El problema Israel-Hamas no es ético. No soy capaz de separar a los absolutamente buenos de los absolutamente malos. El problema es si vale la pena distinguir entre un país democrático, el único de la zona, o darle la razón a grupo terrorista asesino, que tiene subyugada a su “pueblo”, con las consecuencias que eso tiene. No es que Israel sea bueno o malo, es que Hamás e Hitzbula son terroristas que van a por nosotros con el explícito apoyo de Irán, y Rusia, y en la sombra China, con los que tarde o temprano deberemos enfrentarnos.
Lo que hay que sopesar es si debemos defender la civilización más benigna de la historia - la nuestra - o debemos cerrar los ojos a la amenaza terrible de ese uso de países liberticidas que sueñan acabar con Israel primero y luego con nosotros.
Porque esa amenaza existe y está más cerca que lo que se cree.
Algunos se reirán de mi afirmación sobre la civilización más benignamente de la Historia, pero es que es evidente. Si no piensas así es que eres un comunista iluso que no se ha enterado de la caída del Muro de Berlín.
5 comentarios:
Así es. No somos los buenos de la historia, somos los menos malos, que no es poco, es muchísimo.
Por cierto, me permito recomendarte una serie israelí sobre la lucha contra Hamás y el Estado Islámico, Fauda, sencillamente sobrecogedora, una obra dramática deslumbrante pero terrorífica a más no poder.
Está en Netflix.
Ah, sí, Fadua, la he visto. Muy buena
Efectivamente. Es que dudo que se pueda elegir entre bien o mal absolutos.
Bueno, creo. No se me ocurre ningún ejemplo.
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