de las SS, que con fines supuestamente científicos hizo una miríada de actividades, desde expediciones a experimentos con prisioneros (especialmente judíos), con el fin último de demostrar que el poder de Hitler estaba justificado por la existencia demostrable de la raza aria. 
Lo que es asombroso es el despliegue de actividades que se hicieron bajo este nombre, en las que participaron las mejores cabezas científicas alemanas, lo que demuestra de paso que ser un genio de cualquier ciencia no inmuniza contra la tergiversación y la mentira. 
Una de las obsesiones de los nazis y la Ahnenerbe fue demostrar que la raza aria tuvo una antigüedad enorme, de cuya casi extinción sólo quedaba apenas la raza alemana. Para ello se montaron expediciones innumerables por el mundo en busca de pruebas “científicas” de esos antecedentes. Curiosamente, entre ellos se contaba con que los antiguos guanches de las Islas Canarias eran una muestra, y allí mandaron una expedición que encontrara resto arqueológicos que demostrara que aquellos habitantes habían sido rubios y de ojos claros. Un fracaso total, como otras tantas expediciones que se hicieron, lo que no obsta para que luego los resultados fueran manipulados al gusto de los jerarcas. 
No hubo territorio sin explorar, desde Sudamérica a Asia, sin descartar la búsqueda del famoso Arca de los Diez Mandamientos, como vimos en la entretenida película de Spielberg “En busca del Arca perdida”.
No fue el único campo removido. También se interesaron por la caza de brujas, con dos Motivos paralelos. Los nazis, por una parte, estaban muy interesados en encontrar antiguas religiones que fueran sofocadas por la Iglesia católica, que fueran más afines a su racismo. Con ello querían aducir contra la Igkesia y Occidente sus persecuciones. Cuando Himmler, jefe de las SS, fue informado de que una bruja quemada en la Edad Media se llamaba Hilmmler, lo consideró como un antecedente familiar en el día se podría rastrear un antecedente familiar de nazismo. 
Por otra parte, las heterodoxias eran fulminantemente perseguidas, desde la masonería a la cábala y cualquier tipo de tufo semítico o simplemente antinazi, y rastrear orígenes de esas heterodoxias ayudaba a perseguirlas en el presente. 
En este campo se buscaron obsesivamente archivos y libros con el que se hizo un gigantesco fichero de todos y cada uno de los perseguidos, con sus datos personales, un fichero que llegó a las trescientas mil fichas y unos tres millones de libros. 
No debemos olvidar otro sombrío departamento de la Ahnenerbe, como fueron los crueles experimentos médicos de todo tipo con los prisioneros de guerra y de los campos de concentración, para probar nuevos inventos como las sulfamidas (recién descubiertas) o la resistencia del cuerpo humano a condiciones adversas, como el frío extremo, la gangrena, y todo lo que pudiera ayudar a los tropas alemanas en sus guerras. Los resultados de estos experimentos eran inmediatamente enviados al frente. 
Tras dicho frente iban los expedicionarios de la Ahnenerbe, haciendo prospecciones arqueológicas o saqueando sistemáticamente cualquier biblioteca o archivo que pudiera interesarles, minando así miles de materiales culturales, como hicieron el Polonia, en Rusia, o en Francia. 
La capacidad organizativa alemana puesta al servicio del Mal con mayúsculas.
Reflexión final: un científico no es una persona objetiva. Depende de sus creencias. Ya decía Ortega y Gasset que, para bien o para mal, estamos instalados en nuestras creencias, y es sobre éstas sobre las que construimos nuestras decisiones más o menos razonadas. Las creencias son, pues, ineludibles, aunque estén en nuestro subconsciente. Lo digo porque muchos de estos científicos eran nazis convencidos. 
No menos creencias tienen, entonces, los científicos “del otro lado”, digamos del lado occidental, que por muy democráticas que sean, se puede llegar a justificar con la razón cualquiera de ellas, con las consecuencias que sean. 

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