Los hacedores de tal cirugía estética fueron muy eficientes, porque el PSOE, desde su nacimiento a principios del XX, mostró una alergia muy fuerte a las reglas democráticas, a las que siempre sobreponía el camino veloz hacia un socialismo crudo, de corte leninista, con su violencia revolucionaria que no hacia falta justificar. La Democracia era burguesa por definición, y a los burgueses había que eliminarlos.
Una muestra de este espíritu “caballeresco” la tenemos en lo que dijo su fundador, Pablo Iglesias en 1910, cuando ya consiguió ser diputado,“que veía justificado un atentado contra Antonio Maura”, jefe del partido conservador.
El PSOE no pensó nunca en colaborar en el régimen parlamentario para su estabilidad y mejora. Todo lo contrario, lo veía como un obstáculo a derribar para llegar a “la dictadura del proletariado”, incontaminado de finezas burguesas, como turnarse en el poder mediante elecciones. (Por el contrario, cuando la dictadura de Primo de Rivera, si se sintió cómodo colaborando con él.)
Con los acosos reiterados de la fuerzas aliadas extra parlamentarias: nacionalistas, socialistas, sindicalistas, y desde 1916 con la discordia de las Juntas Militares, síndicos del ejército que no veían mal la caída del rey Alfonso XIII.
Esa alianza de fuerzas tan diversas y fuerte a la vez, fue erosionando el régimen de la Restauración (parlamentario, con sufragio universal, y libertades fundamentales reconocidas) desde 1917, en un contexto de Guerra Mundial en la que no participó España, pero sufrió presiones y chantaje de unos y otros combatiente.
Ya se sabe el curso de los acontecimientos que llevaron a la guerra civil, guerra que con frecuencia fue anhelada vehementemente por los dirigentes del PSOE. Como muestra, cuelgo aquí esta página del libro de Cesar Vidal, “Las checas de Madrid”, en el que se describe la actitud del PSOE durante los convulsos años treinta.
Pueden descargarla y ampliarla. Verán que tanto Indalecio como Largo Caballero tuvieron un papel muy activo en el golpe revolucionario de 1934, como “solución rápida” a haber perdido las elecciones meses antes - y ante la negativa de Alcalá Zamora, presidente de la República de anular las elecciones. La llamada al golpe no tuvo ningún apoyo social, salvo en Cataluña por los nacionalistas y en Asturias por los sindicatos, UGT y CNT. El golpe fracasó, pero no la conspiración activa del psoe y partidos republicanos radicales como el de Azaña, tan insatisfecho como sus amigos socialistas con el Estado (al parecer patrimonio de ellos) gobernado por la Derecha. La página seleccionada muestra que los lideres socialistas no se mordían la lengua cuando reclamaban violencia y guerra civil.
Observes el no pequeño matiz de que estaban rebelándose contra su propia constitución promulgada tan solo dos años antes.
3 comentarios:
Promulgada pero no refrendada por el pueblo español al que se le otorgó. Debieron de pensar que eran demasiado burros para entenderla.
Exactamente, no sometida a referéndum. Refrendada por ellos mismos, los conspiradores del Pacto de San Sebastián, quienes firmaron el primer gobierno de la República, elegidos por ellos mismos....
Pues si.
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