Por fin una respuesta de principios a una política de hechos consumados perjudiciales para España. Esperemos que Ayuso no sea flor de un día y que sea el banderín de enganche de otros políticos con principios. Esperemos que existan esos políticos de principios, aunque aquí me temo que tropezamos con Sodoma.
Tenemos un sistema electoral que es un veneno como pronosticaba Popper(https://www.miguelnavascues.com/2014/08/la-democracia-no-existe-ni-ha-existido.html) para la estabilidad sin corrupción. El problema de España es que tiene que corregir muchas cosas pero a la vez ha de defender la Constitución, porque cualquier ruptura abriría la puerta al turbión del separatismo y otros demonios. Así que primero debemos conseguir una mayoría muy amplia de políticos decentes que puedan cambiar la Constitución sin romperla, algo realmente titánico, lo que aumenta el pesimismo como una losa de plomo.
Pero cualquier otro camino es el de la degradación sin límite del gobierno, el deshonor y la caída al precipicio. Hay un artículo de Cayetana Álvarez de Toledo en el Mundo de ayer sobre este tema, sobre el que no tengo reparos salvo uno: siempre se puede caer más bajo, como demuestra Venezuela.
Sea Isabel Díaz Ayuso el Hálito de renovación en el que converjan muchos.
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