"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 1 de enero de 2020

Sentido último de la especulación

Especular es el destino humano, conjeturar, elegir y descartar es el destino humano; no querer ver que la muerte nos acecha es el destino humano. Cumplámoslo.

Hay un montón innúmero de escuelas de distinto pelaje que enseñan a los profanos a ganar dinero en bolsa. ¿Cómo - se puede preguntar uno - hay expertos que voluntariamente están dispuestos a vender el arcano de su saber? Al fin y al cabo, suele ser al revés en otras actividades. Existe en ellas cierto celo por ocultar, o ser el más primero en dar a luz, el secreto de una teoría, que bien puede valer un premio Nobel. 
En cambio, en el mundo de la especulación es cómo si los expertos fueran los únicos generosos dispuestos a instruir a los neófitos a cómo ganar dinero en bolsa. 
La explicación es bien simple. Cuanto más incautos apuesten por un producto en el sentido predicho por la seudociencia vendida, más se moverá el precio en el sentido deseado por el vendedor del crecepelo. 
Si yo desarrollo un modelo predictor del movimiento del precio del oro, o de una acción, o de la bolsa en su conjunto, y más gente me lo compra y lo aplica, al hacerlo moverá el precio en el sentido que a mí me beneficia, y con más intensidad, lo que ciertamente va con mis intereses. 
En otras palabras, cuanto más sea capaz de poner el efecto rebaño a mi servicio, más me beneficiaré. Éste  y no otro es el sentido de la generosa divulgación del arcano en todo lo relativo a la especulación. El efecto rebaño está presente siempre, y creo que no hace falta explicarlo. 
De ahí los excesos de subidas y bajadas, de ahí los quebrantos. Porque, claro, si un ingenuo se queda demasiado tiempo sin vender el producto, puede encontrarse que el avispado divulgador haya vendido antes y allá iniciado el movimiento de caída. 
Esto no ocurre en otros ámbitos especulativos, como el Casino. En él, tu resultado no depende de lo que los demás apuesten a lo que tú. En todo caso, al contrario. 
Sin embargo, Keynes decía que la bolsa se parecía a veces demasiado a un Casino, pero lo decía por la falta de relación de los precios con la solidez de lo social valores cotizados. 
Keynes decía que el juego de la bolsa era como la convocatoria de un concurso de belleza, en el que gana quien acierte a la belleza más votada, previo sorteo. Por lo tanto, los más listos no votarán por la que creen más bella, sino por quién cree él que votarán los demás. Esto “diaboliza” La bolsas, obviamente, porque muchas veces no hay relación precio-calidad. En realidad llega un momento que lo único importante es la relación del precio actual por el precio futuro, y eso es lo que enseñan a estimar con fórmulas mágicas los vendedores de crecepelo.
Entonces, ¿Por qué Keynes no movió un dedo para acabar con la bolsa? Por una razón: porque la bolsa necesita, y hay que defenderlo, liquidez, es decir, posibilidad de vender en cualquier momento aún con pérdidas, pues si no casi nadie invertiría y el capital productivo sería bastante más caro. En la bolsa se venden y compran acciones que a largo plazo representa el capital de una empresa, que puede llegar a ser un múltiplo importante de lo gastado.
Pero los movimientos alcistas y bajistas extremados de precios bursátiles no son buenos, especialmente cuándo la especulación está apalancada; es decir, el especulador se endeuda para especular. Se puede hacer de muchas maneras, en diversos instrumentos, o incluso a las bravas, como cuando el especulador “vende a corto”, que quiere decir que vende a futuro a un precio que supone que en la fecha prevista será más alto que el de mercado, en el que comprará el producto con ventaja sobre el previo pactado de venta. 
El apalancamiento excesivo, sobre todo si implica a mucha gente, y bancos etc, quiere decir que al caer la bolsa muchos se encontrará no con la necesidad de vender, lo que acelerarán la caída, lo que a su vez... Y no sólo eso, sino que muchas de las deudas serán impagadas, lo que afectará a Lama solvencia de los acreedores, los que a su vez... el apalancamiento es un signo distintivo de las grandes crisis, como la de 1929 y la de 2008. 
En estos casos, lo único recomendable es ofrecer liquidez a muy bajo precio,  por qué lo que busca todo el mundo es liquidez a un precio exorbitante, y el Banco Central debe buscar la manera de bajarlo. 
Por eso ahora estamos todavía sin salir de la crisis, lo que se nota en que en muchos países los tipos de interés son todavía no negativos. También se nota en la revolución política, de la que algún día nos arrepentiremos. 
Pero eso es otra historia.
Con todo, la especulación es consustancial al ser humano, pues siempre ha de estar adivinando el futuro lo mejor posible. Y a veces no tiene más medios que echar Una moneda al aire. Se podría decir que la naturaleza humana es de alto contenido económico, porque la especulación sobre el futuro es ineludible. Que a veces se resuelva pensando que las cosas seguirán igual, no quiere decir que la incertidumbre no está presente. Por ello es comprensible que algunos le dediquen toda su energía, y de paso le paguen tributo al dinero. Ahora bien, no debe confundirse la especulación con la inversión, dos conceptos muy distintos, aunque no sé la razón, se use el mismo nombre para ambos. 

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